extracto de entrevista a Hector Rey

[aparecera publicada en su totalidad en el primer numero de URSONATE]
¿Cuál es tu opinión del llamado arte conceptual, qué opinas de la corriente musical que trabaja dentro de estos métodos? ¿es una forma quizás de paliar la insuficiencia a nivel de texto que puede achacarse a mucha música experimental, tal vez demasiado abstracta?
No es lo mismo el arte conceptual entendido como corriente surgida a mediados de los años 60 como posicionamiento dentro del campo artístico, que quizá pudo tener cierto sentido en su momento, que esa tendencia radicalmente conceptualizadora que se ha venido practicando largo y tendido en el arte, no ya como oposición a ciertas posiciones previas y mucho menos como innovación, sino como enfoque exclusivamente  lingüístico o “de idea” de las prácticas artísticas, que es algo que no sólo se ha extendido hasta nuestros días sino que cobra cada vez más fuerza, en mi opinión peligrosamente. Yo creo que la preponderancia del concepto (y por ende el arte conceptual) ha sido y es muy dañina en la creación artística por muy diversos motivos. De primeras, porque el uso de elementos lingüísticos o pertenecientes al pensamiento previo relega el arte a una mera condición representacional, entendiendo la representación no como ilustración de cuestiones externas sino como elaboración de algo existente de antemano en algún lugar del pensamiento. Esto hace de la obra exclusivamente la inmaterialidad de la idea y de su propio proyecto, sin tener en cuenta la fenomenología del material y las condiciones específicas que la actuación sobre dicho material puede tener. Es pura incorporeidad. Si el arte existe para aquellos huecos oscuros para los que el lenguaje no es suficiente, para aquello que, de alguna forma, escapa y no es representación –al menos entendida como representación consciente- ¿cómo vamos a enfrentarnos a ello desde parámetros lingüísticos? En relación con esto, podríamos decir también que es el arte que transcribe todo a lenguaje puramente razonado desde el pensamiento lingüístico, por lo que no existe el imprevisto sino que la obra en muchos casos se constituye como una mera imposición por parte de quien la crea. El hecho de que surja, además, de un pensamiento extremadamente proyectivo que parece querer tener las cosas terminadas antes de empezar, como comenzando por el final, hace que sea un tipo de arte inherentemente finalista, cuyas obras no descansan sobre el tiempo presente sino que parecen ser deudoras del futuro implicado siempre en la idea de proyecto, parecen morir cuando el proyecto ya se ha llevado a cabo. Tampoco hay que olvidar, por ejemplo, la tendencia tan masificada de jugar con la ocurrencia, el chistecillo visual, la gracita de la proposición más original, sin apenas estructuración ontológica y cuya importancia recae sólo en la llamada de atención y la sorpresa, convirtiéndose tanto por su propia naturaleza como por la excesiva repetición de dichos esquemas en algo, en mi opinión, absolutamente anodino. Además, este tipo de propuestas conceptuales y “de idea” contribuyen en cierto modo a la institucionalización del arte y al Poder, son el mayor favor para los y las críticas de arte que necesitan el verbo, lo discursivo, para poder llenar libros y catálogos, dejando de lado otra serie de cuestiones quizá más trascendentes y pudiendo facilitar una supuesta transcripción del significado completo de una obra, cosa que desde mi punto de vista es terrible.

Igual que lo es en cualquier otra disciplina artística, así lo es en cierta medida con el sonido. Es decir, es muy habitual ver artistas de audio que trabajan según estos parámetros. A pesar de que no sea algo que a mí me guste y que no considere estrictamente experimental, siempre existen propuestas que tienen interés y que, dentro de su propia naturaleza, pueden tener mucha validez aunque no concuerden con nuestro gusto personal o nuestras visiones del arte. El principal problema que veo en este tipo de propuestas sonoras en las que lo lingüístico (ya sea a nivel de concepto como a nivel de idea en el sentido de ocurrencia) tiene preponderancia es que, muchas veces, llegan a tus manos trabajos sonoros cuya escucha no es indispensable. El propio objeto-disco parece ser ya un contenedor conceptual que lleva inserta la idea que lo generó, la estrategia por la que fue creado. La propia existencia del disco y el saber acerca de su contenido ya parecen ser suficiente. Con saber de qué va la cosa, cuál es su intencionalidad, ya casi lo tenemos todo, sin necesitar expresamente escucharlo, en mi opinión. Podría ser, por decirlo así, un disco-acción, su propia creación ya lo completa, sin tener en cuenta la fenomenología de la escucha ni la experiencia propia de su contenido. Otro problema, ya más personal, que identifico es la creencia en que lo discursivo tiene un potencial político y revolucionario, cuando al final, al tratarse de información simplemente lingüística, no plantea un verdadero cambio ni una auténtica transgresión de nuestros propios esquemas sino que se queda en una mera exposición de ideas, un panfleto político. En mi opinión, la propia forma no discursiva tiene el potencial de ser muchísimo más revolucionaria, entendiendo revolucionaria no como sierva de unas ideas concretas sino como impulsor hacia un cambio más personal con cuestiones como la generación continua de lo nuevo y la superación de las trabas propias de nuestro pensamiento y percepción. La propia forma, con su potencial de quebrantar los esquemas del sujeto creador, genera un avance real, no situado en la mera representación.

Dicha forma de trabajar quizá no tenga que ver estrictamente con una insuficiencia a nivel de texto de la música experimental, sino simplemente con la comentada tendencia masificada en el arte en general. Si consideramos el texto no desde la literalidad (que podría identificarse en la letra de una canción en la música popular o tradicional) sino desde una perspectiva más sofisticada que lo identifica con lo discursivo, nos damos cuenta de que dichas piezas conceptuales acarrean a sus espaldas grandísimas cantidades de información textual discursiva que, de hecho, es condición indispensable para su completa percepción. Por lo tanto, creo que es obvio que hay un plus de texto añadido respecto a otras propuestas sonoras, pero aún así no creo que el desarrollo de este tipo de cosas tenga que ver específicamente con ese añadido, sino más bien con la filiación a una simple tendencia muy masificada dentro del arte en general.

63 Responses to “extracto de entrevista a Hector Rey”

  1. Mera Mann | AVRDirect.com Says:

    [...] MRB | AMM » Blog Archive » extracto de entrevista a Hector Rey [...]

  2. :D Says:

    Cansino, CARGANTE, REBUSCAO!

  3. Little Pack Says:

    Este texto me parece una sublime tontería y una sublime mierda. Ambas cosas simultaneamente.

  4. pedro Says:

    totalmente de acuerdo con Little Pack

  5. aitor Says:

    ¿es la notación musical (la que sea) conceptual?

  6. mattin Says:

    en todo lo que hagas habra elementos conceptuales
    el hacer una separacion general entre lo que es conceptual y no lo es -sin hablar de casos concretos- quita peso a un argumento ya muy oido por las partes mas reaccionarias del arte (Grenberg) y la improvisacion electroacustica (Erstwhile)

  7. Héctor Says:

    Kaixo Aitor y Mattin!

    Aitor:

    En mi opinión el tema de la notación musical no tiene que ver necesariamente con una concepción lingüística y conceptual de la música, sino más bien con el uso que se haga de ella. Por una sencilla razón: hablar de notación musical no es hablar del constructo sonoro, sino más bien de su transcripción.

    Esto no quiere decir que la naturaleza de lo construido tenga que ver con concepciones lingüísticas o con ocurrencias, ni que su génesis sea necesariamente ideal, sino que hay una transcripción (ya sea en forma de requisitos previos, instrucciones, articulación de tiempos o simplemente un pentagrama tradicional) del constructo sonoro con diferentes fines (ya sea su perdurabilidad, o por ejemplo el uso de determinados recursos logísticos que no están de la mano de una sola persona, o miles más). Por supuesto que puede existir un enfoque conceptual de la notación, pero insisto en que en mi opinión no es lo mismo la transcripción que el constructo sonoro generado, que puede no tener que ver con reflexiones lingüísticas ni de idea.

    Incluso en la composición musical más clásica (estoy hablando de hace siglos) la estructuración no surge por inspiración espontánea/mental sino con un proceso de construcción con el material mismo (la cuestión es que al hablar de sonido estamos hablando de un material incorpóreo, por lo que tiene sus propios requerimientos procesuales, cosa que por ejemplo con la escultura funciona de otra manera. Los sonidos no se tocan, pero eso no quiere decir de ninguna manera que nazcan de lo proyectivo), por lo que no es necesariamente un modo de trabajo proyectivo ni una estructuración previa, sino en base a consideraciones ontológicas y objetuales, no imposiciones. También creo que está bastante claro que se puede trabajar y construir de una manera puramente material (sin trabajar conceptos, ideas u ocurrencias) usando “el coco” (que no las ideas) -esto también es bastante obvio ya que siempre entra en juego, pero desde otra parte, funcionando de otra forma- pero no para trabajar previamente sino para articular en presente… sin que sea una herramienta proyectiva. Hay un material, sea de la naturaleza que sea.

    Mattin:

    No sé cuál es la validez de esa primera afirmación tan tajante. Es decir, si me lo permites, yo creo que pertenece total y exclusivamente al terreno de la opinión, no sólo porque la veo como frase inconexa en el post sino porque creo que no necesariamente tiene que ser así, pero esto último es sólo una opinión.

    Que algo esté o no muy oído no le quita ni resta validez, son dos cosas totalmente independientes. Es decir, para mí hay una diferencia entre la novedad y el avance: no necesariamente lo nuevo tiene por qué generar un auténtico avance en la creación ni en el desarrollo del sujeto creador. Creo que esto es bastante obvio, algo puede ser nuevo y a la vez una patochada (o no serlo, por supuesto) por muy de moda y masificado que esté. Si se toma el avance como condición subjetiva, como algo más vital no situado en la representación, jamás podría llamar “avance” a la repetición de esquemas desde mediados de los 60.

    Tampoco creo personalmente que sea importante que un argumento esté repetido por las partes más reaccionarias del arte, no creo que eso tenga relación directa con su validez. No estoy de acuerdo en limitar el potencial del arte y hablar de ello desde adjetivos como “reaccionario”, ya que es un término que pertenece al juego ideológico – Panes et Circes -. Desde mi punto de vista, es más reaccionario aquello que está estancado desde hace décadas. No sólo reaccionario, sino algo peor: me vienen a la cabeza todas aquellas acciones o propuestas que el Poder tolera y que le dan al Poder mismo una imagen humanizada, tolerante, una falsa esperanza. El día que el llamado “arte político” solucione el mundo… que me aspen. Yo no veo nada más que proposiciones, panfleto, idea, no una corporeización real de cambio, no una rotura de las estructuras del sujeto. Como en el arte conceptual en general, pura proposición. Para esas cosas se puede hacer una manifestación (en las que, por cierto, la mayoría de la gente al terminar nos volvemos a nuestra casa y seguimos como antes), una barricada… cosas mucho más útiles que el arte, de cara a plantear un cambio en mi opinión bastante superficial. El otro día leí algo sobre una obra ultraconceptual que hay en Madrid que consiste en un jardín en el que están representadas (jeje) en forma de árbol las diferentes costumbres consumistas que tienen lugar a lo largo del año, como Navidad o Semana Santa, y el autor decía que era su forma de expresar su oposición al capitalismo. Pura expresión, pura proposición. Eso, en mi opinión, es lo reaccionario.

    Si se caracteriza de “reaccionarias” a las capacidades implícitas de la Forma (la generación de lo nuevo, la posibilidad del cambio constante ante el descreimiento generalizado de su potencial) que, a mi juicio, son las únicas con la potencialidad real de romper los esquemas del sujeto, transformarlo, impulsar su superación y la rotura de sus condicionamientos (lo cual sí es realmente político en mi opinión)… también podríamos llamar mero reformismo o pura proposición a este tipo de propuestas conceptuales, ideales o políticas, que cuyo efecto real es casi un chiste al lado de su supuesta intención “revolucionaria”. No sólo eso sino que avalan el sistema en el que se integran. Sin olvidar su repetición anodina desde hace décadas.

    Pero vaya, tampoco me interesa especialmente el borrón posmoderno en el que “todo es todo”, un amalgama confuso en el que no hay punto focal, las discusiones son infinitas, todo parece ser verdad y todo el mundo tener razón. Desde mi punto de vista personal es cómodo y bastante aburrido.

    También me gustaría aclarar que tanto el texto subido como esto que ahora escribo aquí no es más que un enfoque personal, una mera opinión que no implica en absoluto la invalidez de otras propuestas.

    Saludos a los dos!

    Héctor.

  8. mattin Says:

    Hector, pero que crees, que lo que hagas no va a ser parte del campo ideologico?
    realmente crees que puedes producir algo que no este totalmente sujeto a las condiciones materiales en las que vivimos? y que no represente una posicion politica por mucho que tu quieras evadirla?

    primero creo que tu entendimiento del arte conceptual es muy diferente al mio.
    el ejemplo de arte conceptual que tu pones no es ultra conceptual, es ultra estupido.
    para mi el arte conceptual rompio con nociones tradicionales de calidad, intuicion, emocion, y el anti-intelectualismo que habia en el ambiente en los anios 60 s. tener que volver a hablar de los mismos temas, me parece una puta rayada.

    el arte conceptual empezo a cuestionar la autonomia de la pieza del arte, el posicionamiento de artista en la sociedad, introdujo aspectos como el psicoanalisis y asi poder entender como funciona la produccion de subjetividad dentro del sistema capitalista. tambien fue muy importante para la introduccion del feminismo ( por ejemplo Mary Kelly) y nociones de racismo y xenofobia ( por ejemplo Adrian Piper)

    tambien se empezaron a cuestionar los modos de producion (Tucaman Arde) y la distribucion del arte (Seth Siegelaub o la pieza de Dan Graham Homes for America)

    lo que me jode es que estas haciendo una parodia brutal del arte conceptual
    sin, explicar por ejemplo como el arte que tu propones produce “rotura de las estructuras del sujeto”. me podrias por favor dar ejemplos.

    lo del arte politico ya ni comento, simplemente me deprime
    tus comentarios apuntan a que los artistas no tendriamos que tocar asuntos politicos por el problema de caer en propaganda o panfletos.
    como si los trabajos (que me da la impresion que tu puedes estar defendiedo) no fuesen panfletos de un tipo de entendimiento del arte reaccionario y burges, volviendo a temas de la fenomenologia del material, experiencias sublimes y a cuestiones transcendentales que ni el puto artista puede llegar a entender

  9. mattin Says:

    me retracto de esta frase:
    el arte conceptual empezo a
    y la cambio por esta:
    el arte conceptual ayudo mucho a

    Hector por favor explica lo que defines por “el Poder”
    Hablas de el como si fuese un elemento externo a nosotros y a nuestra produccion,
    cosa que me parece erroneo y problematico

  10. Héctor Says:

    Kaixo Mattin!:

    En tu primer párrafo a ti mismo se te escapa el primer problema del arte conceptual: cuando preguntas si es posible hacer algo “que no REPRESENTE una posición política”. Entiendo con esto que das por hecho que el supuesto potencial político del arte conceptual (o mejor dicho conceptuado) se sitúa en la mera representación. Que es inevitable e incluso necesaria esa representación. Dicha representación, que tú mismo parece que estás reconociendo, es el verdadero problema del arte conceptual. Estás aceptando que el potencial de una pieza no nace del propio material, sino que éste no es más que una mera referencia, una mera reseña. Porque eso mismo es la representación, que tú parece que consideras inevitable -lo cual es una idea bastante conservadora, a mi juicio-. Si ese supuesto contenido ideológico que defiendes actúa meramente desde la representación… pues apaga y vámonos. Nunca va a ser un empuje real al cambio, sino una mera proposición. Por una sencilla razón: no tiene presencia real, no está aquí, sino en algún sitio flotando sobre nuestras cabezas.

    El segundo gran problema que veo en tu post es que hablas a ultranza del arte conceptual (como posicionamiento que supuso un cambio) primigenio, de los años 60 (¡hace más de cuarenta años!) como intentando defenderlo, cuando en la respuesta a la entrevista creo dejar bien claro que no es lo mismo ese arte conceptual que en su momento fue una aportación al campo artístico y un posicionamiento contra el supuesto mercantilismo del objeto (por cierto, tampoco está mal recordar en este punto que hoy en día lo realmente millonario son las ideas, el objeto está total y absolutamente devaluado), que… la tendencia radicalmente conceptualizadora que se ha venido repitiendo durante décadas, no sólo ya acomodada sino puramente referencial y sobretodo… ideal, no carnal. “Yo opino que…”, “yo pienso que…”, bla, bla, bla. Tú defiendes a ultranza ese arte conceptual de hace cuarenta años que yo mismo digo que en su momento tuvo validez! Defiendes algo que yo mismo he dicho que no tiene muchas pegas. Fácil, ¿no?. Pero no hablas de décadas y décadas de repetición perpetuadora. No te paras a plantearte el sentido de esas prácticas aquí-y-ahora. Las ideas son redundantes, sobretodo cuando surgen de una misma génesis durante muchos años ya.

    Respecto a tu pregunta de si es posible producir algo que no esté sujeto a las condiciones materiales en las que vivimos: No. Por supuesto que no. Es imposible escapar de los mecanismos de producción de subjetividad. Pero… ni el arte, ni ninguna otra de nuestras acciones. Todas ellas. ¿Qué deducimos de esto? Que esto no es algo específico del arte. Es decir, que estás hablando de la vida misma, del arte y todo lo demás… Pero olvidas descaradamente aquello que tiene el arte de específico. No sé si me explico: ese condicionamiento no es patrimonio exclusivo del arte, sino de todas nuestras acciones. No es específico del arte mismo. Es decir, no estás hablando del arte, sino de lo que el arte tiene en común con todo lo demás. Olvidas absolutamente todo lo que tiene de propio. Hablas de lo que comparte con todo el resto de cosas.

    Respecto al arte político, insisto en lo mismo de antes: el día que un artísta político consiga un cambio no ya real, ¡sino político!, por pequeño que sea… que me avise. Sigo diciendo que para ese tipo de fines (a mi juicio, poco trascendentes) es mucho más útil hacer una manifestación, una huelga o una barricada. Muchísimo más útiles que el arte. Es un entendimiento del arte, en mi opinión, bastante banal, una lectura bastante vacía de lo que es la superación ya que le da un contenido estrictamente secuencial: una superación ideológica de lo anterior sin jamás plantearse la superación del propio marco, del propio método, de la propia causa. Porque si esta causa se supera, muere el arte político: necesita de la opresión para seguir viviendo. Es una visión muy enmarcada sin tener en cuenta consideraciones más trascendentes que puedan romper realmente con los condicionamientos del sujeto. Visión trascendente que ya veo que no compartes cuando usas un lenguaje un tanto populista al decir que hay “cuestiones trascendentales que ni el artista llega a entender”. Esto, para mí, es puro populismo bastante reaccionario.

    Si el arte conceptual realmente planteara una superación real, debería aceptar su propia muerte. Autosuperarse y dejarse atrás. Dejar de creer que el cambio significa cambiar de ideas pero dejar intacto el marco durante décadas.

    Cuando hablo del Poder me refiero específicamente al plus de poder que tiene lugar en la práctica conceptual. No quiere decir que me esté olvidando de ese poder diluido en todas las relaciones humanas y sus prácticas, sino que una vez más me estoy centrando en específico en aquellos aportes al pensamiento proyectivo y a la idea de Futuro (sin la que el Poder entendido como institución no existe) que tienen lugar en la generación de estrategias absolutamente explicables y transcribibles a entendimiento textual, propias del arte conceptual. Esto no sólo produce un daño desde la propia naturaleza del arte (con el problema implícito en el “texto-paralelo-sin-el-que-la-obra-no-es-nada”, olvidando las consideraciones trascendentes) sino también desde cuestiones no tan importantes como el propio valor de mercado de la idea y la explicación, bastante banales.

