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Review of Noise & Capitalism in Volume!

Friday, June 11th, 2010

Review of Noise & Capitalism in Volume!
by Aitor Izaguirre (French)

http://www.mattin.org/Aitor_Izagirre.pdf

Noise & Capitalism, Mattin & Anthony Iles (Eds.) Arteleku Audiolab (Kritika series), Donostia, 2009

Editado por Arteleku Audiolabi , Noise & Capitalismii no es un libro académico, se trata más bien de un libro editado al modo de comisariado artístico, donde se convoca a un grupo de personas a participar. Mattin (mattin.org) es un artista vasco que trabaja con la improvisación y el ruido tratando de analizar las implicaciones sociales y económicas de la música. Anthony Iles es escritor y editor londinense en proyectos como la revista Mute (metamute.org). La lista de colaboradores y los temas tratados en el libro vienen de vínculos y relaciones creadas en contextos de práctica de la música experimental, y no de un centro académico. Una buena forma de acercarse al libro es entendiéndolo como una improvisación colectiva donde, bajo las nociones generales del título, cada cual va aproximándose desde su individualidad a un espacio común. No hay una tesis principal en el libro, hay una cadena de preguntas, respuestas, sugerencias. Hay disonancias, posiciones contradictorias pero también lugares comunes. Empieza con una portada experimental donde se transcribe el proceso por el cual se ha ideado la portada misma y las relaciones que se han trazado para ello. Los estilos (discursivos) son muy distintos entre sí; hay músicos, filósofos, artistas y críticos hablando. El tema sobre el que orbitan es la música experimental y las relaciones de ésta con el capitalismo. ¿Qué tipo de relaciones son estas? Son relaciones de sometimiento a la vez que de resistencia, entendido el ruido como un aspecto implícito al capitalismo y su despliegue de poder, o como la distorsión de su orden que se cuela por las fisuras desde abajo, desde las resistencias.

Introduce el libro Iles. Tomando el caso The Foundry (Hackney) repasa cómo el capitalismo en mutación permanente se sirve hoy especialmente de los artistas (de su creatividad y su rol social) para reforzarse en beneficio propio. El caso de la gentrificación mediante el artista es paradigmático. A partir de esta reflexión va presentando algunas ideas relevantes de los textos.

Mattin abre y cierra el libro con dos ensayos. En el primero explora el potencial de la improvisación a través de la idea de “fragilidad” tomada de Radu Malfatti. Al improvisar el músico se expone a situaciones de fragilidad que según Mattin son las realmente interesantes, las que hacen ampliar el campo. En el último aborda otra cuestión crucial para entender la situación de los “creativos” hoy: la propiedad intelectual. Plantea, como inherentes al noise y a la improvisación libre, una relación problemática hacia la idea de autoría, tratando de defender el anti-copyright y su papel en el contexto de economía informacional como una consecuencia natural de estas prácticas de resistencia (más allá de los sonidos hacia la producción-distribución).

En los 90 se pensó el “género” noise como algo fascinante. Pero esa categoría es muy vaga. Csaba Toth trata de defender que el noise como género se define por “toda una matriz socio-cultural”. Si la sociedad del espectáculo es, siguiendo a J. Attali, la sociedad del silencio, entonces el noise actuaría como disonancia y fuerza crítica. Los cambios en el capitalismo habrían traído la “rehabilitación visible y audible” de la ciudad, imposición neo-fascista del silencio como único código. El noise por tanto entraría en este contexto como forma cultural de resistencia.

Edwin Prévost (AMM), ve en la música improvisada una alternativa a las relaciones sociales mercantilistas. Al margen de la conciencia política de los músicos, al improvisar hay implícitamente un modelo de resistencia, alternativo al de mercado. Aborda la conciencia política de los músicos después de haber hecho unas consideraciones sobre sus relaciones básicas con el mercado. Al tener que auto-inventarse constantemente y ser intrínsecamente dialógica, la identidad del grupo tiene que aflorar por encima de las individualidades autoritarias cada vez que se toca. Aunque ve antecedentes claros en el grupo de New York en torno a J. Cage y la escuela de Darmstadt, la improvisación libre llega a otro campo más anti-autoritario donde la “producción de sonidos” se entiende cultivada de forma fuertemente personal en un contexto social sin mediar (por partituras, etc.) que choca contra ideas como “celebridad”.

