ESTÉTICA, POLÍTICA Y EL AMO

Ya que la cosa parece que va de amos y de remontarse a décadas anteriores:

“Me refiero a que relaciono estética y política. Puede parecer delicada esta relación y yo quiero que desde el principio no tengan ustedes ninguna prevención: todo es claro, cordial y constructivo en lo que voy a intentar explicarles.

Aquí el término “negativo” (estética negativa, teología negativa) se refiere al procedimiento de actuar creadoramente por sucesivas negaciones, en una serie progresiva de eliminaciones, fenomenológicamente, reduciendo entre paréntesis todo aquello que debemos apartar para aislar el objeto verdadero o la acción que perseguimos. Así, sabemos de la teología de los místicos, que alcanza por una serie de eliminaciones, de nadas, esa Nada final (en San Juan de la Cruz) en que se entra en descubrimiento directo y en contacto, en comunión, con Dios.

El arte está entrando en una zona de silencio (yo terminé en un espacio negativo, en un espacio solo y vacío). En esta Nada el hombre se afirma en su ser.

En política equivaldría (como en el arte, como en la vida) a la eliminación de toda práctica de partidos, de toda memoria, prejuicio o conveniencia exterior, para la definición de una forma (la forma de un comportamiento, de una medida, de una conclusión), por un planteamiento semejante al del diseño industrial. Diseño es el planteamiento de una ecuación en cuyo primer miembro e colocan los factores que se trata de solucionar y cuya resolución debe aparecer como producto en el otro miembro de la igualdad, en el lugar de la equis, de la incógnita. No caben errores en una operación de diseño (diseño espiritual, estético, industrial o político) si la operación es planteada con verdadero rigor. Maldonado, director de la Escuela de diseño industrial en Ulm (Alemania), avanzado centro de formación artística y de aplicación de la experiencia del arte contemporáneo a la industria, estima que la belleza de un producto (y concretamente se refiere a la forma de un automóvil) debe ser prevista como un factor fundamental. Para mí la belleza es siempre una consecuencia funcional de los demás factores y jamás debe ser anticipada en el primer término creador de la ecuación. El pensar antes en la belleza es un error, que corresponde en política a la alteración de los verdaderos resultados por inclusión como agentes verdaderos de una solución a previsiones o consideraciones externas, conveniencias o tácticas de partido. En mi interpretación pura del diseño (que expliqué en la Escuela de Arquitectura de Montevideo, el pasado año) el resultado debe aparecer siempre como algo imprevisto (es esto lo que suele asustarnos a todos) y que proporciona a esta operación creadora, eficacia rapidísima, solución inmediata y revolucionaria. Y es el único camino que puede servir para arrinconar, en una palabra, ese viejo sentido común conservador (lento, torpe y estúpido, que seguimos por costumbre y comodidad invocando), el cual se transformará (se transformaría) en un “buen sentido”, que ha de convertirse en el nuevo sentido común que tanto precisamos en la nueva situación de los conocimientos y de la vida.”

Fragmento de “Quosque Tandem…!”, por Jorge Oteiza. 1963.

Saludos,

Héctor.

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