    Sinceramente, yo creo que en toda práctica conceptual hay un acto de FE. Una supuesta confianza en la persona creadora, una aceptación de un juego mental que no actúa jamás desde la experiencia. Por eso no es un cambio real, sino una especie de “secreto revelado”. Un acto de fe sostenido por muchos factores, entre ellos las afirmaciones tajantes y un poco ofensivas que utilizas en tus argumentos (como por ejemplo cuando calificas algo de “ultra estúpido”). Otro ejemplo podría ser el discurso paralelo, totalmente inmaterial, sin el que la obra no cobra sentido. Creo que en toda creación conceptual hay una aceptación en la que toma parte la fe, y esa fe necesita ser sujeta por una supuesta seguridad tajante que a mi juicio no tiene. En última instancia: no nace de una necesidad real, sino de una intención proyectiva. Y a mi juicio algo que no es necesario se convierte en maniqueísta y artificial.

    La trascendencia, en cambio, tiene a-mi-juicio una naturaleza puramente experiencial. El empuje hacia el no estancamiento de la forma implica, antes que una generación de la forma nueva, un cambio subjetivo que la produce. El sujeto productor de forma tiene la obligación de ser totalmente cambiante, de autosuperarse desde una perspectiva real, un cambio realmente corporeizado, no una exposición de ideas nuevas sino una corporeización de avance. No sólo por el hecho de que lo construido es puramente material (está en nuestro mundo, nos acompaña, no en el mundo ideal de los conceptos), sino fundamentalmente porque parte de una necesidad (necesidad que pareces olvidar en tu post). Si esto no es político (que no ideológico), mal vamos…

    Saludos!

    Héctor.

  11. Héctor Says:

    Me gustaría enfatizar que la citada trascendencia, en tanto que puramente experiencial, está contenida en la materia. Como si fuera una autotrasgresión, no separada del fenómeno. Es decir, aunque pueda parecerlo no es un concepto en absoluto místico.

    Héctor.

  12. mattin Says:

    a que te refieres con un “cambio real” o una “necesidad real” ?
    por favor define lo que para ti es “real”
    en estos momentos tu argumento suena extremadamente abstracto.
    ejemplos de artistas o trabajos que para ti producen cambios “reales” serian bienvenidos

    el lenguaje tiene su propia materialidad y pensar que puedes llegar a apropiarlo en su totalidad es una actitud muy condescendiente
    hay mucho mas ruido en el lenguaje del que creemos!
    el lenguaje tambien tiene efectos en el cuerpo que no podemos cotrolar, tambien produce violencia y lo que tu puedes entender por “rotura de las estructuras del sujeto”
    de esto habla el libro de Judith Butler “Exitable Speech”

    respecto a la representacion, esto es un tema muy dificil y no creo que el hacer una separacion tan binaria y simple entre lenguage/representacion y material/corporalidad
    nos ayude a resolverlo tan fancilmente.
    yo he intentado escribir sobre esto:
    http://www.mattin.org/essays/Against_Representation.html
    justo acabamos de acabar un texto con Jean-Luc Guionnet, Seijiro Murayama y Ray Brassier hablando de estos temas
    si estas interesado te lo mando.

    “Pero no hablas de décadas y décadas de repetición perpetuadora. No te paras a plantearte el sentido de esas prácticas aquí-y-ahora. Las ideas son redundantes, sobretodo cuando surgen de una misma génesis durante muchos años ya.”
    decir que arte conceptual esta muerto es mas tajante que todo lo que yo he dicho.
    me extranaria mucho que artistas contemporaneos que a ti te puedan interesar hoy en dia no esten influenciados en gran medida por el arte conceptual
    ideas y conceptos ha habido siempre y siempre habra ideas y conceptos, tanto en la produccion artistitica como en muchos otros ambitos de la sociedad. somos seres sociables y el lenguaje es crucial para esta sociabilidad.
    como tu bien comentas, hoy en dia, cuando el lenguaje es cada vez mas la maquinaria de los modos de produccion capitalista (por lo menos en el mundo occidental)
    es lo mas natural del mundo que para poder entender mejor este agujero en el que vivimos, los artistas y musicos lo utilicen
    al utilizar ideas y conceptos van a la raiz de lo que significa o bien hacer arte y hacer musica, se cuestionan su propia posicion respecto al contexto en el que en encuentran mas alla de dejarse llavar por la materialidad de un objeto que a ver a quien le importa (a mi desde luego no me interesa para nada ya sea un un objeto de arte o una pieza sonora que trate de atraparme por sus cualidades y complejidades sonoras)
    los artistas y musicos mas interesantes para mi hoy en dia utilizan ideas y conceptos en su trabajo en gran medida:
    Loic Blairon, Matthieu Saladin, Emma Hedditch, Karin Schneider, Miguel Prado, Xabier Erkizia, Loty Negarty, Alex Mendizabal, Ayreen Anastasas y Rene Gabri, Taku Unami, Diego Chamy,

    tu defensa a ultanza de la materialidad del objecto me parece una actitud ultra fetichista.
    la inmediated corporal de la que estas hablando, como si algo puede llegar de sus propiedades fisicas al nucleo de nuestra subjetividad sin tener en cuenta, el contexto en que se presenta, que intereses hay detras del artista, del publico, y de la economia detras de la producion de esta pieza, me parece brutalmente naive y en terminos politicos extremadamente grave.
    espero que no estes diciendo que el artista (no conceptual y que no utiliza lenguaje) sea el unico que puede hacer cambios “realmente” revolucionarios en la sociedad o en arte?

    tal vez tengamos un sentido de la politica muy diferente

    “Visión trascendente que ya veo que no compartes cuando usas un lenguaje un tanto populista al decir que hay “cuestiones trascendentales que ni el artista llega a entender”. Esto, para mí, es puro populismo bastante reaccionario.”

    Si mi postura es popilista, tu entendimiento de la trascendencia y al artista como unico agente que puede llegar a alcazar esta transcendecia de la que tu hablas, tu postura es extremadamente elistista.

    como me hablas de la “naturaleza del arte”?
    que es eso? un concepto universal que transciende el tiempo y las condiciones sociopoliticas y economicas?
    Hector hacia muchisimo tiempo que no habia oido hablar del arte en terminos tan romanticos

    creo que tienes el concepto del arte en un pedestal
    para mi ese pedestal esta hecho de mierda
    el arte conceptual y el lenguaje nos ayuda a entenderlo mejor
    que huele mal es obvio para tod@s

  13. mattin Says:

    bajo tu perspectiva estoy muy interesado en saber que opinas de la pieza de John Cage 4’33″
    tambien me gustaria saber que opinan al respecto otr@s lector@a de este bonito blog (Mikel, Xabi, Alex, Oier, Mini, Miguel, Roberto…)

  14. Héctor Says:

    Kaixo Mattin:

    Cuando digo “un cambio real” me estoy refiriendo a algo bastante obvio. No situado en la representación, algo que es más que una mera propuesta o proposición, no una simple exposición (expresión) sino un cambio físico en la subjetividad. No desde el discurso sino desde la materialidad de la persona creadora. Algo más afectivo, que funciona desde otra parte que no es el pensamiento ni lo proyectivo de los conceptos. Algo que está aquí mismo, frente a nosotros.

    Una de las cosas que más me sorprenden del arte conceptual es paradójicamente la intención supuestamente objetivadora que puedo diferenciar en ello. Intención objetivadora que actúa, en mi opinión desde 3 frentes:

    Por un lado, veo una supuesta creencia y confianza en que es una especie de Panacea que todo lo cura, que puede reflexionar sobre absolutamente todo (siempre desde la representación) y convertirnos a todos/as en sujetos conscientes. Pero eso, una mera reflexión, una proposición, no un cambio realmente encarnado desde la propia práctica.

    Por otro, una supuesta intención objetivadora que nace de su propio desarrollo más primario: el Finalismo. Es decir, la supuesta creencia y confianza que identifico en tus palabras de haber supuestamente llegado al tipo de arte que más puede impulsar el cambio social y la más alta expresión de la inquietud revolucionaria. Esto, aparte de ser mera fe, lleva inevitablemente al estancamiento. Parece que no te hayas planteado en que quizá exista otra cosa, no tan obvia, que pueda actuar desde perspectivas realmente eficaces y vaya directa a los procesos de configuración del sujeto sin pasar por la traducción de lenguaje.

    Por otro lado, una supuesta intención objetivadora desde sus prácticas: el discurso inevitablemente focaliza la mirada, la dirige, es una forma de poder coactivo que no sólo delimita todas las posibilidades de enfrentamiento a la pieza sino que escoge de forma exquisita cuáles de las potencialidades le interesan y cuales no. En última instancia, esto para mí es una imposición. Una simple formulación asertiva que no admite cuestionamiento. Además, el plantearse “voy a tratar esto, esto y esto otro en una pieza” hace que lo producido no sea necesario sino proyectivo.

    Más que considerar que el lenguaje tiene su propia materialidad, diría que hay una materialidad implícita en el acto comunicativo, que no expresamente en el lenguaje. Dicha materialidad no descansa sobre su carácter representacional sino sobre algo que subyace al lenguaje mismo, algo que al hablar está en el aliento, se escapa en el acto mismo de hablar, no en las palabras. Sería absurdo olvidarse de la poesía referencial, ¿no? Por lo tanto, no es lenguaje sino que en el acto de hablar aprovecha el habla para salir, pero nunca tiene su mismo carácter. En ese sentido, las palabras se articulan como forma, no como referencias, para dar pie a otro tipo de consideraciones. El arte conceptual, a mi juicio, no trasciende el acto comunicativo sino que se queda en la mera referencia y exposición. En todo caso, en tanto que esta materialidad está implícita en el habla, no creo en mi opinión que sea algo específico del arte, sino algo muchísimo más amplio que no tiene que ver directamente con lo propio del arte mismo (pero no por ello menos importante).

    No estoy de acuerdo cuando dices que “ideas y conceptos ha habido siempre y siempre habrá ideas y conceptos”. Si me lo permites, con todo el respeto tengo que decir que me parece un entendimiento bastante limitado de las prácticas artísticas. Lo que existe desde una base es la forma, la producción de forma que obviamente tiene unas determinadas implicaciones, pero que siempre y exclusivamente nacen de la forma misma, no hay una separación sino todas esas implicaciones están contenidas ontológicamente en lo construido. Desde el arte prehistórico hasta nuestros pasando por Miguel Ángel, J. S. Bach, Iannis Xenakis, Kenneth Anger, o Txomin Badiola -ejemplos al azar- (lo cual, por otra parte, tampoco implica que siempre tenga que ser así, pero da ciertas claves). Las implicaciones están inherentemente contenidas en la forma. Porque dicha forma surge no desde lo proyectivo de la representación sino de una serie de factores que configuran al sujeto (sociales, culturales, personales) que hacen de la producción de dichas obras algo inevitable. Por eso son necesarias, y de ahí nace su trascendencia. Están “vivas” de algún modo, son “en sí”, no una representación de programas proyectivos sino algo en lo que los mecanismos de subjetivacion actúan de forma real, son una corporeización. Todo lo que hay está latente en la propia forma. Por eso no hay concepto, y de hecho… por eso existe el arte mismo. Cuando dices que “siempre ha habido conceptos y siempre habrá”, ¿te has planteado el modo de estructuración del arte conceptual que implica una separación necesaria entre la materia y aquello que supuestamente viene a implicar? Esta separación implica un gran vacío que sólo se puede solucionar con el panfleto de turno, con el discurso explicativo posterior, con el pie de página en el catálogo de artista. ¿De verdad crees que siempre ha sido así? Yo no lo creo en absoluto.

    El arte tiene un estatus ontológico que no lo decido yo, ni ninguna otra persona, porque es un estatus contenido en el propio constructo creado. Por lo tanto, sería absurdo por mi parte decir que las propuestas conceptuales “no son arte”, porque ontológicamente (y obviamente) sí lo son. Otra cosa es que sean superficiales y se ocupen de ciertas cosas desde la mera referencia, sin coger el toro por los cuernos en cuanto a lo que tiene de vital aquello que simplemente “señalan” y referencian, respecto al sujeto mismo. Flaquean desde muchos puntos de vista, creo yo.

    Respecto a 4’33″ de John Cage, sería absurdo y muy poco modesto por mi parte buscarle pegas, aún a sabiendas de que es una obra extremadamente “de idea”, una elucubración previa. Vuelvo a lo que ya he comentado de que el sentido que puedan tener ciertas prácticas en su nacimiento no implica en absoluto su validez atemporal, sino que se mide también por criterios de rotura y aportación, aunque el tiempo deje claro a veces que algunas de esas aportaciones no trascienden la momentaneidad de su momento de creación. Me gustaría comentar, respecto a dicha pieza, que a veces identifico un entendimiento bastante erróneo del silencio como una formulación conceptual cuando dicho silencio es algo puramente material, igual que el espacio entre dos cuerpos, una materialidad incorpórea con su propia estructuración y que tiene el mismo peso material que el más potente de los ruidos. En este sentido, dicha pieza en última instancia es también una estructuración de forma.

    Respecto a lo que comentas del “pedestal”, es que es todo lo contrario. Mi visión del arte es bastante natural, afectando directamente al descansar sobre nuestro propio mundo. Cuando algo “está aquí”, cuando algo adquiere presencia frente a nosotros y su corporalidad se presenta como una formulación material sobre la que existe una identificación corporal (yo soy yo – ello es ello), estamos hablando de una trascendencia puramente terrenal. ¿Cómo va a estar en un pedestal lo que tiene un fundamento puramente material, cuando incluso su trascendencia está contenida en el material mismo? En cambio, lo que veo en el arte conceptual es una especie de fe en la inmaterialidad del concepto, como si el hecho de su supuesta pertenencia a una esfera no-material le dotara de cierto misticismo y de verdad. Ese es un punto de vista casi religioso, como una mística conceptual. Como una válvula de escape a la crudeza del material, de la necesidad y de la pulsión creadora.

    Saludos!

    Héctor.

  15. Héctor Says:

    Ah, y respecto al potencial de cambio inherente a la producción de forma, éste está en relación inevitable con el carácter de necesidad de las prácticas artísticas. Las implicaciones de la propia forma no-discursiva, que son ontológicas y no representacionales, conllevan inevitablemente un cambio, un progreso en el sujeto que no está fundamentado en el “decir”, en el “discurrir” afirmaciones nuevas, sino en un cambio en la subjetividad que viene dado por dicho carácter necesario. En este sentido, si las prácticas artísticas son realmente necesarias, una renovación que pueda totalmente romper con todos los condicionamientos del sujeto latentes en su producción artística, implica inevitablemente una posición de avance real, una realización, en el acto mismo, de esa superación de las propias trabas del pensamiento y la percepción. Y esto, en tanto que está latente en la materialidad de la pieza, es una corporeización, un hecho, de avance real del sujeto. En mi opinión, esto es puramente político.

    Saludos!

    Héctor.

  16. Mattin Says:

    Cuando hablas de finalismo en el arte conceptual, dejas ver tu ignoracia al respecto. No fué ni Miguel Angel, ni Bach, ni Xenakis, ni Anger, ni Badiola si no Duchamp quien declaro hace ya tiempo que es el público quien completa la obra:

    “El acto creativo no lo ejecuta solamente el artista; el espectador trae el trabajo en contacto del mundo externo, descrifrando e interpretando sus cualidades internas, y así agrega su contribución al acto creativo. “

    Me confundes quando criticas la representación, y haún así dices que algunas piezas de arte que utilizan claros elemenos de representación pueden generar desde su materiliad y corporalidad experiencias transcententales.
    No podemos olvidarnos que representación esta en los orígenes del arte (estoy pensando en las cueva de santi mamiñe).
    ¿Donde empieza y acaba la representación?
    Y me confundes haún más cuando pones estos ejemplos:

    Miguel Agel:
    ¿acaso no trabaja desde la representación? Si hablamos desde la materialidad de su obra, ¿acaso has tenido la suerte de ver obras en original? Yo no, todo lo que he visto son reprodduciones.
    ¿se pueden desde las reproducciones tener experiencias donde la materialidad transcienda el lugar de su presentación?
    ¿es esta materialidad or corporalisad algo intrinseco de la obra de arte que transciende su propia reproducción y representación?
    ¿es subjectiva la perceción de la obra?
    ¿de que manera esta condiconada esta percepción subjetiva por de razones de genero, sexualidad, raza, y por supuesto clase y educación?
    ¿Quienes se pueden permitir el lujo de ver en directo una pieza
    de Bach, o de Miguel Angel?
    ¿y de tener el privilegio de acceder a la educació y cultura necesária para apreciar la complejidad de estas piezas poder y llegar a tener experiencias trasntencentales?
    ¿ o acaso alguien puede tener experiencias transcendentales de estas obras viendolas en una revista y sin tener ni idea del contexto ni de lo que estas obras significan?¿en tal caso donde esta la materialiad de la obra?

    Bach, yo solo lo conozco por discos (caso obvio de representación),
    entonces ¿donde se encuentra en el CD la materialidad y la experiencia transcendental de la que estas hablando?

    Kenneth Anger trabaja con el cine no solo desde la representación si no también con el lenguaje.
    El trabajar con la representación en el cine ha sido criticado muy mucho por cineastas experimentales estrucuturalistas/materialistas como Peter Gidal y Laura Mulvey.
    ¿como es que de repente puedes criticar el lenguage y lo discursivo, cuando, estas hablando de artistas que utilizan lenguaje? ¿como haces la separación entre lenguaje y la corporalidad?
    ¿se puede desde youtube ver una pelicula de Anger y tener una de las experiencias transcentendales de las que tu hablas en relación a la materialiad de la obra?
    ¿Estas haciendo una jerarquia entre la representacion visual y la lingusitica?

    Si la respuesta es que si, una obra puede transtencer su propia representación (en el caso de una reproducción de un trabajo de Miguel Angel) al mismo tiempo que la perfecepción subjetiva del publico y sus propios condicionamintosentonces es que estas hablando de un esencialismo irreductioble incondicional e intrínseco en la propia obra.

    Cualquier tipo de esencialismo ya sea de identidad nacional, etnica, o de genero o para defender cierta disciplina (en este caso el arte) merece ser cuestionada hasta la saciedad, porque siempre hay intereses de poder detras de la generacion de esencialismos que en la mayoria de los son construcciones ideológicas. Esta crítica al esencialismo es probablmente el aspecto mas positivo del posmodernismo.

    Cuando hablas de “la pieza” me da la sensación clara de lo que es la pieza, de donde empieza y donde acaba. Otra vez estas haciendo una separación que me parece problemática especialmente si tenemos en cuenta la cita de Duchamp.

    Tu discurso me recuerda mucho a la manera de la que se hablaba del expressionismo abstracto en los año sesenta en USA y muchos de estos artistas son citados a menudo por improvisadores contemporaneos. A día de hoy sabemos estos artistas fueron utilizados por la CIA para contrarestar ideológicamente el realismo social proveniente del bloque sovietico. Tambien se tuvo discusión parecida a lo largo del siglo 20 respecto al expresionismo aleman entre Enrst Block, Lucaks, Brecth, Adorno y Benjamin . Y aquí si que Lucacks me parece demasiado dogmático y creo que es Brecht quien consuige un balance potente entre la experimentación vanguardista y desmantelatmiento ideológico.

    Viendo por tus trabajos en tu blog no me extraña que menciones a Txomin Badiola, el artista postmoderno mas ráncio que conozco. Sus trabajos contienen los peores aspectos de la posmodernidad:
    desconstruccion de lo vasco desde el pastiche y la ironia, tratando temas politicos desde la distancia del “artista” y el todo vale, el guiño de ojo referencial y todo esto para apuntarse a la moda de las políticas identitarias que estaban en auge en los ochentas y noventas. Prefiero ver “vaya semanita” que ha sido mucho mas efectivo y a tenido resultados muchos mas interesantes en la deconstruccion de la identidad vasca.
    Si las badioladas entran dentro de lo que tú me dices que es “realmente político” deja que ría de ti durantes unas cuantas vidas.

    Su trabajo no es mucho mas que una batzoki-parodia entre el constructivismo ruso, Fassbinder y Godard. Algo que dificilmente se puede entender mas que en un contexto local.
    Pero como tampoco importa entenderlo bien porque todo se diluye, y porque nunca vas a poder comprenderlo en su totalidad a no ser que tengas una de esas experiencias transcentendales de las que tu comentas.

    Cuando hablo con Mikel o con Tusuri o cuando te leo tengo la sensación de que os han hecho un labado la cabeza en la escuela de bellas artes de Bilbao.
    !Pero tal vez sea yo, que todavía no lo pillo !
    Y siento decir que tus argumentos tampoco ayudan.