En el discurso de Ray Brassier se aprecia una dedicación filosófica. Su acercamiento es interesante ya que extiende el ruido más allá de su aspecto acústico. A través de dos grupos de música ruidista propone que el ruido, por definición, es una “interferencia conceptual”. Traspasa los límites claros de la categoría y es por naturaleza anti-genérico. En el noise colapsan los límites y se abre el nuevo campo de la anomalía. El género está muerto precisamente por eso, por la irrupción del ruido dentro del campo musical (artístico y deberíamos de entender también, social). De aquí la contradicción inherente a los intentos del mercado por crear una parcela general “noise”.

Una idea de gran interés que encuentro en el texto de Bruce Russell es la relación entre práctica artística y toma de conciencia colectiva de la realidad social o de alguno de sus aspectos. Un texto extenso y lleno de ideas interesantes, que toma de la tradición marxista más heterodoxa (Gramsci, Lukacs, Lefevre…) ideas como la de “ontología social” y se sirve del aparato teórico situacionista para trasladar algunas ideas clave al terreno de lo que define como “trabajo sonoro improvisado”. Tras entrar a analizar las claves teóricas de esa tradición que desemboca en la Internationale Situationniste, ve en la práctica de la improvisación no idiomática un lugar de sentido contemporáneo para ideas como la de situación construida, o détournement. De ahí pasa a aspectos de esta “praxis crítica” como son el rechazo al “culto del compositor”, de las reglas musicales, de “los modos jerárquicos de composición, lectura de partituras y conducción”. Al final del trabajo la idea de “tiempo” y “unidad de la experiencia” aparecen centrales para el análisis crítico del valor de la improvisación.

Nina Power, intenta aproximarse a la cuestión del ruido a través del género. Analiza la relación entre máquina, ruido, trabajo y mujer. Las mujeres habrían guardado una relación especial con la máquina y, por tanto, concluye (en lo que a mi parecer es una falacia) con el ruido. ¿Qué pasa cuando la mujer crea sus propias máquinas? se pregunta. Para ello toma como ejemplo el trabajo de Jessica Rylan música que construye sus propios instrumentos sonoros y produce con ellos un ruido que sería alternativo al tradicionalmente hegemónico masculino. El ruido de Rylan es un ruido personal. Al hilo de esto predice un nuevo imaginario ruidista femenino.

Ben Watson (quien sugirió el título del libro) es conocido por su trabajo sobre F. Zappa y por el extenso trabajo sobre la obra de D. Bailey. En este libro nos hace un repaso a las relaciones de la música con el mercado. Para ello se desplaza desde el músico al papel del crítico musical que trabaja para el sistema a través de medios como la revista The Wire. Aquí se plantean problemas como el del “nicho”, por el que se pretende buscar a una práctica tan incómoda como es el ruido (y la improvisación que los incluye), su casilla apropiada que la categorice y funcione así en el sistema de mercado. Matthiew Hyland continúa con Bailey para llegar a los músicos-artistas contemporáneos. Así entra en la cuestión de cómo se relacionan como músico con el mercado.

