Ruido diario #95

(..) al tocar, los italianos no observan el tempo; el tempo es cosa de los alemanes; por un lado está el ruido alemán, el estruendo de la música alemana, ritmada por una medida implacable (“los primeros tempistas del mundo”); por otro lado, la ópera italiana, suma de placeres discontinuos y como insubordinados; es lo natural, garantizado por una civilización de mujeres.

Roland Barthes
“El Susurro del Lenguaje”, Paidós 1987

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