    Cuando me hablas en contra de la representación me viene a la cabeza el uso de la ikurrina en el trabajo de Txomin Badiola.

    Algo que me sorprende de la generación que hizo los talleres de Vados y Badiola en arteleku en el 95 y el 97, es lo bien que se han adaptado al cirtuito del arte contemporaneo. Algunos de ellos en cierta que media me parece que han sobrepasado por mucho a Txomin (por ejemplo Ibon Aramberri y en lo discursivo prefiero mucho más oir a Asier Mendizabal).
    Pero que yo sepa, ninguno de estos artistas trabajan ni en modos alternativos de discrbución de su obra, ni en cambiar estructuras del sujeto de las que tu hablas, ni tampoco hacen críticas brutales ni al contexto en el que trabajan ni a su posición dentro de este contexto. Son bastante formales en ambos sentidos de la palabra.
    Se que estoy generalizando pero ya hablé en su día (hace nueve años en un texto) de manera más concreta y no creo que han cambiado mucho las cosas.
    Bajo mi punto de vista que es distante y por supuesto que me puedo confundir, los talleres de Badiola y Vados despolitizó a una generacion mas interesada en insertarse en mundo internacional del arte, que en questionar radicalmente lo que es la producción artística
    Estos talleres ayudaron una produccion de subjetividad de artista ya establecidad . Y puede que en algunos momentos utilizando argumentos similares a los tuyos- dejando a un lado un discurso mas político.

    Hablando de Badiola, Me pregunto de que manera entra dentro de tu discurso el proyecto PROFORMA de Badiola, Prego y Euba, donde lo discursivo esta totalmente ligado a lo formal,
    esta vez en forma de gran hermano. Un grupo de 15 personas anteriormente selecionadas ayudan a la produccion de la hobra durante 40 dias, 8 horas al dia. La communicación es material clave y obviamente podemos percibir un claro tansfondo conceptual en la estructura del propio proyecto. Bajo mi punto de vista no es mas que otro claro ejemplo de “managerial authorship”, ¿quien se lleva el reconocimiento? Los jodidos artistas ¿de que manera se ropen las jeraquias de representacion? Los selecionados escriben un texto en la publicación !que bien! Los participantes generan contenido muy probablmente sin cobrar y encantados de de ser instrumentalizados. Seria interesante saber como funciona economicamente este proyecto.

    Tampoco quiero decir que yo sea un revolucionario ni politicamente, ni musicamentelemete hablando. Todavía no he tenido mi encuentro con la política (no la entiendo pero lo intento).
    Pero por lo menos si que trato de poner en cuestion la relaciones que se producen en el entorno en que trabajo, y que estas sean criticadas o bien en los mismos conciertos o haciendo discos. Y trato con mucha otra gente generar pensamiento crítico donde todo pueda ser rebatido sin dar por dado nada por sentado.

    Me da la sensación que tu argumento defiende un concepto clásico de artista y obra.
    Me pregunto:
    ¿ donde queda el papel de la crítica en tu idea del arte?
    ¿ y nociones de peformatividad?

    Como nos ayuda tu argumento a entender como es producida nuestra subjetividad de artistas. Durante años las escuelas de arte que nos moldean para ser indivudalistas y vendernos que si fuesemos visionarios que podemos producir experiencias trasntendentales en el público mas allá de su miserabilidad diaria)
    Cuando realmente lo que esta pasando es que arte contemporaneo es cada vez mas supermercado de experiencias. 

    De hecho en una charla Jan Debbaut comentó que cuando trabajaban en la Tate Modern se influenciaron en el libro “The Economy of Experience” de Joseph Pine II y James H. Gilmore que analizan la propia experiencia como generador de valor.
    Y así la Tate trata de crea una experiencia única para el publico, donde ya no solo vienen a ver obras si no a comer, a aprender, a comprar regalos y pintura de brocha gorda para poder pintar las paredes de sus casas del mismo color que las de la Tate… Y así poder decir a sus vecinos orgullosamente: ayer estuve en la Tate. Otro claro ejemplo de la economía de la experiencia es la estrategia de Apple: uno empieza con el iBook, luego el iPhone y luego el iPad, y luego ya compras musica por iTunes.
    Y asi se van creando estilos de vida.
    Mientras nosotros hblando de la materialidad de la obra y preguntas trasncendetales.
    Creo que estas patinando sobre una superficie muy resbaladiza ideológicamente hablando.
    Necesitamos cualquier herramienta que tengamos al alcanze (conceptual, política, filosofica…) que nos ayude quebrar esta superficie y ver que como verdaderamente funcionan estas apariencias. Un desmantelamiento no desde lo transdedental ni desde la experiencia ya que esta ya esta convertida en mercancía (Preciado, Metzinger).

    Espero no decir que el arte conceptual tiene la solución, ni la verdad absoluta, ni que va a cambiar el mundo, pero si ciertos conceptos de como entender el arte y lo que puede llegar a serlo,dejando atrás viejos mitos sobre
    calidad, belleza, intuición y otros nociones que solo los artistas
    con varios años de oficio pueden llegar a conseguir.

    >…lo que es realmente necesario..
    >…la naturaleza del arte…
    >Cambios reales…
    >…lo que es verdaderamente politico…
    > yo soy yo – ello es ello

    Este tipo de expresiones dejan claro que dar por sentadas ciertas nociones cruciales que a mí me parecen que son las que precisamente tienen que ser profundamente cuestinadas(y por supuesto no solo a mí). No desde las generalizaciones y lo abstracto y si no lo conceptualmente conciso.

    Cuando hablas del arte conceptual hablas de fe y sin embargo cuando te leo, nunca antes habia oído hablar del arte de manera tan religiosa.

    >Podría ser, por decirlo así, un disco-acción, su propia creación ya lo completa, sin tener en >cuenta la fenomenología de la escucha ni la experiencia propia de su contenido.

    No creo que el hacer una generalización tan grande sea beneficioso para tu argumento, dejame invertir tu comentario:
    los trabajos conceptuales que menciono debajo cuestionan radicalmente la fenomenología de la escucha y las experiencias que éstos producen.

    Bajo mi punto de vista, el incorporar conceptos al campo de la improvisación y del ruido, no es un acto de substracción si no de adición. Siguen existiendo sonidos tanto en los discos como en los conciertos mas conceptuales y probablemente estos sonidos requieran de una escucha muy atenta. Ahora que tu tires por la bordad estos sonidos porque bajo tu propio gusto estético estos sonidos no valen nada, de acuerdo pero esto dice bastante de ti y tu postura condescendiente.

    El concepto no se sobrepone a la escucha si no que ayuda, o bien a plantear cuestiones mediante el lenguaje sobre su propia producción, o insertan en la producción formal estructuras que cancelen la intuición inmediata del artista. Los conceptos pueden servir como un signo de interrogación a esos impulsos de libertad que el artista- mediante su propia expressión-cree que esta generando sin plantearse el campo de minas ideológico en el que se ecuentra.

    Si pudieses poner algún ejemplo espécifico de que pieza de audio conceptual no haga falta ser escuchada tal vez podamos hablar más en concreto.

    No es lo mismo escuchar “I am Sitting in a Room” de Alvien Lucier, que el “Experimental Music” de Matthieu Saladin, que la “Lingual Music” de Lilly Greenham, que “Pour Finir Avec Le Jugement De Dieu” de Artaud, que “Automatic Writing” de Robert Ashley, que “calme étendue (spinoza)” de Antoine Beugerque el “Spam Detect” de Erkizia, que “La Salle Des Ordinateurs” de Julien Skrobek , que “x/0” de Loic Blairon, o que “Antibarbarus” de Walter Marchetti .

    Todos estos trabajos contienen elementos conceptuales y algunos incluso lenguaje, pero si no los escuchas te pierdes las maneras especificas en la que estos trabajos critican tanto, la jerarquía de valores que damos a los sonidos como oyentes, como el propio contexto de su producción.

    Muy sabio, muy vidente y muy prentencios uno tiene que ser para entender estos trabajos en su totalidad sin escucharlos.

    Si los conceptos pueden ayudar abandonar los caprichos y gustos personales de los artistas y músicos, bienvenidos sean.

  17. Donde puedo comprar thermadrol en méxico, d. f. ? | Diet | Nutrition Articles Blog ! Says:

    [...] MRB | AMM » Blog Archive » extracto de entrevista a Hector Rey [...]

  18. Héctor Says:

    Kaixo Mattin:

    Respecto al ejemplo de Duchamp -artista, por cierto, que me gusta mucho y sé que quizás te sorprenderá-, te diría de primeras que no me sirve porque no tiene nada que ver con lo que yo he dicho en ningún momento. Es decir, en ningún momento he hablado del papel del espectador, ni tampoco he tocado el tema de la completud de la pieza. No porque no quiera hablar de ello, sino porque creo que no ha salido en el debate.

    Cuando he citado a esos artistas he especificado bien claro que son artistas que me han venido a la mente de forma azarosa (quizá no tan azarosa porque la mente pocas veces lo es). No los he utilizado en ningún momento como ejemplificación de algo salvo de la materialidad de la forma y sus implicaciones, siempre implícitas en dicha forma y no metidas a embudo. Ni siquiera he especificado que sean artistas que especialmente me gusten, ni los he colocado en relación u oposición al finalismo conceptual. Por lo que deduzco que el meter a Duchamp y hablar del factor del público a la hora de la completud de la pieza te lo has sacado un poquito de la manga. Por cierto, el tema de la completud de la obra de arte es en mi opinión un imposible, e incluso en el arte conceptual más ferreo dicha completud no aparece más que como ficción con imagen de realidad (por toda esa serie de mecanismos de los que ya hemos hablado). No creo que exista, ni de hecho que sea posible, una obra de arte terminada.

    Respecto a lo que comentas de Miguel Ángel (que insisto en que nunca he dicho que me guste), creo que quizá haya un acercamiento un poco incompleto por tu parte cuando hablas del carácter de representación presente en su obra. Habría que separar bien claramente ilustración y representación. Si entendemos como ilustración la supuesta base referencial de la pieza (su carácter de simular), está claro que aparece muy presente en ese trabajo, como así lo es en la gran mayoría del arte clásico . La evolución del carácter de dicha referencia desmonta un poco tu crítica hacia determinadas propuestas como inertes. Pero para entender la problemática de la representación no es propicio un acercamiento a la pieza desde lo referencial sino desde lo formal (¡anda que no hay representación en miles de obras no referenciales, abstractas! Es decir, no tiene nada que ver. Limitar la representación al arte referencial es algo muy pobre). Representar implica “traer a presencia”, es decir, rescatar algo desde otro sitio, dar por hecha una separación entre la materia y… “el resto”. Por lo tanto, todas aquellas propuestas, referenciales o no (insisto en que hay muchísimo arte no referencial que es representacional) que tienen contenida en la forma todas sus implicaciones… no creo que deban ser caracterizadas de representacionales. Y así ocurre con Miguel Ángel, y tantos otros. La representación es una problemática muy diferente a la referencia. El propio arte conceptual demuestra esto.

    Respecto a tu pregunta de si he tenido la suerte de ver obras originales de Miguel Ángel: sí.

    Respecto a tu pregunta de si desde las reproducciones se pueden tener experiencias donde la materialidad trascienda el lugar de su presentación: si con “el lugar de su presentación” te refieres a la reproducción misma, te diría que en ningún caso en una reproducción visual la obra es presentada. Creo que es obvio que una reproducción es un constructo nuevo, otra forma diferente e independiente que puede tener sus implicaciones propias. Ponerle amplificación a un violín no implica ponerle “un plus” al violín, sino transformarlo en un instrumento radicalmente diferente, con una lógica propia completamente distinta que sin amplificación.

    Respecto a tu pregunta sobre si la citada materialidad de la obra es algo que trascienda su propia reproducción o representación: Vuelvo a señalar aquí que ontológicamente una reproducción es una reproducción, no aquello a lo que refiere. Por lo tanto, una reproducción puede configurarse total y absolutamente también como una pieza, con sus propias implicaciones en tanto que se trata de un constructo nuevo.

    Respecto a tu pregunta sobre si es subjetiva la percepción de la obra: No creo que la percepción de una obra sea totalmente subjetiva. No sólo porque la formulación matérica es ontológicamente la misma ante la mirada o escucha de varios sujetos, sino por otra serie de razones: qué ocurre cuando a muchísima gente nos gusta, a todos, la misma pieza. ¿Podemos hablar de una subjetividad en la percepción? No pretendo justificar ni por asomo ninguna idea de naturaleza, pero hay que tener en cuenta que si el arte existe tras 37.000 años no sería descabellado pensar que hay algo que por ínfimo y oscuro que sea tengan en común todas las piezas. Tú mismo las reconoces a todas como arte, independientemente a que te gusten o no, a que te interesen o no. En este sentido, por cierto, creo que deberías plantearte que no todo lo que no te gusta o no te interesa es una mierda. Ahora bien, si la pregunta fuera “¿es subjetiva la aprehensión de la obra?” (aprehensión o afectación en lugar de percepción): yo diría, sin dudarlo ni un momento, que sí.

    Respecto a tu pregunta sobre de que manera está condiconada esta percepción subjetiva: por tantas maneras como mecanismos de subjetivación atraviesen al sujeto que percibe. Pero, una vez más, esto ocurre con el arte tanto como con cualquier otra experiencia de la vida, por lo que creo que la pregunta no hace referencia a aquello que de específico tiene el arte, sino que engloba todo un conjunto de cosas muy diferentes que comparten muchísimas cosas con la experiencia artística.

    Respecto a tu pregunta acerca de quienes se pueden permitir el lujo de ver en directo una pieza de Bach, o de Miguel Angel: yo mismo las he visto. De Bach, de hecho, las he interpretado. Y creeme que no tengo un maldito €uro. Supongo que es una cuestión de cuánto esfuerzo pone cada uno en según qué cosas, cuáles son sus intereses… además de muchos otros factores como el lugar de nacimiento y los mecanismos de subjetivación que atraviesan y configuran al sujeto, pero una vez más estamos hablando de cuestiones de la vida misma y no de la especificidad de lo artístico. Hablas todo el rato de qué tiene en común dicha experiencia con todo lo demás y olvidas aquello que tiene de específico.

    Sobre tu pregunta de quién tiene el privilegio de acceder a la educación y cultura necesaria para apreciar la complejidad de estas piezas poder y llegar a tener experiencias trasntencentales: Todas estas preguntas me parecen, con todo el respeto del mundo, un poco infantiles, no vienen muy a cuento. No creo que todo sea para todos los públicos, es más, no creo ni siquiera que así tenga que serlo. Entiendo perfectamente que a una persona no le interese lo más mínimo el arte contemporáneo, igual que yo no tengo la más mínima idea acerca de genética, farmacia o construcción de puentes. Considerar elitismo al mero hecho de tener unos intereses concretos me parece una postura extremadamente fácil, simple y un poco infantil. No tengo que dar cuentas de que me guste lo que me gusta, ni siquiera puedo explicar por qué me gusta o por qué tengo determinadas necesidades. Una vez más, te ocupas de todo lo externo al arte en lugar de del arte mismo. De todo lo que pasa alrededor en lugar de de su especificidad.

    Acerca de tu pregunta sobre si acaso alguien puede tener experiencias transcendentales de estas obras viendolas en una revista y sin tener ni idea del contexto ni de lo que estas obras significan: Insisto en que una reproducción es una formulación ontológicamente independiente, y ceñirse a su carácter referencial implica olvidar su especificidad material, que no tiene nada que ver con la de aquello a lo que supuestamente referencia. En última instancia, es una forma aquí/ahora, que puede contener toda una serie de implicaciones propias.

    Respecto a lo que comentas acerca de que sólo conoces a Bach desde el CD: he de decir que en absoluto me parece necesariamente el CD un caso de representación. Tendría más relación, si acaso, con lo referencial que hemos hablado en Miguel Ángel. Tú mismo sabes y en eso estoy muy de acuerdo contigo, porque hemos hablado de ello, que un CD tiene una fenomenología propia de escucha que poco o nada tiene que ver con la experiencia de la música en directo. Son dos constructos absolutamente independientes, aunque partan de una misma cosa que es una partitura. Está claro que hay un condicionamiento, un punto común primigenio: la partitura. ¿Acaso en otro tipo de contextos no existen condicionamientos, incluso peores por ser inconscientes, que ejerzan un poder coactivo incluso más fuerte? A donde quiero llegar es a que igual que un violín con amplificación es un instrumento radicalmente diferente que un violín con amplificación, con una lógica radicalmente diferente… Aunque haya un condicionamiento común de base, la experiencia de Bach en directo es radicalmente diferente a su experiencia en el CD. Dos escuchas radicalmente diferentes fenomenológicamente. Esto implica, en última instancia, que estamos hablando de dos formulaciones independientes, cada una de las cuales tiene sus implicaciones propias contenidas en la forma. Igual que la misma pieza interpretada por dos intérpretes diferentes, sólo que en este caso estamos hablando de dos naturalezas radicalmente diferentes, CD y directo, cuya fenomenología auditiva es radicalmente independiente.

    Respecto a tu cita a Kenneth Anger: te vuelvo a recordar que no he señalado en ningún momento identificación alguna con ninguno de los artistas que he citado. Los he citado con otro propósito diferente (igual que podría haber dicho El Bosco, Dan Graham y Eija Liisa Ahtila, por ejemplo), y en ningún momento he procurado una actitud que dejara ver atracción hacia su obra. De todas formas, vuelvo a identificar en tus palabras que confundes la producción de forma con la referencialidad, y ésta con la representación. En última instancia hay una producción de forma cuyas implicaciones están implícitas a ella, contenidas, y desde ahí “irradian”. Como en Kustom Kar Kommandos, por poner un ejemplo. ¿Te has parado, más allá de las referencias lingüísticas de los críticos de cine que tanto aman el verbo, a observar fenomenológicamente lo construído? Hay pura pornografía contenida en la forma, deseo desexualizado. Además, ya que insistes, te diré que hay algo tanto en Kenneth Anger como en cualquier artista, independientemente a que yo comparta sus prácticas o no, a que me gusten o no, a que las pueda criticar o no, que está ahí contenido y que hace que su trabajo esté en relación con el de todos los creadores y creadoras habidos y por haber, no importa que sus perspectivas sean radicalmente diferentes. Algo que está ahí y desde luego que no es obvio, sino difícil y oscuro. De eso mismo es de lo que estoy hablando todo el rato, y eso es lo que el arte conceptual parece olvidar todo el rato.

    Respecto a Youtube: en tanto que es un interfaz que ejerce como “traductor” de forma, es innegable que existe un aporte que puede condicionar la materialidad del constructo e infuir en su potencial capacidad de autotransgredir la corporalidad, pero esto no implica en absoluto que dicha autotrasgresión, que dicha “vibración” contenida en la materia misma que actúa desde algún sitio que no es el pensamiento ni lo proyectivo de las intenciones… sea algo malo. La aprehensión de lo construído, la afectación su la asimilación son inherentemente subjetivas, como ya he citado, pero también la forma es por otra parte una vía de subjetivación.

    Creo que reducir la especificidad del arte, la posibilidad de diferenciación (que tú mismo reconoces inevitablemente en tu praxis, porque haces arte) a un término tan simple como “esencialista” es tratar de forma muy superficial aspectos que son cruciales de cara a una consideración filosófica de la creación artística. ¿Acaso todo lo que tiene una cierta especificidad es esencialista? ¿Acaso todo aquello que puede ser considerado separadamente, en su génesis propia, es esencialista? Si nos guiáramos por un argumento tan simple, todo aquello que perteneciera a un “cajón” de conocimiento, todo aquello que reconociéramos como propio y separado del resto sería esencialista. Esta postura en mi opinión es radicalmente dañina, cómoda y un poco falta de rigor. Es más, no puedo evitar señalar que es una postura radicalmente posmoderna, una tendencia obsesiva de calificar todo de “supuesto esencialismo”. Esto, además de ser algo muy poco fundamentado ya de base, está además en relación a mi parecer con ciertas cosas un poco preocupantes, como la universalidad del pensamiento (una especie de fe en los mecanismos del pensar y su supuesto alcance absoluto, muy falto de autocrítica y, por cierto, muy presente en el arte conceptual), y sobretodo con el tan repetido hasta la saciedad y aburridísimo Monismo posmoderno: la confianza en que todo es susceptible de deconstrucción, teniendo dicho procedimiento siempre un valor de “verdad”, que lleva a la concepción de que “todo es todo”, de ver todo como una masa confusa en la que no hay punto focal, no hay el mínimo rigor clasificador y todo intento de separación o consideración propia es acusado de falta de objetividad. Dicho “borrón monista” posmoderno es un lugar, en mi opinión, muy cómodo pero nunca constructivo y que sólo contribuye a la falsa ilusión ya citada de que “todo es todo”, todo un borrón relativista en el que todos parecemos tener razón. Por eso tu repetición insaciable de argumentos de autoridad, citando autores entre paréntesis, no me vale: siempre se puede encontrar a trescientos mil autores que digan lo contrario. Para mí, la verdad está en otra parte.