Matthieu Saladin es músico y filósofo y ahonda en conceptos centrales desatendidos para el análisis de la relación improvisación-capitalismo. Primero entra en los aspectos de resistencia intrínsecos a la improvisación. Después, de la mano de investigaciones sociológicas va a considerar “el nuevo espíritu del capitalismo”, y cómo éste ha mutado para seguir reproduciéndose, empleando una serie de elementos asimilados de la crítica social de movimientos obreros y de algunos elementos críticos centrales de las vanguardias, especialmente presentes en la improvisación no idiomática (creatividad, adaptación constante a nuevas situaciones…). Las nuevas formas de gestionar el trabajo en las empresas, reproducen estos modelos, trasladados al orden económico, en su precariedad y fragilidad. Saladin se refiere a cómo han cambiado también las audiencias desde los 60-70 a hoy en conciertos de música improvisada. Hoy la conciencia política está casi ausente. Sin embargo, la dimensión política de esta música mantiene su aspecto crítico que aflora en su estética. Su ausencia de identidad apunta a una diversidad innata como un espacio vacío que la permite existir. No preexiste sino que tiene su razón de ser en la pura práctica. Refiriéndose a J. Ranciere advierte que es el “disenso” el que viene a ocupar el espacio vacío en esa práctica, no porque no se llegue a consensos en ella sino porque éste no se persigue necesariamente como en otras músicas. El ruido aflora en el impredecible encuentro de esas diferencias contribuyendo al cuestionamiento de las divisiones estéticas.

El texto de Howard Slater es el más confundente, retóricamente mucho más hermético, en ocasiones como conteniendo ruidos, sugiere sin embargo una serie de ideas de gran interés para el análisis del nuevo capitalismo y sus relaciones con la música (y con todo el orden sensible de lo social). El tiempo-espacio de producción se ha extendido fuera de la fábrica tomando la vida humana entera. Ninguna actividad queda fuera del orden productivo, incluso nuestras propiedades-afectivas. Así, nuestros sentidos (membranas) serían, no sólo puntos estimulados por los mensajes de los medios sino “puntos cruciales para el constante mantenimiento de nosotros mismos como ‘puntos de circulación’”. El capitalismo automatizaría así nuestros sentidos y afectos como primer golpe para seguir reproduciéndose. Es el campo de batalla para la “guerra en la membrana”. Aquí es importante el papel de agente antagonista que otorga a las prácticas estéticas de vanguardia cuya más importante labor, sería la desautomatización de los sentidos otorgándoles una tarea crítica en la “construcción de nuestra subjetividad” autónomamente. Así la improvisación y el noise jugarían un papel crucial contra la forma de alienación más radical, la de la percepción, produciendo un nuevo nivel de “percepción de la percepción”.

Se trata en definitiva de un libro rico en preguntas abiertas y sugerentes para quienes quieren introducirse o ahondar en las relaciones entre música, política y economía difícilmente resumible en un espacio tan corto como este. Creo que es fácil ver algunos precedentes a este proyecto en los libros de C. Cardewiii, y especialmente en el trabajo de J. Attali sobre la economía política de la músicaiv. Sin embargo el enfoque de Noise & Capitalism difiere de aquellos. Hay más puntos de vista y encontrarle un centro es una tarea imposible. Lejos de teorizaciones ajenas a la actualidad y enquistadas en problemas alejados en el tiempo, nos sitúa en el momento preciso en el que estamos y en la clase de problemas derivados de una sociedad dominada por el orden económico actual. La cercanía de los contribuidores con las prácticas más contemporáneas evita que nos alejemos de una serie de problemas urgentes y actuales. Es una pena, sin embargo, que nadie se haya atrevido a tratar de forma explícita y sistemática los aspectos básicos de la relación entre el capitalismo y el ruido como fenómeno acústico.

A. Izagirre

http://gabone.info

iArteleku es un centro público de arte en Donostia (http://blogs.arteleku.net), Audiolab es el laboratorio de sonido del centro, desarrolla actividades teóricas y prácticas en torno al sonido, el arte sonoro, etc. (http://blogs.arteleku.net/audiolab).

iiEl libro está disponible para libre descarga en http://blogs.arteleku.net/audiolab/noise_capitalism.pdf La versión en formato físico no se vende sino que se distribuye bajo el modo de intercambio con el centro editor. Dos ediciones más en Español y Euskera se editaran a principios del 2010. Más información http://blogs.arteleku.net/noise_capitalism

iii CARDEW Cornelius (1974), Stockhausen serves Imperialism, London, Latimer New Dimensions

iv ATTALI Jacques (1977), Bruits: essai sur l’économie politique de la musique, Paris, PUF