Ruido diario #40
Winston Churchill dejó sentado que en una democracia si alguien llama a la puerta a las 6 de la mañana es el lechero. En Burlata era de madrugada cuando se oyó ruido al otro lado de la entrada. La madre de Iñigo Gulina abrió y se encontró a casi 20 guardias civiles armados hasta los dientes. Acabó en el hospital. (…)
No era para menos. Mari Carmen escuchó unos ruidos extraños al otro lado de la puerta, como si alguien hurgara en ella. Y al abrir se topó de bruces con la imagen de guardias civiles empuñando sus armas. Entre quince y veinte uniformados irrumpieron en cada domicilio, según explicaban los testigos.
Ramon Sola, “Lo que las cámaras no grabaron”