    No doy crédito a esa reflexión tan radicalmente superficial que haces acerca de la obra de Txomin Badiola (mira por donde, este sí que me gusta). De primeras, calificándolo de forma tajante como posmoderno cuando esa consideración me parece extremadamente discutible. Me parece que tienes una concepción de la forma bastante superficial, y tus separaciones entre la acción y la materialidad me resultan bastante equívocas. Es decir, creo que estás descontextualizando los elementos que configuran la pieza y tratando cada uno por separado de una manera equívoca y superficial. Ves como meras referencias lo que es parte indispensable de la forma (que se estructura, obviamente, con elementos que tienen que ver con lo necesario y pertenecen a una cierta cosmovisión en la que yo no tengo derecho a meterme, el artista sabrá), y entiendes como un pastiche neobarroco lo que simplemente es una estructuración constructiva con diversos elementos que actúan de forma totalmente afectiva (no desde la representación) en los mecanismos de formación del sujeto. Pero lo más importante y lo que más grave me parece de tu mala interpretación de la obra de Txomin Badiola es la consideración equívoca de su ontología. Es como si hablaras de una ontología fragmentada, como si cada trocito fuera independiente y se pudiera hablar de ello de forma totalmente descontextualizada. Hay que tener en cuenta que, cuando se habla su ontología, a pesar de la utilización de elementos de diversa naturaleza, estamos hablando de una ontología que se centra en su carácter de obra de arte. Es decir, la única consideración ontológica realmente posible no es la que refiere a una supuesta fragmentación de las partes (que por sí mismas no son nada) sino a lo que lo construido es inequívocamente: una obra de arte. Dicho de otra forma, a pesar de que pueda tener esa apariencia plástica ecléctica no estamos hablando de la unión de cosas, ni tampoco de la superposición de estas, ni de la colocación de cosas diferentes una al lado de otra. Como cosa, es una: una obra de arte. Por lo tanto, el calificativo de pastiche me parece profundamente discutible salvo desde un entendimiento un poquitín superficial. Y además, creo que olvidas un poco lo que ya te he comentado: aquello que está ahí contenido pero vibra desde otra parte.

    Respecto a Proforma: sigo sin entender muy bien tu pregunta sobre cosas tan radicalmente obvias. Compañeros y compañeras mías han estado, yo no… y tú tampoco. Por lo que no me veo en la posición de poder hablar tajantemente sobre algo que no conozco de primera mano. De todas formas, Mattin, ya que lo mencionas… te diré que antes de empezar el taller se dejaban claras toda una serie de condiciones que la persona candidata aceptaba si es que quería ir. Dese el principio Txomin Badiola, Jon Mikel Euba y Sergio Prego dejaron bien claro que no era un taller pedagógico, sino un taller de producción. Y sobretodo, dejaron bien claro que, más que las obras implícitas al taller que en éste se generaran, el taller es su propia obra. Esta aceptación fue consciente por parte de los candidatos. Dicha aceptación a priori deja claro el carácter puramente subjetivo y parcial de tus argumentos, coges exclusivamente aquello que te interesa sin aceptar en ningún momento la posibilidad de su propio cuestionamiento. No es lo mismo que exista un trasfondo que fundamente la creación -por ejemplo, construyendo coactivamente al sujeto y por lo tanto configurando, junto a otras muchas cosas, sus impulsos y su producción- a que dicho trasfondo no esté contenido implícitamente en la materia y aparezca total y absolutamente disgregado. Al final, la praxis última es la producción de forma (sobretodo habiendo visto en la web las propuestas que tuvieron que hacer), que aunque no se puede desligar de su proceso de producción, todas sus implicaciones están contenidas en ella. Es como si no necesitara remarcar nada sino que la materia lo dejara evidente. Por otra parte, además, te olvidas radicalmente de hacer una consideración formal y ontológica del taller como un producto propio, como una forma clara e independiente, no compuesta de partes disgregadas, que los propios artistas admitieron claramente cuando dijeron que dicho taller era su obra. A partir de ahí, puedes estar a favor o no. Pero lo que es feo es que tus palabras parecen contener un dogmatismo que quisiera dejar ver que eres la única persona consciente de las implicaciones que tiene el hecho de ir a un taller como este. No sé, la verdad es que yo no creo que seas el único con dicha consciencia.

    Cuando me preguntas por la crítica, ¿te refieres a la crítica de arte como institución, o a los procesos de diferenciación y calificación de la pieza en pos de su superación? Si hablas del segundo de los casos, creo que ya he dejado bien claro que es un aspecto implícito a la creación. En cambio, si te refieres a la crítica como institución -en relación inevitable con el Poder, no sólo directa a través de aspectos económicos sino en su capacidad dogmática de filtrar y decidir cuáles productos continúan-, he de decir algo que supongo que no te va a gustar: de primeras, que la crítica como institución es un aspecto puramente económico. Para mí, el arte está en otra parte. De segundas, y respecto a lo anterior, creo que es importante señalar algo en relación a lo que llevo diciendo todo el tiempo: el carácter necesario de las prácticas artísticas e inherentemente ligado a una subjetividad. El tratamiento de las prácticas artísticas desde el verbo desprecia descaradamente todo lo que de necesario tiene la creación. ¿Cómo me exiges todo el tiempo que hable, que señale, que use lenguaje… para referirme a aquello para lo que el lenguaje no sirve? Podremos estar dando vueltas alrededor de esa zona oscura, de ese vacío, acercarnos más o menos… Pero jamás con el lenguaje podremos llegar a aquello que está en el núcleo, porque se sitúa en un sitio donde el lenguaje no sirve. Y por eso, posiblemente, existe el arte. La crítica como institución relega las prácticas artísticas al mero verbo, procurando una supuesta transcripción total de una pieza… lo cual, aparte de terrorífico, es imposible. Terrorífico por ser una ficción camuflada de verdad. Una especie de discursivización de todo… menos de aquello imposible de discursivizar. ¿Qué implica esto inevitablemente? Que se relega a ser una simple y mera descripción. Qué curioso que en el arte conceptual se facilite todo este terreno con obviedades lingüísticas, para dejar bien sencilla una supuesta trascripción literal camuflada de verdad. Yo ahí veo inevitablemente al poer, pero… ¿dónde está el arte?

    Respecto a la defensa a ultranza que haces acerca del arte conceptual: te planteas sólo y exclusivamente aquello que el concepto tiene supuestamente de beneficioso, siempre desde tu opinión ya que no creo que sean criterios en absoluto objetivos y que de hecho no comparto; …y olvidas radical y absolutamente todo el daño real que ha superado con creces la teorización, que se ha convertido en un daño verdadero que no sólo viene de cuestiones más superficiales como el mercantilismo de la idea millonaria, la sobrevaloración de la ocurrencia y el chistecillo visual… sino cuestiones mucho más profundas y trascendentes como esa ficción camuflada de verdad de que es posible la transcripción directa de una pieza. Es más, dicha creencia en esa transcripción implica inevitablemente una visión que disgrega la pieza y que en mi opinión es terrible: como una creencia en que podemos coger todas sus implicaciones, pero a la vez olvidándonos de su carencia corporal. Entre otras muchas consecuencias, citaría como reseñable lo que ya he comentado: dicha carencia corporal implica un acto de aceptación totalitario que viene condicionado por aspectos extra-artísticos. Esto sí que es focalizar, coartar y dirigir la mirada, un auténtico insulto a la subjetividad. Una imposición para solucionar una disgregación.

    Me pueden gustar determinadas posiciones de la Tate Modern, pero en absoluto necesariamente tiene que ser así. El tratamiento que una institución hace de la producción artística sólo deja ver bien claro cuáles son las cosas que dicha institución oculta, qué tiene de perverso su tratamiento y con qué fines camina en una determinada dirección. Por otra parte, el carácter necesario de las piezas sigue ahí contenido. Una vez más, ocurre lo de siempre: hablas de aquello presente en todos los aspectos del campo social y olvidas una posible especificidad del arte. Especificidad, por otra parte, que tampoco es inerte a este tipo de tensiones, pero una vez más quiero hacer incapié en que dichas intenciones un tanto oscuras no son patrimonio del campo artístico ni de sus procesos de producción, sino inherentes a los mecanismos de producción de subjetividad.

    Me resulta bastante comprensible que señales a Ibon Aranberri como un referente de la escultura vasca. Justo vas a salvar al que más peso y poso conceptual tiene. Una vez más, creo que vas exclusivamente a lo que te interesa, obviando otro tipo de consideraciones que quizá sean más trascendentes.

    No creo en absoluto que hable del arte de manera religiosa. Es simplemente que creo necesario hablar desde una consciencia trascendental que es inherente al hecho de que la creación artística parte de una necesidad. Por lo tanto, si estoy hablando de consideraciones exclusivamente materiales, ¿cómo voy a parecer religioso? Insisto en que es la confianza en la inmaterialidad de la idea, la fe implícita en la aceptación del acto conceptual y la asociación mística de la inmaterialidad con la verdad (ambas tres cosas muy características del arte conceptual) lo que sí constituye una práctica casi religiosa. En cambio, yo creo que reconocer que lo que se hace tiene una especificidad (que no es la misma que la de hacer una barricada ni una huelga) y que dicha especificidad está contenida en la materialidad es ser bastante realista.

    Ya que hablas de mi blog y entras en aspectos bastante personales respecto a la producción artística, te daré un ejemplo de uno de los muchísimos aspectos a los que yo me refiero cuando hablo del papel de la fe en el arte conceptual. De cómo la creación conceptual lleva implícito un sistema de creencias que vienen a salvar el gran vacío existente entre la formulación material (sin nada contenido de forma implícita) y el plano discursivo… de cómo este gran vacío se salva, como ya he comentado, gracias a una serie de mecanismos sin los que la obra aparece totalmente diseminada. Mecanismos, por supuesto, externos al arte tales como la explicación posterior, el textito adyacente, etc. Hay una ficción de completud gracias a elementos total y absolutamente extra-artísticos, extra-musicales:

    En noviembre diste un concierto en Larraskito, en el que también tocaba Terri, y luego Mikel, Mantxi y yo. Antes del concierto le diste a Mikel un disco de reggaetón nigeriano (si mal no recuerdo), para que lo pusiera entre concierto y concierto. Primero nosotros, luego Terri y luego llegó tu turno. Y entre concierto y concierto sonaba tu disco de reggaetón nigeriano. Después de estrujarte el coco al estar en una situación que me imagino que fue bastante extrema, decidiste y nos dijiste que tu concierto había sido el disco que habíamos escuchado entre concierto y concierto. Todos y todas nos quedamos perplejos, y se nos hizo una sonrisa en la boca. Aquello funcionó muy bien, fue potente, fue sorprendente y se notó que había sido una situación bastante extrema. A mí me gustó, porque realmente me lo creí… Estuvo muy bien. Pero esa obra la hiciste tú, Mattin. ¿Te imaginas que eso mismo lo hubiera hecho yo, o cualquier otra persona? Habría sido una total y absoluta tomadura de pelo, una auténtica chorrada. Si lo hubiera hecho cualquier otra persona, todo el mundo habría pensado “¿pero este de qué va?”. Pero en ti funcionó muy bien, Mattin. Porque hay toda una serie de aspectos extramusicales, que tienen que ver con muchísimas cosas menos con la materia de la obra, que hacen que esa creencia se active y funcione: la seguridad en sí mismo del artista que está creando esa pieza, su supuesta dureza, firmeza, rigides infranqueable, cómo dicho artista se lo está también creyendo, su actitud en el momento de creación, e incluso me atrevería a decir que… hasta su aspecto físico, su apariencia y cómo dicho artista se presenta ante el público. Ahí hay un juego de creencias, Mattin, que si me lo permites yo creo que a ti te funciona muy bien. Yo me lo creí absolutamente… pero son aspectos exclusivamente extramusicales. Habría que plantearse si esto no tiene más que ver con una estrategia proyectiva en lugar de nacer de una verdadera necesidad.

    Por favor, plantéate qué habría pasado si eso lo hubiera hecho cualquier otra persona.

    Saludos!

    Héctor.

  19. mattin Says:

    y aunque me das muchisima envidia con lo bien que escribes
    nunca he visto a nadie decir tan poco, con tantas palabras,
    no se si soy el unico pero todavia no entiendo:

    1) cual es la especificidad del arte
    2) donde esta la barrera entre artistico y musical y lo extra-artistico y lo extra-y-musical?
    2) que entendientes por materialidad (existe esta solo en lo fisico?)
    3) que entendientes por una verdadera necesidad
    4) que entendientes una rotura del sujeto
    5) que es para ti lo verdaderamente politico

    Como que no has hablado ni del expectador ni de la completud de la pieza:


    La propia existencia del disco y el saber acerca de su contenido ya parecen ser suficiente. Con saber de qué va la cosa, cuál es su intencionalidad, ya casi lo tenemos todo, sin necesitar expresamente escucharlo, en mi opinión. Podría ser, por decirlo así, un disco-acción, su propia creación ya lo completa, sin tener en cuenta la fenomenología de la escucha ni la experiencia propia de su contenido.

    A quien te estas refiriendo cuando dices “ya casi lo tenemos todo”
    si no es el espectador?

    Cuando te refires al supuesto disco conceptual y dices “no necesitamos expresamente esucharlo”
    acaso no estas hablando de la finaliad o completud del trabajo?
    a dado por sentado cual es esta completud en la cual con saber la idea ya vale?

    leyendote me encuentro en un laberinto conceptual,
    donde cada vez me extrana menos tu critica a lo discursivo:
    tu manera de entenderlo y emplearlo hace que me esta volviendo majara.

    ya que hablas del ejemplo del concierto-reggeton nigeriano:
    es precisamente la utra-especificidad en la cual estamos hablando,
    tomando en cuenta todas las expectativas que pueden recaer sobre mi,
    y sobre lo que puede ser un concierto de improvisacion lo que me hizo llegar a la decision que mi concierto habia sido el darle a Mikel el CD y decirle que lo reproduzca entre concierto y concierto.

    si alguien hubiese algo parecido que no fuese yo?
    fijo que estaria encantado, simplemente porque pensaria:
    es esto un concierto de improvisacion? pues dirira que es un poco raro,
    y despues de ver tantos conciertos de improvisacion que suenan a conciertos de improvisacion probablemente hubiese disfrutado de esta rareza (pero esta por supuesto, es una opinion subjetiva;-)

    un apunte:
    cuando hablo de lo que hago sobretodo en conciertos, trato de evitar referirme a ellos como “piezas” (por la misma razon de que no puedo totalizar lo que pasa dentro de un concierto). Paro mi, lo que hice en Larraskito no fue mas que una decision de la misma manera que una decide que instrumento va a tocar (tu de hecho tenias varios). lo que hice fue utilizar una decision como instrumento: el instrumento genera unos sonidos y unas reacciones y de ahi ver que pasa (creo que lo mismo que tu).

    bajo mi punto de vista no se puede hacer una separacion tajante entre lo extra musical y lo musical. tu escucha esta condicionad por aspectos extra-musicales
    que constantemente afectan tanto tu percepcion, como tu entendimiento
    de lo que es musica cambiando y alterando la capacidad afectiva que la musica pueda tener en ti. me acuerdo de una frase de Marchetti en la que dijo algo asi:
    “el pensar en musica, ya es musica”.
    a mi me interesan esos limites que tratan de definir lo que es arte o musica y lo que no es. constantemente e historicamente estos entenedimientos han ido cambiando , y lo que antes se definia com ruido es ahora musica, lo que antes era extra-musical ahora es musica.
    entonces como no me voy a cuestionar radicalmente lo que tu hablas de la ontologia del arte?
    vajo mi punto de vista esto no es mas que un constructo social, que conlleva unas relaciones de poder. Estos al generar discursos “trascendentales”
    hace que personas como tu traten de hablarnos de estas esperiencias como si fuesen idiscursivamente indisputables y asi haciendonos a sentir a
    personas como nosotras que es mejor que nos callemos la boca porque estamos hablando superficialmente de lo que es el arte.
    y por supuesto cada vez mas gente viviendo del tema en universiadades, centros de investigaciones, pero que alguien inteligente como tu hable de esta manera del arte, me resulte muy dificil de asimilar.

    cuando cito es para dejar claro de donde viene mi argumento
    y asi que el lector pueda entender de manera mas especifica lo que quiero decir.
    cosa que hecho mucho de menos en tu argumento sobre todo cuando hablas del arte conceptual. no creo que se pueda hacer una critica tan totalizadora al arte conceptual, o a trabajos que utilicen elementos conceptuales sin ejemplos concretos como has hecho tu.
    precisamente porque tu manera de referirte al arte conceptaul es
    como si fuese un UNO (como si su carapter conceptual anulase otros aspectos del trabajo y de su percepcion). esto
    nos lleva a debatir en terminos muy abstractos que solo te benefician a ti y tu manera tan abstracta y general de expresarte.
    una vez que vayamos concretando veremos como tu argumento se caera por su propio peso (bastate pesado por cierto)

  20. mattin Says:

    realmente es dificil seguirte:

    que una tendencia radicalmente postmoderna es:
    una tendencia obsesiva de calificar todo de “supuesto esencialismo”.

    es todo lo contrario, la deconstruccion sirver para ver detras del telon de como los esencialismos son construidos. de ver como esos “cajones de conocimiento” funcionan y que intereses conllevan (algo que no veo que tu hagas mucho). otra cosa es que luego las minorias quieran tambien tener su representabilidad. pero si algo ha hecho el postmodernirmo es saltar por los aires cualquier nocion de universalidad.


    Monismo posmoderno: la confianza en que todo es susceptible de deconstrucción, teniendo dicho procedimiento siempre un valor de “verdad”, que lleva a la concepción de que “todo es todo”, de ver todo como una masa confusa en la que no hay punto focal, no hay el mínimo rigor clasificador y todo intento de separación o consideración propia es acusado de falta de objetividad. Dicho “borrón monista” posmoderno es un lugar, en mi opinión, muy cómodo pero nunca constructivo y que sólo contribuye a la falsa ilusión ya citada de que “todo es todo”, todo un borrón relativista en el que todos parecemos tener razón.

    Perfecta descripcion del trabajo de Txomin Badiola

  21. mattin Says:

    y aunque si que es verdad que en los origenes del arte conceptual,
    se priorizaba la idea (LeWitt, o Weiner), para mi es muy diference
    el incorporar decisiones, ideas y/o conceptos al contexto del ruido y la improvisacion
    de esto acabo de escribir un texto para URSONATE

  22. Héctor Rey Says:

    Kaixo Mattin:

    De primeras, me gustaría decir que no necesariamente el no entender algo implica un fallo por parte de la persona que está al otro lado de la comunicación. Esto es obvio, ¿no? Por poner ejemplos extremadamente coloquiales, que parece ser lo que pides a mi forma de expresarme, vuelvo al tema de que yo no tengo la mínima idea de astrofísica, matemática o cocina thailandesa. Con esto no quiere decir que no exista por mi parte una dificultad de cara a la comprensión, pero dicha dificultad no es en ningún momento una traba lingüística sino simplemente la forma en la que yo creo que ciertas cosas merecen ser tratadas. Es decir, si no lo entiendes es posible que sea cosa tuya. Insisto, no seguro sino posible.

    Cuando comentas, en un post anterior: “¡Pero tal vez sea yo, que todavía no lo pillo !”, pues tal vez.

    Respondo una vez más a tus preguntas, que parecen ser siervas de una supuesta intención casi científica, buscando una clarividencia conceptual en lo que no es conceptual. De hecho, no sé cómo se me ha podido olvidar mencionar en alguno de mis posts la relación entre el pensamiento conceptual y el cientifismo. En tanto que yo identifico en tu trabajo una posición política radical, ¿te has planteado alguna vez esta relación? El papel principal de la ciencia inmersa en un sistema de Poder (a decir verdad, la ciencia es un producto natural de dicho sistema) es transformar la experiencia en bloque conceptual, en cajón donde sea posible su taxonomía. El conocimiento taxonómico occidental que es en última instancia la lógica de la ciencia se basa en dicha trasposición de lo experiencial a lo razonable y comunicable por medio del símbolo (concepto como tipo de símbolo) -adquiriendo éste un valor casi de fetiche, pero ese es otro tema- en pos de la sujección de la Realidad. La Realidad, en tanto que estructura simbólica (un marco descontextualizado con apariencia de totalidad), necesita una serie de mecanismos que transcriben la experiencia a concepto para su propia sustentación. Esto es lo que veo en el arte conceptual, la misma estructura simbólica que trabaja en pos de una visión profundamente enmarcada pero con apariencia de totalidad.

    En fin, voy con tus taxonomías:

    1) Cuál es la especificidad del arte:

    En relación inevitable con lo que acabo de escribir acerca de la ciencia, veo en tus palabras una inquietud por una textualidad literal enorme, como si todo lo posible pudiera estar contenido en dicha textualidad literal. Como si el lenguaje que tanto amas fuera omnipotente y llegara a absolutamente todos los rincones habidos y por haber. Este pensamiento que como ya he citado es cientifista, tiene que ver inevitablemente con una creencia muy moderna (moderna en el sentido de “modernidad”) en que podemos entenderlo todo, en que todo funciona desde la textualidad, y en última instancia en que el universo está hecho a escala humana, en que nuestro cerebro es capaz de llegar hasta al último recobeco. Esta creencia, además de estar en mi opinión bastante pasada, implica en la ya citada relación con el cientifismo un ineludible acercamiento a la lógica del poder. ¿Por qué me exiges que me doblegue al lenguaje, por qué me quieres llevar a tu campo? ¿Cómo me pides que use el lenguaje si estoy hablando de aquello para lo que el lenguaje no sirve? ¿Te has planteado alguna vez por qué haces arte, por qué te gusta hacer arte? No creo que la respuesta sea tan obvia como “porque te gusta la política y plantear una serie de reflexiones sobre los medios de producción en los que está inserta la creación”. Hay algo que nace de otra parte, algo que necesita de la creación para corporalizarse materialmente.

    Ya que me pides referencias y argumentos de autoridad (insisto en que los argumentos de autoridad hoy en día carecen de valor de verdad ya que todo está más que defendido y todos parecemos tener razón), te dejo esta frase, que supongo que desde esa perspectiva cientifista y de querer conocerlo todo criticarás:

    “De lo que no se puede hablar, mejor es callarse”. -Ludwig Wittgenstein.

    2) Dónde está la barrera entre lo artístico y musical y lo extra-artístico y extra-musical:

    Respecto al enunciado de esta pregunta, me gustaría preguntarte a ti una cosa, es algo de lo que ya me he dado cuenta que haces más veces: ¿por qué separas “artístico” y “musical”? Sé que esta pregunta no tiene que ver de forma directa con el desarrollo del debate, pero es algo que simplemente me despierta mucha curiosidad.

    Creo que esta pregunta está suficientemente contestada en todas mis aportaciones al debate. A veces es como si las preguntas que formulas ya estuvieran suficientemente contestadas anteriormente. Ya he citado en todos y cada uno de mis posts la contención material de las implicaciones de la forma, que desde Miguel Ángel hasta Roni Horn está ahí no en un plano representacional sino ontológico. Contenido de manera tal que la forma pasa a ser autojustificativa. Decir “autojustificativa” no quiere decir en absoluto exenta de implicaciones, sino simplemente una corporeización real de dichas implicaciones, no una mera señal o referencia hacia éstas. En este sentido, la propia materialidad del arte se presenta como la condensación de esas implicaciones de las que la propia obra es una materialización. En este sentido, es una traba tipiquísima y radicalmente peligrosa, propia del Bourdieuismo más talibán, la confusión entre la concrección de la formulación material que condensa todas sus implicaciones… y lo que es meramente el campo artístico.

    3) Qué entiendes por una verdadera necesidad:

    No entiendo esta pregunta. No es algo que “yo entienda por”, o “tú entiendas por”. El sintagma “verdadera necesidad” está formado por dos palabras… que ambas dos son bastante obvias. En serio que no comprendo la pregunta. ¿Cuál de las dos palabras no entiendes? ¿Acaso tú no tienes necesidades?

    4) Qué entiendes por una rotura del sujeto:

    El otro día hablaba con otras personas de que en todo acto de creación hay una imposición inherente. No sólo una imposición, sino incluso me atrevería a decir que una agresión que afecta corporalmente -no estoy hablando en absoluto de violencia, ni de cine gore, ni de expresionismo ni nada que se le parezca-. Como un flechazo o un estacazo que se lanza a las estructuras más impenetrables del sujeto. Una de las personas en el debate decía que hay un consentimiento por parte de quien recibe esta especie de desprendimiento: la persona decide conscientemente ir a un concierto, a una exposición o enfrentarse a la experiencia artística sea cual sea el contexto. Pero aún así, hay ciertos mecanismos supuestamente infranqueables en la psique que configuran la personalidad (que contienen, por así decirlo, las fobias y las filias), ciertos esquemas simbólicos que mantienen en pie al sujeto, que hacen que toda la estructura de la Realidad se mantenga erguida y tenga ficción de veracidad… que cuando se cosquillean, cuando se procura una pequeñita brecha en ellos, sale algo que hace tambalear la subjetividad.

    5) Qué es para ti lo verdaderamente político:

    Todo aquello que pueda tambalear los pilares de fe sobre los que se sostiene la personalidad procura en el sujeto un cambio real que pone al propio sujeto ante algo que para nadie es agradable ver. Esto implica inevitablemente una rotura de sus condicionamientos y un condicionamiento constante de su propia naturaleza, y en lugar de ser un cambio que le viene dado desde la representación, es un cambio que afecta directamente a los mecanismos más profundos que le sostienen. Esta idea del sujeto reactivado por el derrumbe de sus propios condicionamientos es implícitamente política.

    Respecto a tu pregunta acerca de cuando digo, acerca de una propuesta conceptual, que “con saber de qué va la cosa ya casi lo tenemos todo”, y cuando digo que “no necesitamos expresamente escucharlo”, quiero dejar claro que no me estoy refiriendo de ninguna manera a la finalidad ni a la completud de la pieza. Como ya he dicho, no creo en dicha completud de una obra de arte (es más, creo que la completud de una obra de arte es una de esas ficciones con estructura de verdad presentes en el arte conceptual), por lo tanto cuando utilizo esas expresiones no me estoy refiriendo a ello, sino simplemente a un tipo de estructuración disgregada muy propia del arte conceptual en la que el elemento textual es aquello que ejerce la ficción de unión, de amalgamar aquello que no se sostiene por sí mismo. De unir supuestamente el mundo conceptual de las ideas y la materialidad de los sonidos. Sin este texto, sin el conocimiento del programa conceptual, la experiencia no dista de la de cualquier tipo de sonido aleatorio. Decir, como he dicho, que “no necesitemos expresamente escucharlo” no es decir que no haya que escucharlo, sino que la fenomenología de escucha que pueda tener dicho disco depende de forma inevitable de un texto sin el cual la experiencia no dista de ser aleatoria. Está en una posición jerárquica tan grande que sin él el enfrentamiento directo con el material es puramente banal. Asimismo, el enfrentamiento con el material, en una posición desfavorable en la citada jerarquía, no necesita ser experienciado de forma necesaria. Unas partes sí, y otras no. Disgregación hasta en la supuesta consolidación que consigue el texto, la explicación, el programa.

    Respecto a eso que comentas de que una vez que vayamos concretando veremos cómo mi argumento se cae por su propio peso, he de decir que estás en una posición totalmente sometedora al hacer tuya la dialéctica. Como ya hemos comentado, los argumentos de autoridad carecen ya de valor alguno al estar inmersos en el borrón posmoderno en el que “todo es todo” y todos flotamos cómodamente. Si utilizas la dialéctica tanto en tu obra como en tu verbalización discursiva (en este último caso yo creo incluso que como dogma), te estás situando en una posición sometedora a sabiendas de que siempre es posible encontrar un argumento válido (o ficción de verdad) que dé imagen de verdad a absolutamente cualquier tipo de proposición. Esto es algo bastante obvio y que queda desenmascarado en tu afirmación cuando dices que “veremos” cómo mi argumento se cae por su propio peso. Cuando se descansa sobre la nube posmoderna en la que todos parecemos tener razón, no es difícil aventurar cualquier tipo de ficción de verdad.

    Respecto a tu concepción sobre la obra de Txomin Badiola, creo que la malinterpretas enormemente. No soy yo nadie para defender a Txomin Badiola, y menos aún cuando aunque te parezca extraño también tengo mis críticas tanto hacia su obra como hacia su papel dentro del arte vasco. Pero aún así, creo que su obra se merece como mínimo el respeto de no ser mal asimilada. Tu forma de confundir la estructuración concreta con el pastiche-borrón posmoderno me resulta altamente sorprendente, es decir, en mi opinión yo creo que te quedas un poco en la visualidad de la figura sin entrar a las consideraciones estructurales más profundas. Me remito a mi anterior post (siento ser redundante):

    “No doy crédito a esa reflexión tan radicalmente superficial que haces acerca de la obra de Txomin Badiola (mira por donde, este sí que me gusta). De primeras, calificándolo de forma tajante como posmoderno cuando esa consideración me parece extremadamente discutible. Me parece que tienes una concepción de la forma bastante superficial, y tus separaciones entre la acción y la materialidad me resultan bastante equívocas. Es decir, creo que estás descontextualizando los elementos que configuran la pieza y tratando cada uno por separado de una manera equívoca y superficial. Ves como meras referencias lo que es parte indispensable de la forma (que se estructura, obviamente, con elementos que tienen que ver con lo necesario y pertenecen a una cierta cosmovisión en la que yo no tengo derecho a meterme, el artista sabrá), y entiendes como un pastiche neobarroco lo que simplemente es una estructuración constructiva con diversos elementos que actúan de forma totalmente afectiva (no desde la representación) en los mecanismos de formación del sujeto. Pero lo más importante y lo que más grave me parece de tu mala interpretación de la obra de Txomin Badiola es la consideración equívoca de su ontología. Es como si hablaras de una ontología fragmentada, como si cada trocito fuera independiente y se pudiera hablar de ello de forma totalmente descontextualizada. Hay que tener en cuenta que, cuando se habla su ontología, a pesar de la utilización de elementos de diversa naturaleza, estamos hablando de una ontología que se centra en su carácter de obra de arte. Es decir, la única consideración ontológica realmente posible no es la que refiere a una supuesta fragmentación de las partes (que por sí mismas no son nada) sino a lo que lo construido es inequívocamente: una obra de arte. Dicho de otra forma, a pesar de que pueda tener esa apariencia plástica ecléctica no estamos hablando de la unión de cosas, ni tampoco de la superposición de estas, ni de la colocación de cosas diferentes una al lado de otra. Como cosa, es una: una obra de arte. Por lo tanto, el calificativo de pastiche me parece profundamente discutible salvo desde un entendimiento un poquitín superficial. Y además, creo que olvidas un poco lo que ya te he comentado: aquello que está ahí contenido pero vibra desde otra parte. ”

    Volviendo al tema de tu concierto de reggaetón nigeriano: ¿en realidad crees que si eso lo hubiera hecho otra persona hubiera funcionado con la misma potencia, de la misma manera? No te estoy preguntando acerca de si a ti personalmente te habría gustado, sino simplemente acerca de si crees que hubiera funcionado tan bien la misma acción realizada por otra persona. En mi opinión, es obvio que no. Entran en juego toda una serie de aspecto extramusicales que ya he citado tales como la confianza en sí mismo del artista, la actitud que tiene en el momento de creación e incluso su aspecto físico. También el conocimiento, totalmente previo y externo a la materialidad, perteneciente quizá más a un compromiso que a algo puramente necesario, de que “puedes salir con lo más chocante”: yo creo que dentro de la estructura de fe que identifico en las prácticas conceptuales juega un papel importantísimo, entre otras muchas cosas, el hecho de “qué se espera” de la persona creadora, que tú mismo comentas. Y la utilización proyectiva de eso “que se espera” de un determinado sujeto pertenece en mi opinión a conceptos totalmente extraartísticos. Es decir, me atrevería a decir con todo el respeto que en última instancia es un acto de seducción, un embauque. Una seducción que, desde luego, a veces funciona muy bien, como fue en ese concierto, que ya te digo que yo lo disfruté.

    Saludos!

    Héctor.

  23. Héctor Rey Says:

    Uy, cuando respondo a tu pregunta número 5), donde pone “y un condicionamiento constante de su propia naturaleza” quería decir “y un cuestionamiento constante de su propia naturaleza”.

    Perdón por el fallo!

    Saludos!

  24. Héctor Rey Says:

    Me he dado cuenta de que en algunos momentos puedo sonar un poco fuerte, no es mi intención. Tardo mucho en escribir estos posts y la emoción que pongo al principio no es la misma que pongo al final.

    Saludos!

    Héctor.

  25. Mattin Says:

    no Hector
    no te preocupes, no suenas fuerte si no repetitivo
    probablemente yo tambien, pero es que
    como me sigas defendiendo la ontologia del arte
    de esta manera no llegamos a ningun lugar.

    que si yo tengo una posición política radical?
    ni mucho menos tan solo soy puto clase media alta pringao (‘estos momentos sin un puto duro pero la consciencia de clase no se quita tan facilmente)
    que lo unico que trato es saber de que manera soy subjetivizado por el capital
    las experiencas transcendental de las que tu hablas no se salvan de esta subjetivazion, si no que en gran parte
    son producidas por el mismo-haciendote pensar que estas haciendo un ejercicio de lliberdad-
    generando este sentido de individualidad tan importante para este sistema:
    el iluminado iluminando al resto que vivimos en la superficialidad

    aqui si que me viene bien la cita que me ha pasado Xabi:


    El reaccionario no se caracteriza sólo por su definición ppal de  
    contrarrevolucionario-conservador, si no porque se cree poseedor de la  
    verdad y realiza implacables demostraciones de poder que hacen  
    imposibles las acciones de otros.

    “cientifismo”

    has dado en el clavo!”
    materialismo historico como herramienta basica para que no me tome el pelo
    gente como tu, cuando hablan de “materia” de tal manera.

    “Contenido de manera tal que la forma pasa a ser autojustificativa.
    Decir “autojustificativa” no quiere decir en absoluto exenta de implicaciones, sino simplemente una corporeización real de dichas implicaciones, no una mera señal o referencia hacia éstas. ”

    .
    Hector, a mi no me puedes justificar algo diciendo que simplemente es “autojustificativa”
    mallor falacia ideologica no se puede permitir nunca!

    autojustificativa
    para quien?
    por que?
    quien lo decide?
    cuando se decide?
    a quien beneficia esta decision?
    que intereses y cargas ideologicas conlleva esta decision?

    vuelvo a decir que tus argumentos me parecen una estupida defensa tanto de la obra de arte como del artista. y aunque este involucrado en esta area, ambas nociones me dan puto asko
    y tus argumentos ganas de vomitar


    Asimismo, el enfrentamiento con el material, en una posición desfavorable en la citada jerarquía, no necesita ser experienciado de forma necesaria. Unas partes sí, y otras no. Disgregación hasta en la supuesta consolidación que consigue el texto, la explicación, el programa.

    criticas la plenitud de la obra y al mismo tiempo que defiendes la materialidad
    de la obra entendiendo claramente lo que es y no es materia, o en el caso de arriba cuando hablas de autojustificacion (auntojustificacion de que? de la obra? que es la obra? si hablas de la obra es obvio que tienes una idea clara de que es la obra? la estas totalizando y por esto dandelo una finalidad, y yo diria que de manera cognitiva).

    el uso de texto en piezas conceptuales por lo menos que yo he utilizado,
    lo que hace es advertir que esa finalidad (com finalmente estamos de acuerdo que nunca se completa)
    es totalmente dependiente de factores externos,
    y que la division que tu haces de que es obra y que no, son aspectos a debaritr y cuestionar, poniendo en crisis
    la jodida ontologia del arte de la que tu hablas

    sobre la diferenciacion entre musica y arte, creia que eras tu el defensor de las categorias,
    a mi me dan bastante igual y de hecho me muevo oportunamente entre ambos lados. con esto no quiere decir trate de evadir la especificidad que conllevan cada una pero si
    creo dejar bien claro en mi practica como problematizo la division existente entre estos dos ambitos.

    respecto a la obra de Txomin, otra vez eres tu el quien produce su ontolgia
    y me pregunto si el estara de acuerdo contigo.
    esta ontologia no es universal ya que yo no la encuentro en ninguna parte
    yo solo veo fragmentos con un afan epico que se quedan un cutre-intento de txuleria bilbaina
    (y aqui si que diria yo de autoridad, una autoridad que en cierta gente si que ha funcionado)
    un querer y no poder muy fuerte siempre a la sombra de Oteiza (brillante y desbordante),
    un pretencioso hasta mas no poder e inevitablemente pudriendose en el botxo,
    un pobre hombre estrellandose contra sus propias imposibilidades

    si te digo la verdad estoy mas interesado en oir tus alevosias a su obra que tus justificaciones

    respecto al reggeton nigeriano:
    ¿en realidad crees que si eso lo hubiera hecho otra persona hubiera funcionado con la misma potencia, de la misma manera?

    joder Hector, si te he hablado de ultra-especificida y de que trato de tener en cuenta todas las expectativas que caen sobre mi a la hora de hacer un concicerto, como voy a decir que hubiese funcionado con la misma potencia
    si otra persona lo hace?
    no he dicho esto, me has mal entendido y asi obviando tu falta de canino a leerme,
    lo que he dicho es que si otra persona hiciese este concierto planteria ciertas cuestiones obvias que las menciono en mi post,
    pero luego hay otros muchos facatores que serian muy diferentes- algunas de ellos incluso tu ya los mencionas.

    a mi me gusta el feedback, el ruido y la ralladura
    pero no se cuanto mas de si va a dar esta conversacion

    claramente tu critica a lo conceptual no me ha servido en nada

    Mikel espero que saques algo de todo esto aunque tengo mis dudas

  26. Héctor Says:

    Kaixo Mattin:

    Creo que me has entendido mal (o me he explicado mal) respecto a lo de la posición política radical. De hecho, yo soy el primero que dice que el radicalismo no es algo necesariamente malo. Es decir, creo que jamás he sido crítico con una determinada posición política. Lo único que vengo a decir todo el rato es que no existe una relación clara y objetiva entre dicho pensamiento político y la creación artística salvo como disculpa, como agregado. Hasta en las prácticas artísticas más radicalmente políticas el impulso creador no viene de una preocupación política. Creo que esto es bastante obvio: no me has contestado, por cierto, a la pregunta que te he hecho en el post anterior -¿por qué haces arte? O, mejor dicho, ¿por qué crees que haces arte? Quizás no, no me puedo aventurar, pero supongo que en algún recobeco de ti quedará algún tipo de goce primigenio de la experiencia artística. Si te pregunto ¿por qué haces arte?, tu respuesta estoy segurísimo que no sería “porque me interesa la política y meter el dedo en la llaga de los medios de producción de la pieza” (insisto en que esto no es algo relativo inherentemente al arte sino propio tanto del arte como de todo lo demás), ¿me equivoco? Espero pensar que hay algo que te mueve a hacer arte, el tipo de arte que te dé la gana, que no tiene nada que ver con tus intereses políticos.

    ¿Te has planteado, no sólo respecto al arte sino también respecto a todo lo demás, una pregunta tan a primera vista sencilla como “por qué te gustan las cosas”? Sé que te pondrás a hablar de los condicionamientos de la mirada que conllevan los mecanismos de subjetivación, que es obvio que existen y están ahí, pero… en última instancia, queda algo que está ahí y que lleva ahí desde las primeras manifestaciones artísticas, hace 37.000 años, que yo creo que haces muy mal en obviarlo. Todo lo demás, viene después puesto encima, añadido. Añadido que existe en toda obra de arte… pero Mattin, hay muchas propuestas artísticas que yo creo que no sólo olvidan sino desprecian el carácter necesario e inherente a su propia naturaleza y son pura cáscara, puro armazón. Materia muerta, abyecta y despreciada.

    Yo sólo estoy hablando todo el rato de desnudar lo más posible el acto de creación. De ser sincero con uno mismo y entender que con lo que es necesario no se puede jugar y es bastante dañino vulgarizarlo.

    En ningún momento he utilizado esa visión totalmente “mesiánica” que tú achacas al arte, y que parodias al hablar del arte mismo cuando hablas del “iluminado iluminando al resto”. Esto, aparte de ser un chiste de mal gusto, me parece una falacia. De primeras, porque no creo que las prácticas artísticas tengan ningún valor de superioridad respecto al resto de actividades humanas. Cada cual vive en su propia historia con sus intereses personales, esto es impepinable y yo no puedo hacer nada contra ello. Es decir, yo lo único que hago es asumir mi propia subjetividad y hablar de una de las pocas cosas de las que sé, que es arte. ¡Porque es mi trabajo! Es lógico que me importe. En ningún momento he señalado una supuesta superioridad de las prácticas artísticas respecto a cualquier otro tipo de actividad humana. Un artista es toda aquella persona que hace arte, que se dedica a la creación artística, no es un “trabajo a jornada completa”. Pero… yo hablo de lo único de lo que puedo hablar, que es mi trabajo.

    ”El reaccionario no se caracteriza sólo por su definición ppal de
    contrarrevolucionario-conservador, sino porque se cree poseedor de la
    verdad y realiza implacables demostraciones de poder que hacen
    imposibles las acciones de otros.” —-> Sin acritud y sin ánimo de resultar ácido, pero… ¿te has leído? En mi opinión, yo en tus palabras veo una focalización increíble que se ocupa sola y estrictamente de tus intereses, olvidando o tratando de escabullirse de todo lo demás. Lo que realmente hace imposibles las acciones de otros es el monismo posmoderno en el que todo es relativizable, cuestionable, “todo es verdad”, hay argumentos para todo y todos parecemos tener razón. Eso, además de confundirnos, nos lleva a una nube de nihilismo del malo (del posmoerno, no del auténtico). Lo que realmente inmoviliza es eso, el jaque conceptual al interlocutor que lleva a la confusión y el cuestionamiento radical en lugar de tener una actitud constructiva e intentar sacar aquello que pueda haber de útil en la opinión ajena. He aprendido muchísimo con el libro “Noise & Capitalism” y con el taller respectivo en Arteleku… cuestiones relativas a la supuesta “libertad” de la improvisación libre, a los condicionamientos implícitos en los mecanismos de subjetivación, que han hecho que muchas cosas que creía tener claras se tambalearan, se pusieran en duda y dejaran clara su naturaleza estrictamente simbólica. En cambio, me parece -y esto es estrictamente una opinión subjetiva- que tú te focalizas radicalmente en lo que te interesa y todo lo demás parece para ti no tener el mínimo interés ni la menor validez. En cambio, yo creo haber dicho cosas que tú mismo has reconocido que compartimos.

    ¿Cómo puedes hablar del enfrentamiento contra el esencialismo… y a la vez hacer una defensa a ultranza del sesentismo más trasnochado y caduco? ¿Es que acaso el arte conceptual está exento de esta crítica tan ferrea que haces?

    ¿Por qué no hay autocrítica en tus palabras? ¿Por qué no hay la más mínima crítica al arte conceptual? Todo lo que tengo que decir en este sentido lo he dicho en los posts anteriores…

    ¿Y el marxismo? ¿Qué ocurre con una teoría económica de finales del siglo XIX? ¿Por qué no hay en tus palabras la menor crítica hacia ciertas cosas? Cuando hubo aquel debate tan interesante en IGUA expresé mi opinión al respecto: “Con métodos caducos se obtienen resultados caducos”.

    Tu retahila de preguntas no me hacen más que relacionarte con el cientifismo más retrógrado. Ese que cree en la Realidad (creo recordar que Lacan dijo “La Realidad es el soporte para el fantasma del neutórico”). Ese cientifismo simplista que cree en la trasposición de la experiencia al concepto lingüístico. El mismo cientifismo que cree en la omnipotencia del pensamiento, que presupone que el universo está hecho a escala humana y que por lo tanto podemos llegar a entenderlo todo, a comprender todas y cada una de las cosas que nos rodean y nos construyen. El mismo que sobrevuela la institución psiquiátrica. El mismo que está en relación directa con la farmacología y que inventa ficciones conceptuales de enfermedades para vender medicamentos, para configurar la subjetividad y edificar una sociedad de pacientes y espectadores. El mismo cientifismo que calificia de seudociencia a todo aquello que no llega a sus garras.

    Cuando comentas que:

    “el uso de texto en piezas conceptuales por lo menos que yo he utilizado,
    lo que hace es advertir que esa finalidad (com finalmente estamos de acuerdo que nunca se completa)
    es totalmente dependiente de factores externos,
    y que la division que tu haces de que es obra y que no, son aspectos a debaritr y cuestionar, poniendo en crisis
    la jodida ontologia del arte de la que tu hablas”

    ¿Te has planteado la posibilidad de la forma de condensar toda esa serie de reflexiones interesantes que tienes, en un tipo de creación que sea real? Es decir, ¿que no sea la pura representación a modo de panfleto (para eso mejor hacer un fanzine punk) de tus reflexiones sino que contenga de forma inherente no disgregada todas las implicaciones que tus reflexiones tienen y toda su influencia en la producción de forma? ¿Por qué esa separación mística entre las ideas que pululan por ahí arriba y la materialidad corporal? ¿No te das cuenta de que sólo se salva con una serie de dispositivos que focalizan la mirada y la percepción?

    ¿Por qué esa visión del arte como una papilla que ya se ofrece machacada y digerida al espectador, recortándole radicalmente su ámbito de movimiento y focalizándole la mirada y dejándole bien clarito aquello que tiene que sacar de la pieza? ¿No es esto, acaso, una grandísima imposición? ¿Quién es el artista para intentar supuestamente dirigir la atención y focalizar la mirada? Tus planteamientos no dejan de recordarme una vez tras otra al Realismo Socialista de la URSS.

    ¿Por qué tantas obviedades? ¿Por qué parece que te niegas a coger el toro por los cuernos? Repito que, si te gusta hacer arte… será por algo, ¿no?

    Respecto a la obra de Txomin Badiola -repito, no soy nadie para defenderle, él sabrá, yo también tengo bastantes cosas contra su figura y lo que implica en el arte vasco a día de hoy, décadas después. Su obra está ahí, sus piezas le defienden y lo hacen muy bien -sé que vas a saltar con cuestiones contrarias a la ontología y a la pureza del arte, pero antes de que lo hagas te recuerdo que Foucault se negaba a hacer biografías porque decía que sus libros mismos ya le defendían, así que por favor no hagas una lectura perversa de lo que digo-. Sólo te he recordado algo que no es específico de su obra sino que es fundamental en la apreciación artística: no se puede tener un entendimiento disgregado y una concepción ontológica incompleta. Te quedas en la pura anécdota!!! En la cáscara, sin reconocer su densidad. Vuelvo a insistir en que que una persona -tú, yo o quien sea- no vea, no entienda o no llegue a apreciar una cosa no implica en absoluto que dicha cosa carezca de valor, potencia y calidad artística. Una vez más, engrandeces lo que te interesa (olvidando sus huecos) y todo lo demás parece ser para ti una bazofia que desprecias. Yo sólo he hablado de un respeto a la hora de enfrentarse a una pieza, respeto tanto a la propia obra como al autor, que creo que ambos se lo merecen y ya veo que tú no tienes cuando dices cosas como esta:

    “un pretencioso hasta mas no poder e inevitablemente pudriendose en el botxo,
    un pobre hombre estrellandose contra sus propias imposibilidades”

    ¿Pero tú te has leído? Y no lo digo porque sea específicamente Txomin Badiola, sino porque me huele demasiado a populismo “simplón” -con perdón- que se rinde ante lo que no es obvio para él y lo descalifica.

    Hoy, martes 13, me he cruzado con él 2 veces por la calle. No sé qué tipo de señal será esta… Lagarto, lagarto…

    Saludos!

    Héctor.

  27. Mattin Says:

    tanto el sueno como la pesadilla de Debord se han realizado:
    los expectadores se emancipan de su condicion pasiva destruyendo nociones de artista y autoria
    ya todo el mundo utiliza su creatividad (youtube, myspace, blogs, forums…)
    y sin embargo el capital nunca se he reido tanto de nosotros mientras se nutre de la generacion de contenidos haciendose cada dia mas fuerte y poderoso, sacandole valor a todo lo que encuentra a su camino:

    “El espectáculo es el capital en un grado tal de acumulación que se transforma en imagen.”
    Guy Debord

    “La realidad es el capital en un grado tal de acumulación que se transforma en experiencia transcendental.”
    Billy Bao

    tu crees que toda esta gente que hace videos y los cuelga en youtube,
    o que cuelga su musica en myspace o en otros netlabels, piensa
    en si es artista o musico, o las cuestiones transcendentales que tu comentas o en la antologia del arte?

    mucho me extranaria, tu discurso solo se defiende desde una educaccion artistitica y esta no puede englobar esta creatividad que se esta producciendo
    ni si quiera articular lo que esta pasando

    tu postura solo se puede defender desde una postura especifica de artista y del mundo del arte del siglo pasado,
    tu postura se ha quedado obsoleta y no lo digo yo lo dice nuestro dia a dia.

    desde las vanguardias del siglo 20 se han atacado constantemente los valores que tu mencionas (ontologia del arte, la materialidad, el artista y su obra del arte hablando de lo transcendental,….).
    futurismo, dada, surrealismo, situacionismo,
    incluso el punk…
    fueron en contra de este tipo de nociones respecto al arte ,
    que no son otros que que los valores de la burguesia

    te has puesto a pensar que tipo de gente defiende tu postura?
    esto si agradeceria que me respondieras


    Espero pensar que hay algo que te mueve a hacer arte, el tipo de arte que te dé la gana, que no tiene nada que ver con tus intereses políticos.

    no creo que no haya nada que no tenga que ver ni con mis intereses politicos ni que se salga de la politica, si bien decian las feministas en el sesentas ” lo personal es politico” lo importante es la investigacion y realizacion de como funciona la politica en nuestras actividades (tanto creativas como en otros ambitos y si la separacion se diluye mejor todavia!).

    parece que me hablas del arte como si fuese un espacio intocable, donde los temas terrenales (sociopoliticos, economicos e idelogicos) no entrasen.


    Espero pensar que hay algo que te mueve a hacer arte, el tipo de arte que te dé la gana, que no tiene nada que ver con tus intereses políticos.

    si soy Marxista y opino que en ultima instancia el motor economico de los medios en produccion en el que vivimos determina nuestra subjetividad.
    no hay nada que se salga de esta relacion y mucho menos el arte.


    ¿Cómo puedes hablar del enfrentamiento contra el esencialismo… y a la vez hacer una defensa a ultranza del sesentismo más trasnochado y caduco? ¿Es que acaso el arte conceptual está exento de esta crítica tan ferrea que haces?

    despues de tantos post y parece que no me entiendes, joder te he tomado por una persona inteligente y hay veces que me entran dudas
    o puede ser que no me leas con carino (esto es a lo que me referia antes no canino).
    si defiendo el arte conceptual es por que critica radicalmente el esencialismo del arte del que tu tanto estas hablando y defendiendo.

    y si tengo una critica al arte conceptual, como he comentado antes acabo de escribir un texto al respecto y saldra en URSONATE.
    pero mi critica no tiene absolutamente nada que ver con la critica que tu haces.

    “Con métodos caducos se obtienen resultados caducos”.
    pero quien te crees que eres tu para decir que si un metodo es caduco o no, o si un resultado es caduco o no.
    que la posteridad se va encargar de decidir esto, es obvio pero que tu me hables de tal manera desde unos argumentos
    que la posteridad (como menciono arriba) ya se esta riendo de ellos, nos deja ver a todos tu prepotencia.

    yo utilizo elementos conceptuales en mi trabajo y sinceramente no creo que lo que haga sea caduco
    especialmente cuando se utilizan conceptos en diferentes disciplinas donde no esten tan explorados (como
    en la improvisacion y el ruido) , donde los resultados puenden ser muy diferentes


    ¿Y el marxismo? ¿Qué ocurre con una teoría económica de finales del siglo XIX? ¿Por qué no hay en tus palabras la menor crítica hacia ciertas cosas? Cuando hubo aquel debate tan interesante en IGUA expresé mi opinión al respecto: “Con métodos caducos se obtienen resultados caducos”.

    hablas de Marx, hablas como si fueses mi padre (votante del PP por cicerto!)
    el utiliza constantemente este argumento y aunque es profesor de economia no le ha leido a Marx directamente nunca,
    acaso tu has leido el capital? lo has entendido?
    si es asi me extranaira que hablases de tal manera de nuestro querido Marx
    el analisis que Marx hizo del capital esta mas vivo que nunca especialmente despues de la crisis
    (por cierto numero uno de ventas en alemania cuando veiamos que el capital se tambaleaba!)
    El valor sigue claramente determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario
    incluso en el arte se pueden ver cada vez mas referencias a Marx (Melanie Gilligan, Anja Kirschner & David Panos…)
    y ya ha Brecht ni te cuento (biennal de estanbul, biennal de shanghai  …)


    ¿Por qué esa separación mística entre las ideas que pululan por ahí arriba y la materialidad corporal?


    si estoy defendiendo a Marx como me puedes calificar de idealista!
    estamos hablando de conceptos extremadamente complejos que llevan muchos anos filosoficamente debatiendose
    cuando te refieres a la trascendencia y cuestiones trancendentales
    me viene mucho a la cabeza Kant y su necesidad de categorizar todo para la mayor comprension de las cosas, advirtiendo que hay cosas
    que se quedan mas alla. pero si la transcendencia la entendemos como un ir mas alla, es necesario que alla una finalidad en el “objecto” que vamos a transcender, si no estariamos llendo
    mas alla. y es por esto que tambien lo transdendental necesita de esencialismos para conseguir una pureza irreductible donde se pueda decir
    esto es esto y esto no es esto.
    precisiamente porque no estoy interesado en una division entre las ideas y lo material
    yo estoy mas interesado en la inmanencia radical.


    ¿Te has planteado la posibilidad de la forma de condensar toda esa serie de reflexiones interesantes que tienes, en un tipo de creación que sea real?

    Hector me tomas por tonto? yo reconozco que tengo mis carencias al articularme y me gustaria pensar que no tratas asi a todo el mundo,
    pero esto es lo que trato de hacer constantemente
    acerca de la cuestion de que es real no es ni mucho menos facil
    por ejemplo para Ray Brassier lo real es la nada absoluta
    dos veces en mi ultimo post me preguntas si me he leido a mi mismo
    como si no dieses credito a lo ” superficial ” y estupido que escribo (esta es la sensacion que me das cuando haces estos comentarios)
    y al mismo tiempo me dejas claro que no has leido mi texto de la link de arriba en el cual hablo de estos temas

    porque hago arte?

    cuando digo que soy artista
    es una manera practica de evadir debates como este.
    tambien es reconocer lo que he estudidado,
    pero ni mucho menos tengo una identificaccion total con el concepto de artista
    simplemente utilizo este termino de manera oportunista

    hablando de artistas:

    Respecto a la obra de Txomin Badiola -repito, no soy nadie para defenderle, él sabrá, yo también tengo bastantes cosas contra su figura y lo que implica en el arte vasco a día de hoy, décadas después.

    te agradeceria mucho que hablases de los problemas que tu tienes con su figura y lo que implica en el arte vasco a día de hoy

    esto creo que si que puede animar este post;-)

    estamos dejando claro que venimos de posturas totalmente antagonicas
    y aun asi en el ruido nos encontramos

    hablando de ruido
    estuve escuchando tu pieza “linea maginot”
    por cierto que me ha gustado,
    la crudeza y tozudez del primer tema
    y los volumenes extremos del segundo
    dejame que te pregunte
    cual es la la relacion entre sonido y texto en este EP?
    son necesarios tener los dos para entenderlo mas?
    o es el texto simplemente complementario?
    entonces cual es su funcion como complemento?

    Marters 13 de Abril
    mi cumpleaños!!!

  28. Mattin Says:

    son necesarios tener los dos para entenderlo mas?

    entiendo que el termino entender no es el apropiado en tus terminos,
    digamos experimentar una experiencia mas profunda?

    y seguimos con las preguntas
    hay diferentes niveles de experiencias transcendentales?
    cuando una experiencia empieza a ser transcendental?
    como se decide?

    es esta decision discursiva y solo se experimenta desde lo corporal?
    en caso de que separes lo uno con lo otro (obvio en tu argumento)
    cuando entra uno y sale el otro?

    agradeceria que expliques estas pregruntas en relacion a “linea maginot”
    asi podemos tener una idea un poco mas concreta de lo que estas hablando

  29. Héctor Says:

    Kaixo Mattin, felicidades.

    Voy:

    De primeras, creo que hay que dejar bien claro -aunque es algo obvio- que la creatividad no es patrimonio exclusivo del arte. De hecho, como dice Chomsky en su debate contra Foucault (en el que yo estoy con Foucault y tú me imagino que estarás con Chomsky) la creatividad es inherente al ser humano, es lo que le hace serlo, y una sociedad que no potencia lo más humano es una sociedad dañina y autodestructiva para el individuo. El verdadero problema y el mayor error de Chomsky aquí es el no haber sabido predecir que la creatividad se ha convertido en el motor del sistema económico capitalista. En este sentido, creo que hay que ser cauteloso y no calificar a todas las expresiones de creatividad como arte, puesto que, si bien es verdad que es un factor que ocupa una gran parte de la creación artística, no es lo inherente a ésta -en tanto que está presente en todo el resto de actividades humanas-. Con esto enlazo con tu comentario sobre los vídeos de Youtube, netlabels, etc.:

    Por supuesto que no todas esas personas que citas, creadores y creadoras todos y todas ellas, comparten conmigo las reflexiones acerca de lo que hacen, de sus implicaciones y del sentido de sus prácticas. En realidad, me imagino que muchas de ellas ni siquiera las tienen, y en cambio… se ponen a crear, algo les mueve a modificar un material y estructurarlo. Aunque no tengan ni idea de arte. De hecho, el hecho de que muchas de estas personas que tú citas no tengan ciertas reflexiones no es algo en absoluto malo, sino simplemente natural, igual que tú y yo hacemos miles de cosas a lo largo del día sin preguntarnos por sus implicaciones -¿cuánta gente hay que habla en nombre del marxismo y bebe CocaCola?-. Que una persona no tenga una consciencia respecto a sus prácticas no hace en absoluto que dichas prácticas no tengan una serie de implicaciones (esto lo sabemos los dos, aunque lo enfocamos de forma radicalmente diferente). Prácticas que pueden estar bien o mal aunque no exista la mínima consciencia de ello por parte de quien las hace.

    Me resulta altamente sorprendente que digas que mi postura se ha quedado sumamente obsoleta por varias razones: 1- Doy por sentado, sin ninguna duda, que el arte conceptual no será el tipo de arte más actual que conoces, ¿verdad?. 2- ¿Cómo puedes decir que mi postura se ha quedado obsoleta si defiendes a ultranza el sesentismo?. 3- ¿Por qué no entiendes ciertas propuestas como un paso adelante en lugar de un paso atrás, como un avance en pos de la superación de ciertas cosas, en lugar de verlo como una regresión absurda y que me ofende mucho, al arte burgués más manido y resobado? ¿Es que no crees que pueda existir la posibilidad de… otra cosa? ¿Acaso nos hemos estancado en la posmodernidad aburrida y pseudonihilista, y cualquier otra proposición tiene que ser vista necesariamente como un paso atrás? Esto me parece una barbaridad. En lugar de analizarlo, das por hecho que es un paso atrás y un alegato ultraconservador que a mí me daría vergüenza adoptar. Si pongo todo mi énfasis en esto es porque creo que es, simplemente, “otra cosa”. Nunca he defendido ni defenderé (porque no tiene pies ni cabeza, no hay por dónde defenderlo) el esteticismo vacío y la cáscara inocente del arte manido y “aburguesado”. Tampoco defiendo los alegatos modernos del artista con fe, del artista moderno por excelencia refugiado en los grandes discursos. Y tampoco defiendo la posmodernidad más aburrida y pasadísima de rosca de la sobrevaloración mística de la idea, de la gracita del chiste visual, de la ocurrencia aburrida y del arte supuestamente político que no soluciona nada. Tan solo estoy hablando de otra cosa, Mattin, de otra cosa nueva, que es lo que parece que tú no entiendes. Otra cosa nueva que veo absolutamente necesaria.

    Parece que te hayas quedado en el sesentismo, aunque obviamente quiero pensar que no.

    Respecto a lo que comentas de las vanguardias: el pensamiento moderno por excelencia se basa en la fe en el arte como motor de cambio, en el artista comprometido en su haber, en las decenas de manifiestos de esto y lo otro en los que el y la artista manifestaban claramente su posicionamiento dentro del campo artístico. Es decir, existió de forma impepinable una consciencia de artista, una consciencia de su propio trabajo y de la posibilidad de cambio siempre desde su propio trabajo. Incluso en los ismos más comprometidos socialmente como por ejemplo dadaísmo y sobretodo surrealismo toda esa serie de preocupaciones, compromisos y confianza en el potencial de cambio del arte (la misma confianza que yo tengo) estaban contenidas en la forma, -en una forma, por cierto, en muchos casos muy concreta-. Producción de forma que tiene contenidas todas sus implicaciones. Desde la fuente de Duchamp hasta los autorretratos asexuados de Claude Cahun y muchas otras cosas. No fue hasta el Situacionismo (que, por cierto, haces mal en situarlo como uno de los “ismos” ya que éstos son inherentes a la modernidad mientras que el Situacionismo -de hace ya unas décadas, eh- es característico del pensamiento posmoderno) cuando se empezó realmente a impugnar el arte y su integridad, a diluir la experiencia artística en la cotidianeidad, etc. Pero esto, vuelvo a decir, no implica que por haber sido en su momento una postura radical y novedosa tenga carácter de verdad.

    Insisto en que espero pensar que hay algo que te mueve a crear que no tiene relación alguna con los medios de producción que configuran tu subjetividad y por ende tus intereses políticos. El hacer del sujeto una especie de siervo de las especificidades contextuales no sólo me parece un error de base sino también una falta de consciencia más amplia sobre las implicaciones que tiene la creación en relación a lo humano, desde mucho más atrás de la existencia del capitalismo y de los medios de producción tal y como los conocemos hoy. Dejas ver un supuesto objetivismo con lo que sólo es una especificidad contextual que no explica para nada la existencia de arte en otras sociedades no capitalistas, tanto anteriores como contemporáneas. No reconoces que existe algo en todas las prácticas artísticas, algo que nace de una necesidad vital, un empuje a la creación que es primigenio y muy anterior que el surgimiento de la economía capitalista. No hace falta que nos traslademos hacia atrás en el tiempo histórico, o hacia otros puntos geográficos del globo, para ver la simpleza que conlleva decir que el impulso creador está determinado por los medios de producción. Hablems de algo personal: tú mismo, cuando eras un niño, me imagino que te gustaría crear, de una u otra forma. ¿Eras ya desde pequeñito un artista conceptual? ¿Tenía tu obra un marcado carácter político cuando tenías 5 años? Me imagino y doy por hecho que no… en cambio, hay algo que estaba ahí y sigue estando, que no ha cambiado: haces arte, y me imagino que lo necesitas. No quiero que esto suene pomposo y rancio, sino mucho más natural de lo que parece. Obviamente, luego viene el tema innegable de que los mecanismos de producción de subjetividad condicionan nuestras acciones y por lo tanto nuestros intereses artísticos -y a ti te hacen ser un artista conceptual-, pero… hay algo primigenio que no tiene que ver con los mecanismos de producción de subjetividad, un punto que está ahí y que para mí es pura rebeldía que no se puede dejar desaprovechar con cientifismos acartonados y ortopédicos. Por poner un ejemplo un poco burdo, con perdón: algo no muy diferente a comer, no es producto de los mecanismos de subjetivación sino pura necesidad, aunque luego nuestras decisiones respecto a ello estén determinadas por cómo estamos programados y configurados respecto a dichos mecanismos. Lo primigenio que hay ahí es algo estrictamente necesario.

    Insisto en que supongo que no hacías arte conceptual cuando eras un niño, pero en cambio… hay algo ahí, bastante fácil de reconocer, que no ha cambiado.

    ¿Que quién soy yo para decidir qué método es caduco o qué resultado es caduco? Supongo que el mismo que eres tú para calificar aquello que parece que no entiendes con términos populistas o para decir si una u otra propuesta artística es “burguesa” -un término, a mi parecer, bastante rancio ya-. Es que hay cosas que me resultan tremendamente sorprendentes y graciosas, Mattin. Por ejemplo: criticas el esencialismo y te aferras como un imán a cuestiones bastante retrógradas como el arte conceptual de hace 40 años y para encima lo intentas dignificar intentando hacer ver que tiene algo de “Verdad” contenida en él. Aunque esa verdad radique en cuestional el propio esencialismo, tu punto de vista es altamente dogmático y no muy diferente a la praxis del esencialismo. Mucho calificar propuestas artísticas de reaccionarias pero al mismo tiempo aferrarse a teorías económicas de hace más de 100 años. No me parece un pensamiento constructivo para el arte contemporáneo sino algo muy anquilosado en una teoría política no sólo muy ferrea sino, en el sentido más literal de la palabra, vieja.

    No creo en la historia. Y cuando digo “no creo” es porque doy por sentado que la historia es una creencia que actúa como ficción de verdad. No quiero decir con esto que me acerque a los postulados posmodernos, sino simplemente que creo que las visiones historicistas fundamentadas en la supuesta idea de causalidad, aparte de aparentemente etnocentristas, parecen no tener en cuenta el factor de azar, más aún hoy en día cuando la Teoría del Caos parece ser lo único que aporta un poquito de lucidez ante tanto biologicismo. Las visiones historicistas han hecho y siguen haciendo muchísimo daño a las prácticas artísticas con sus análisis antropológicos faltos de rigor que parecen querer hablar del arte como si fuera un pedazo de comida. Estos análisis historicistas, además, tienen una influencia enorme en el auge de las malditas neurociencias que intentan biologizar por completo la naturaleza humana en detrimento del conocimiento filosófico y psicológico, como el aclamado Ramachandran. Una vez más, el cientifismo sobrevolándolo todo. El poder taxonómico que lucha sin tregua por trasponer toda experiencia a concepto lingüístico y así taxonomizar las subjetividades.

    ¿Te gusta Cioran? Presupongo que no.

    ¿Qué quieres decir, o mejor dicho, qué no quieres decir cuando te diriges a mí como “tú” y en cambio hablas de ti como “nosotros”? ¿Qué clase de identificación colectiva es esa? Parece como si te identificaras con un colectivo, ¿acaso el pueblo? ¿la plebe? Dices “nos deja clara mi prepotencia”. ¿A quién? ¿Quién es ese “vosotros” que ni conozco ni entiendo? Esa identificación colectiva es un vicio político muy típico y muy propio de los comisarios políticos y los que siempre van de “cabeza de manifestación”: el hablar desde un “nosotros” para descalificar a un “otro”. Ese habla es bastante típica de iluminados políticos, que obviamente no estoy diciendo en absoluto que tú seas uno, sino simplemente que me choca oirte hablar con esa identificación colectiva que me parece un poquito populista. Ese sí que es el verdadero elitismo, el elitismo del pastor político que trata con paternalismo a los “principiantes en la praxis revolucionaria”. Me sorprende verte usando esa identificación colectiva, la verdad.

    ¿Pero cómo puedes hacer un alegato en pos de la inmanencia si defiendes a ultranza el arte conceptual, que es el punto radicalmente opuesto a lo inmanente? ¿Cómo puedes defender la inmanencia radical si niegas lo que te estoy diciendo de la posibilidad de la materia de contener de forma inherente todas sus implicaciones? Sinceramente, el arte conceptual es para mí el antónimo más radical a la inmanencia, por dos razones principales: 1- Su soporte ideológico, porque éste es puramente representacional y por lo tanto siempre es meramente externo, como una referencia que no está contenida de forma implícita en la materialidad de la obra. 2- Su praxis material, porque no sólo desde lo representacional de lo discursivo sino desde los actos materiales más palpables, la materia se configura como una especie de “cuerpo abyecto”, algo totalmente disgregado que sólo puede llegar a la ilusión de su completud gracias a un aporte textual. Que hables de la inmanencia radical casi me hace llevarme las manos a la cabeza…

    Respecto a Txomin Badiola: no hace falta que diga, porque creo que es obvio, que me gusta su obra. No sólo me gusta su obra, sino que los fundamentos filosóficos y el poso psicoanalítico que la nutre han sido y son grandes influencias para mí a la hora de crear (ojo, junto a muchos y muchas artistas más). Comparto, por lo tanto, su visión del arte. Es más, no la visión del mismo Txomin Badiola, sino aquella que está inherenteente contenida en sus piezas, que por eso mismo digo que le defienden. Ahora bien, también tengo mis cuestiones contra lo que implica su obra y sobretodo su figura en el arte vasco a día de hoy. Sobre el poso que ha dejado y la sombra que parece estar de forma constante sobre nuestras cabezas y no nos libera de sus ataduras. Si bien comparto sus visiones sobre el arte y no estoy en ningún momento sugiriendo que ya no sean válidas, creo que su imagen omnipresente es indudablemente un lastre a la hora de dejar fluir la creación sin condicionamientos. Aunque creo que su visión y el cambio que implicó en el arte vasco (junto a la de muchos y muchas otras artistas en los años 80) es ampliamente vigente y un camino definitorio con preocupaciones trascendentes y necesarias, creo que el hecho de que su sombra sobrevuele nuestras cabezas continuamente sólo le sitúa en el papel del Amo, un papel que creo que cumple perfectamente. Es más, es una especie de lastre contradictorio, en el sentido de que dificulta la individualidad inherente a la creación artística y convierte muchas propuestas en “muertas” antes de nacer, por su previsibilidad y su adaptación a ciertos esquemas formales aceptados. Es decir, en puro “formulismo” que se salta a la torera la pureza y la necesidad de las prácticas artísticas. Por otra parte, no sé si esto se le puede achacar a él directamente o a todos los que todavía no hemos sabido superar su figura y “matar al Padre”. Insisto en que estoy hablando estrictamente en lo que implica su figura, pero vuelvo a dejar bien claro que tanto su obra como el enfoque a las prácticas artísticas que dicha obra contiene de forma inherente me resultan no sólo atractivas sino que sumamente vigentes.

    Respecto a “Línea Maginot”, que me alegro de que te guste:

    No hay referencia en cuanto a lo que la materia se refiere. Es una pura experiencia material que, en la propia forma, en la estructuración de la forma y esa crudeza y contraste de intensidades de los que bien hablas, tiene contenida toda una serie de preocupaciones sola y exclusivamente en la materia. Como te puedes imaginar, no me gusta poner títulos a mis piezas, al menos en mi trabajo escultórico, por el riesgo que supone de que lo creado pierda densidad ontológica. En una entrevista a Oier en la web de Larraskito decía “Yo voy a ser quien soy independientemente a que me llame Oier, Miguel Ángel o Alejandro”. En ese sentido, el título se articula como una parte más de la forma.

    El texto que se puede leer en la página de Archive donde está alojado no es ninguna explicación sino simplemente un apunte de lo que se puede encontrar contenido en la forma. Una advertencia de algo que ya está ahí contenido, no un aporte que yo le quiera dar al disco ante una falta o paa suplir algún hueco. Es más, el propio título del EP no es en absoluto una referencia histórica sino una parte más de la forma. En ese sentido, en el disco en sí no hay texto alguno. Sólo en una página web.

    Saludos!

    Héctor.

  30. mattin Says:

    Poco a poco creo advertir de donde vienes
    cuando te leo, noto un agujero existencial brutal
    y trato de pensar de donde viene este afan por la materialidad . cuando pienso en los momentos en los que vivimos, donde la individualidad se ha desfasado tanto que parecemos sujetos de ficcion, una ficcion representatada en el mercado y en la bolsa, una ficcion en la que resulta realmente increible darle sentido a la vida y por esto surge esta necesidad de ir a lo mas concreto, a lo material a lo corporal, y asi notar tu propia subjetividad fuera de la representacion. pero la division entre realidad y representacion es una apariencia donde otra vez mas se esconde el capitalismo para que podamos seguir produciendo mercancias sin acabar en la locura.
    Tienes razon, no es posmodernismo, es mas inocente todavia, hablando de verdades trata de ir a lo mas simpre se queda en lo general (como tu escribes). es una vuelta atra,s pasada de vueltas y donde ha perdido el centro gracias al posmodernismo. es una fe ideologica que hace que uno no se pare a pensar en porque utiliza myspace, porque las cualidades materiales del sonido pueden trascender los medios de distribucion y presentacion ultra capitalistas:
    de individiua a individuo, de creaccion a escucha, esto es politica!
    y cuando alguien me escucha, algo puede pasar, pero todos sabemos que la escucha es cada vez mas limitada y diluida, y nada toca ni la subjetividad ni la experiencia, nos tenemos que conformar con el paso del tiempo y el vernos representados en la web, una vez mas me googleo a ver que dicen de mi,
    alguien habla de mi, existo, pero es una existencia de comentario de blog, nada mas.
    nunca hemos tenido tanto acceso al auto-representarnos y nunca antes nuestra subjetividad habia sido tal producto de la representacion.

    No amigo no, aunque trates de ponernos en un jaque discursivo, criticando lo conceptual sin concretizar en lo mas minimo y defendiendote en verdades ontologicas irrebatibles, se ve claramente que lo que necesitas para sobrevivir es ese ego de artista necesario: yo soy yo, mi pieza, mi material, mi arte, my myspace, my blog, my discurso…todo me llevar a ser un artista y lo que esto colleva: una individualid brutal
    nosotros no queremos estar solos, si somos unos cuantos los que no damos credito a lo que dices
    para ti la idea es el enemigo numero uno, como si fuese esa burguja de acciones/ valores en el mercado
    y como hemos visto estalla y no queda nada. hay que agarrarse a la materia, a la madera, a los clavos, al plastico, pero yo veo tu blog y solo veo representacion estetica, vuelta a tu peor pesadilla, la representacion. Donde esta la verdad?
    la fenomenologia no es mas que un ancla filosofico que agudiza tu percepcion, sin embargo habra gente que saque probecho de esta percepcion.
    Cuando esto ya no funciona vas al infantilismo, siempre buscando ese pedazo de verdad de ontologia artistica que no es mas que un constructo para distraerte de lo que realmente esta pasando
    un proceso de subjetivacion despolitizado perfecto para el capital.
    a mi de pequeno me gustaba jugar, y es lo que sigo haciendo, ni arte, ni transcendencia
    por supuesto que no crees en la historia,
    somos productos de internet, en un click estas en la pagina de myspace de sonic youth
    en otro click en la wikipedia leyendo la biografia de Cioran y en otro click, en tu blog.
    todo en cuestion de minutos. No hace falta contexto, porque buscamos la materia, la esencia, esa ontologia que pretende ser verdad, lo demas no importa.

    Tratando de pensar en otros referentes que tenga una posicion parecida a la tuya,
    me sorprendio mucho el ano pasado como en USA hay un nuevo movimiento de bandas
    que ha recurrido, a la cold wave, al garage, al shoegaze, al hardcore, como si no hubiese historia,
    repitiendo lo mismo,
    fui a un concierto de 5 de estos grupos y senti un vacio brutal, es como una repeticion sin ningun tipo ni de perversion ni de subversion, ni de transgression:
    el hacerlo simplemente vale y para ellos era verdad. Por supuesto fetichismo material sacando los discos discos en cintas y en vinilos,
    porque lo virtual solo es para el networking y venderse a si mismos.
    y despues voy a tu blog y veo fotos de piezas de arte que se parecen a piezas de arte,
    no causan problemas, no causan peligro, objectos que quedan perfectos en una galeria de arte o en un museo para que la gente especializada se puede regocijar en sus propios gustos esteticos, en una subjetividad que por un momento se la creen, que por un momento se siente viva,
    mientras tanto este sistema nos lleva hacia la destruccion total

  31. Héctor Says:

    Kaixo Mattin:

    Qué fácil es buscarse huecos y piruetas dialécticas donde poder decir, sea por la razón que sea, aunque sea simplemente porque es tu papel, que “ahí se esconde el capital para que sigamos produciendo”. Sitios donde poder entrar a bloque incisiva y asertivamente. Si tú quieres pensar que esto del arte es como un teatro en el que tienes que jugar un papel artificial, como si fueras un actor, muy bien. Es decir, estás en todo tu derecho. Yo prefiero enfrentarme a ciertas problemáticas no desde la conceptualización de la experiencia y su transposición a concepto lingüístico-científico, sino desde la pura necesidad. “Lo personal es político”.

    Te has puesto en la posición del psicoterapeuta, figura que por otra parte y dado tu cientifismo recalcitrante me imagino que impugnarás hasta la saciedad… que en una primera vista criticarás, pero que tú mismo estás empleando. Empleándola al hacer una disertación tajante que parece revelar desde un supuesto objetivismo -que se ve su falsedad a kilómetros- “la verdad interior del otro interlocutor”. Esto, además de una falacia en mi opinión elitista, deja claro que tienes un entendimiento incorrecto de lo que estoy diciendo. Es, en última instancia, intentar poner en jaque al interlocutor no sólo empuñando la imposición y yendo a lo personal sino, en definitiva, una simple opinión camuflada de verdad tajante. Una mera conclusión sacada desde el pensamiento fácil ante algo que creo que renuncias a entender completamente, o a intentar plantearte en qué aspectos puede nutrirte y reforzar tu trabajo. En mi opinión, sólo los débiles se refugian en una coraza que rechaza todo tipo de cuestionamiento. A mí me extraña que tú lo seas.

    Y sigues insistentemente evadiendo la pregunta acerca de por qué haces arte, sin darte cuenta de que hay un impulso ahí, primigenio, que no tiene nada que ver con la representación ni con la acción ideológica enfocada como sierva de una ideología concreta. Eso que ahí hay es puramente político, en mi opinión, pero parece que no quieres verlo o que no te interesa porque corre el peligro de desmontarte el chiringuito. Si me lo permites, todo ese sistema de creencias, de confianzas ciegas en criterios externos al arte como tu seguridad en ti mismo, tu actitud a la hora de crear e incluso tu estatura. Que a ti indudablemente te funcionan muy bien, se genera un papel muy bonito, que a mí la verdad es que me gusta. Pero sé consciente de que no a todo el mundo le tiene que funcionar tu fórmula, Mattin.

    Si no he hablado de ejemplos concretos ha sido, entre otras muchas cosas, por procuar no ser maleducado, cosa que ya veo que tú tampoco te molestas mucho en evitar.

    En ningún momento he hablado de la falta de compromiso político. Esto es, simplemente, algo que te has sacado de la manga porque supongo que era el argumento más fácil y más obvio. Es más, desde un primer momento he defendido que el arte es un motor de cambio, un cambio personal más íntimo y real que inevitablemente tiene que ver con los mecanismos de subjetivación y que nace de una necesidad, porque aquello que no es necesario es manido, forzado y autorrepresentativo. He hablado todo el tiempo de un potencial de cambio, realmente político en tanto que transfigura los mecanismos de configuración del sujeto tanto respecto a su individualidad como respecto a su sociabilidad y hace tambalear y quebrar dichos pilares sobre los que se sustenta la subjetividad. Un cambio real, carnal, corporeizado.

    No situado en la representación sino en la pura contención ontológica de la forma, que se constituye como una autoimposición vital que nace de lo necesario y cuyo carácter de rebeldía reside, además de en lo ya dicho y repetido hasta la saciedad en mis posts, en el hecho de ser la citada autoimposición vital y necesaria en un mundo de representaciones hipervisuales. Representaciones hipervisuales, paradójicamente, como las que parce que tú planteas. “Lo personal es político”, como tú bien has recordado. En este sentido, la forma puede entenderse en última instancia como un espacio de resistencia.

    En cambio, tú parece que juegas al papel de actor, de performer encerrado en su propio papel, bajo la creencia -y esto es sólo una opinión- de que ocupar dicho papel tiene el potencial de ser un catalizador social que va a llevar inevitablemente a la liberación o a un supuesto cambio. Y defendiendo a muerte el arte conceptual, el arte de la trasposición de la experiencia a ciencia, a concepto lingüístico… O, mejor dicho, “producto lingüístico”, a etiqueta conceptualizada muy reconocible por el poder, que necesita taxonomizar absolutamente todo bajo la creencia de una supuesta omnipotencia del pensamiento, que no es más que una omnipotencia del ansia de control. Esa necesidad que nace de la taxonomización total y absoluta para el ansia del preno reconocimiento conceptual de todo. Y así es como el sistema ha acabado por hacerse nuestro amigo: interiorizando y asimilando todo carácter de rebeldía y potencialidad incontrolable gracias a su transcripción a concepto lingüístico. En cuanto el poder sabe de qué se trata, puede llegar a asimilarlo, integrarlo y hacer que cualquier potencial salvaje primigenio y no representacional (sino necesario) se convierta en un puro chiste. El trasfondo psicológico que veo ante esta postura tan irremediablemente relacionable con “lo reconocible a primera vista”, lo taxonómico, el cientifismo, lo traspuesto a signo lingüístico, me resulta altamente relacionable con la inquietud de Amo. Si me lo permites, y con todo el respeto, inquietud de Amo que creo que dejas bastante bien clara en tus palabras.

    Y sigo insistiendo y siendo redundante en lo que he dicho en todos estos posts: si lo que se espera es un cambio tan sumamente superficial como un cambio de Amo, hay operaciones mucho más prácticas como hacer una barricada o una manifestación. Si aquello que se quiere es simple y tristemente cambiar el Amo, muy bien, estas prácticas son mucho más rápidas y útiles que el arte.

    Te recuerdo que en el taller de Ruido y Capitalismo en Arteleku no era una persona sino varias las que no dejaban de criticar constantemente al capitalismo, los mecanismos de producción de subjetividades y la extrema dependencia de los medios de producción… con una Coca-Cola en la mano. ¿Estamos locos, o qué? O yo tengo un entendimiento muy diferente de lo que implica realmente ser anticapitalista -y no desde el discurso y la palabrería- o simplemente las incoherencias nos rodean. Las incoherencias son inherentes al ser humano, pero ¡a veces hay que ver hasta qué punto! Está claro que existen muchas tomas de decisiones que nos sitúan dentro del campo social y nos definen como sujetos, y de hecho no somos conscientes de la mayoría de ellas. Pero algo tan consciente, decisivo y puramente hedonista como beber una Coca-Cola da muy poco crédito a una persona que se define anticapitalista. ¿Lo personal es político? ¿Seguro?. Y no hablo de una sola persona, sino de varias que allí lo estaban haciendo. Esto, en mi opinión, aparte de incoherente, es de muy mal gusto. ¿No querías ejemplos concretos?

    ¿Agujero existencial brutal? ¡Por supuesto! Has dado en el clavo por fin. Aquellos y aquellas que no son capaces de reconocer esta crisis existencial como motor inherente del deseo son los que, desde mi opinión, se adhieren de manera ciega a ficciones políticas supuestamente segregadoras, para intentar tapar una serie de huecos que están ahí y que no se solucionan dirigiendo de manera estricta la mirada hacia otro lado ni con las imposiciones del Amo implícitas en la rutinización de la vida diaria. En este sentido, encuentro una relación inevitable entre lo predeterminado y acartonado de las prácticas conceptuales -que no nace de una necesidad sino de lo proyectivo de las intenciones y el pensamiento previo- y de la rigidez artificial de las prácticas que enfocan lo político desde lo meramente discursivo y representacional (y no desde la acción creativa), con la rutinización focalizada de la vida, con el Panes et Circes y demás tiritas conceptuales que hacen evitar mirar cara a cara al horror, al vacío. El deseo es inherente a una falta que a su vez es inherente a la experiencia de la subjetividad.

    Esa dignidad con la que hablas desde un “nosotros” me da verdadera náusea. No he utilizado términos tan duros hasta ahora, pero creo que es el momento. Es el lenguaje de los iluminados políticos, de los mesías que dirigen a las masas, de los populistas de cabeza de manifestación y altavoz en mano. De los que desde una supuesta superioridad política y moral se creen poseedores del derecho a dirigir a las masas. Tú y “los tuyos”, Mattin, que me imagino que serán, por supuesto, todos y todas aquellas artistas que hacen sólo y exclusivamente lo mismo que haces tú, siempre desde la representación, desde lo meramente anunciado pero no convirtiéndolo en algo realmente vital. Declaraciones de intenciones varias. Sola y exclusivamente aquellas personas que comparten tu enfoque. Creo que esta postura tiene mucho que ver con la figura y el discurso del Amo. El discurso del Amo, y a la vez el amo del discurso. Una estrategia de Amo bastante similar a la de Proforma 2010. Tú y todos los que te son cómodos. Una estrategia en la que el aprendizaje y el avance parecen no importarte, sino simplemente la propia consolidación de lo que ya conoces, de lo tuyo. Olvidando y descalificando todo lo demás.

    Qué fácil es, creo yo, desde la falta de entendimiento calificar a todo lo demás de aburguesado y reaccionario. Eliminar toda una serie de potencialidades que, como ya he dicho desde un principio, no sólo también son políticas sino que a mi juicio son una verdadera corporeización “en acto” de una posición política, no una simple anunciación o declaración de principios. Son la puesta en marcha de ciertos mecanismos, la reactivación del sujeto y la redirección personal de su atención, entre otras muchas cosas. No simples propuestas asertivas que no superan su propia naturaleza eternamente potencial, eternamente “en potencia”.

    Sólo hay 2 cosas en la vida que dejan esa impronta sumamente elitista, paternalista y totalitaria: el Partido Único y el Seminario. Con todo el respeto del mundo y estrictamente desde mi opinión, parece que de esas dos se ve cuál es la que te corresponde.

    Saludos,

    Héctor.

  32. Héctor Says:

    No quiero sonar tan fuerte como sueno a veces, pero es que creo que me lo dejas fácil.

    Saludos.

    Héctor.

  33. Mattin Says:

    por lo menos algo ya he entendido:
    si tienes un agujero existencial brutal y te agarras al arte como manera de salvacion, haciendo enfasis en lo corporal, en la experiencia y en lo estetico, cargando todo el peso en tu propia subjetividad. para mi esta subjetividad es un producto.
    yo no quiero hacer enfasis en mi propia subjetividad, no quiero hacer arte (o lo que haga: ruido improvisacion…) para reafirmarme ni encontrarme en mi subjetividad de artista, ni como manera de salvacion ni como valvula de escape. porque hago arte?
    Dan Graham dijo que el arte es para el una excusa para aprender,
    para mi es una excusa para experimentar de maneras no habituales tanto mi relacion con el mundo como con otra gente, al mismo tiempo que aprendo y soy mas consciente acerca de estas relaciones. nunca dejando de ser el arte una excusa.

    si que hay un Amo, pero te equivocas, no soy yo, es el sistema ecnomico en el que vivimos,
    yo solo hago relaciones entre tu manera de pensar y tu trabajo y el capitalismo contemporaneo.
    como tu mismo confirmaste anteriormente nuestas actitudes vienen de unas condiciones materials concretas y especificas. no me extrana que trabajes con la madera despues de pasar varias horas delante del ordenador.

    constantemente haces caricaturas de los objecto de tu critica y cuado concretizas caes en el ridiculo:

    1) lo conceptual
    solo has puesto un ejemplo concreto que fue el concierto de reggeton-nigeriano
    dices que te gusto, que fue potente invalidando asi, tus propias criticas.

    2) la representacion
    trabajo con el ruido y la improvisacion practicas que cuestionan profundamente temas de representacion. como te he dicho tengo dos textos que te puedo pasar al respecto
    que hablan precisamente de esto.
    no has mostrado en ningun momento nigun interes, supongo que en realidad te da igual lo que yo opine al respecto. sin problemas, pero por favor no sigas repitiendome mi supuesta postura acerca de la representacion una y otra vez cuando ni siquiera sabes cual es mi postura.

    3) marxismo-coca-cola
    constantemente me atacas de haberme quedado en los anos sesenta y luego me vienes con una critica que ya la hizo Godard de una manera mucho mas compleja y sofisticada en 1966 en su pelicula “masculino, femenino”.
    hablas de la critica a lo representacional, y luego tu critica se concreta se en ultima instancia en pura representacion. ahora me vas a hablas que unas mercancias son menos detestables que otras y por supuesto siendo las mas puras tus irrepresentables obras de arte, que consiguen producer efectos politicos en tu subjetividad de artista. Marx y Engels, a mismo tiempo que criticaban la brutalidad del capitalismo tambien aplaudian su caracter revolucionario. la coca-cola contiene azucar, cafeina y es refrescante, condimento perfecto para poder seguir las conversaciones en Arteleku. esto no quita que la manera en la que es producida sea abolutamente detestable, pero ni es la unica mercancia y ni que yo la beba o haga arte va a cambiar los modos de produccion.

    aunque sea Marxista alabando la critica sin piedad sobre todo lo existente,
    no soy ni de partido unico ni de seminario si no de anarquia y asamblea

  34. Héctor Says:

    Kaico Mattin, me ha gustado tu último post.

    Me gustaría, antes de pasar a comentar tus argumentos, plantear una serie de cuestiones que creo que son necesarias de cara a una posible reflexión sobre todo esto.
    La materia tiene una serie de características definitorias. No estoy de acuerdo con la definición clásica y ultra cientifista de considerar la materia sólo aquello que ocupa lugar en el espacio. El sonido es materia también, esto es bastante obvio. El materialismo dialéctico se ocupó de desarrollar todas estas cuestiones pendientes respecto a las formulaciones de la materia, considerando que no sólo existe materia corpórea sino también materia incorpórea. Que no siendo masa, es pura materia. Así podríamos decir que esto ocurre, por ejemplo, con el espacio entre dos cuerpos, un espacio que no es espiritual sino que se presenta como algo puramente material. Lo mismo, o similar, le ocurre al sonido. La materia tiene toda una serie de cualidades definitorias propias, como son su posibilidad de modificación, su posibilidad de estructuración y cambio constante. Además, otra de sus características es su densidad ontológica, el hecho de ser algo que, de primeras, no refiere a nada –al menos hasta que dicha modificación se lleva a cabo-. En este sentido, sólo citando estas dos características de la materia se me hace realmente imposible aceptar las ideas como materia, porque: de primeras, no son algo susceptible de modificación, no son algo sobre lo que la acción pueda realizar un cambio salvo la mera traslación, el movimiento de estas. ¿Por qué? Porque son algo dado, ya construido, con una implicación muy clara. Este es el primer problema que veo de cara a considerar las ideas como materia. El segundo problema, que tiene que ver con el segundo de los rasgos que he especificado acerca de la materia, es que las ideas no son pura contención ontológica sino que son pura referencia. Siempre hay algo en la idea que funciona como signo. Por lo tanto, siempre son algo puramente referencial.
    Respecto a “lo material” (que no “el material”) que es importante separarlo de la materia: esto refiere más bien a aquello que se configura en base a la materia, y no a algo que deba ser considerado como la materia misma. Incluso, aunque cabría vislumbrar una posibilidad de aceptar las ideas como “material”, y no como materia, tampoco veo esta aceptación nada clara ya que ¿cuál es la materia que configura las ideas si supuestamente son materiales? ¿Acaso el pensar?
    Ante la imposibilidad de los dos casos, tanto de poder considerar las ideas como materia como de poder considerarlas como material, esa supuesta intención de reivindicar la materialidad de las ideas se me hace muy forzada y no sé si aceptable.

    Voy a intentar poner un caso práctico: a pesar de no ser las ideas materia ni tampoco configuraciones materiales, podríamos tener aún así una consideración ontológica respecto a las ideas. Es decir, una visión específica de estas que nos llevara a tomarlas en su especificidad, como “bloques” ya construidos. Esta operación sólo sería válida haciéndonos los ciegos ante la imposibilidad material de la idea antes citada, pero aún así, hagámonos los ciegos y sigamos con el procedimiento:

    Si tomamos la idea, olvidando su imposibilidad material, como un “ente en sí”, está claro que podemos estructurarlo, articularlo y configurar con ella un constructo. Insisto, siempre olvidando una imposibilidad de la idea como materia o material. En este sentido, la idea pasa a ser susceptible de construcción, de generar una estructura en base a su propia naturaleza y especificidad, como haciendo un ejercicio de confusión voluntaria e intentando creer que dicha especificidad tiene relación alguna con su carácter material. Pues bien, aún haciendo este esfuerzo, ¿qué tendríamos en dicho caso? ¿qué tendríamos en dicho caso en el que las ideas, aceptando su especificidad y considerándolas como entes propios (olvidando que no pueden ser materia y que son puramente referenciales)? Tendríamos… tachán: una estructuración de forma! Forma! Forma considerando las ideas como susceptibles de articular y tomándolas “a bloque” en su entidad. Aceptando su naturaleza propia a regañadientes, tendríamos forma con una serie de implicaciones. En cambio, el tratamiento que el arte conceptual hace de la idea no es este, ni mucho menos! ¿Por qué? Porque trabaja con la idea simplemente en su mero carácter referencial, en “aquello a lo que la idea refiere”, como en una estructura de metáfora. En este sentido, el arte conceptual es metafórico, no supera su mero carácter de potencialidad.

    Espero haberme explicado bien respecto a todo esto.

    Por fin encontramos algo en común: dices que haces arte para aprender. Eso está bien! Y así veo logico que hagas improvisación. Pero, en tanto que para mí el arte también es inevitablemente un acto de aprendizaje (aunque quizá nos refiramos a cosas diferentes respecto a “qué se aprende”)… te planteo una cosa, en relación inevitable con el arte conceptual. Yo me planteo el aprendizaje en el arte en un sentido meramente procesual. Es decir, no trabajo con lo previo de la imagen mental sino con la fenomenología del material “en presente” y su configuración más espontánea. Este hecho de partir sin conocer el final, sin saber a dónde me dirijo, es para mí de forma inherente un proceso de aprendizaje. Un proceso de aprendizaje que parte de no querer imponer sobre la fenomenología de la materia un totalitarismo imaginario que haría que todo el proceso no tuviera la más mínima importancia, y que lo hecho fuera una mera representación -representación de representación, es decir, de imagen mental-. Ahora bien, ¿dónde sitúas ese aprendizaje a través del arte en un tipo de arte tan inherentemente previo como el arte conceptual? ¿Cómo enfocas el aprendizaje con un tipo de arte que, en mi opinión, ya está hecho antes de nacer? ¿Dónde está el imprevisto en una praxis artística que se me hace sumamente encorsetada? ¿Qué se aprende cuando se sabe el final del camino antes de emprenderlo?

    Ahora paso a comentar los puntos numéricos de tu post:

    1) Si digo que “me gustó” no estoy haciendo necesariamente una valoración de su calidad artística (que al final pertenece más que nada al campo de la opinión y la mía no viene a cuento ahora mismo respecto a esto), sino simplemente que me dejé seducir. Me sedujiste. Había algo ahí que te funcionaba bien a ti, pero creo que fue efectista. Efectista porque estaba apoyado simplemente por criterios en mi opinión muy complementarios y un poco arbitrarios. ¡A mí también me gustaría ser alto! Me gustó porque me sedujo. Pero, para mí, el arte está en otra parte, no en la seducción. Además, creo haber hecho bastantes críticas a esta pieza respecto a la especificidad de los criterios extra artísticos y a si esa seducción habría sucedido si esa pieza la hubiera hecho yo o cualquier otra persona. Yo creo que no, aunque no lo puedo saber con certeza. Respecto a este concierto de Larraskito, por cierto, has comentado en uno de tus posts que “querías utilizar una decisión como instrumento”. Este concierto lo diste justo antes del concierto que dabas en Galicia, con Keith Rowe. Leyendo el texto acerca de dicho concierto con Keith Rowe dices “I wanted to use a decision as my instrument”.

    2) Claro que me interesan mucho esos textos, y de hecho me gustaría leerlos. Si no he mostrado mucho interés es quizás porque he estado demasiado centrado en “el meollo” del debate y he preferido no dispersar mi atención respecto a otros asuntos -aunque están en relación con este, obviamente-. Pero claro que estoy interesado, por supuesto!

    3) Lo de la Coca Cola lo digo en tono estrictamente irónico. Es decir, no te tienes que justificar de por qué bebes Coca Cola, hombre, la bebes simplemente porque te da la gana y punto. Todos tenemos nuestras contradicciones, que yo creo que son inherentes al ser humano y su inquietud por discursivizarlo todo y mantener una supuesta coherencia que no sé yo si existe. Señalé lo de la Coca Cola para que te des cuenta de que, al final, hay pulsiones que en determinados momentos pueden más que cualquier decisión o ímpetu político. Going Fragile…

    Oye, y lo del partido único era sólo una chorrada humorística. Ya supongo que no eres de partido único, pero aunque lo fueras me imagino que tampoco tendrías que dar explicaciones. Era sólo un ejemplo extremo y reduccionista para criticar un poco el tono muy focalizado y tajante que parece que utilizas a veces.

    Saludos!

    Héctor.

  35. Héctor Says:

    Corrección: donde pone “materialismo dialéctico” es en realidad “materialismo filosófico”. Con todo el tema del marxismo se me han cruzado en la cabeza sin querer los términos, perdón.

  36. Mattin Says:

    te voy a pasar ahora el texto que hemos escrito Ray Brassier, Jean-Luc Guionnet, Seijiro Murayama y yo sobre la improvisacion, la representacion, los idiomas y los idiotas. hemos tardado años en escribirlo y creo que puede ser muy interesante para el debate.

  37. Miguel Prado Says:

    Hola, aquí hay mucho escrito y hacer una síntesis de todo es un poco complicado.
    solo un par de apuntes un poco del perogrullo.

    Como indican Mattin y Aitor al principio de los comentarios, no creo que sea posible el despegarse de esos elementos conceptuales.

    La propia respuesta de Hector tiene un enfoque conceptual, su propia manera de expresarse tiene tanto de enfoque conceptual y como una performance de Mattin y probablemente mayor carga ideológica.

    Yo el problema lo veo en diferentes visiones de lo que es conceptual. Joder esque lo que dice Hector es el fetiche de lo que es entendido como arte conceptual.

    Cito a Hector: “El día que el llamado “arte político” solucione el mundo… que me aspen. Yo no veo nada más que proposiciones, panfleto, idea, no una corporeización real de cambio, no una rotura de las estructuras del sujeto”

    Esto es un típico fundamento que la sociedad mercantilista formula para hacer creer que tiene enemigos; que tienen que renovarse, mejorar,perdurar, reproducirse…

    cito de nuevo a hector
    “Respecto al arte político, insisto en lo mismo de antes: el día que un artísta político consiga un cambio no ya real, ¡sino político!, por pequeño que sea… que me avise.”

    yo esto lo veo bastante claro. aquí de nuevo depende de la concepción que tengas sobre política, si tu consideras política, a la política que contemplan por ejemplo los medios de comunicación… una alta política, diferenciada de otras formas de experimentar las relacciones entre individuos..

    yo he asistido a momentos en los que se han dado cambios políticos con respecto a lo que se espera de los acontecimientos que se han de suceder en un concierto, a las relacciones que se han de establecer entre una obra de arte y su espectador, eso, al menos para mí, también es política. tiene una carga ideológica, una intención de dominación o de liberación.

  38. MAG Says:

    aupa,
    a ver:
    “la materia tiene toda una serie de cualidades definitorias propias, como son su posibilidad de modificación, su posibilidad de estructuración y cambio constante. Además, otra de sus características es su densidad ontológica, el hecho de ser algo que, de primeras, no refiere a nada –al menos hasta que dicha modificación se lleva a cabo-.”
    ¿es realmente posible, de primeras, no referirse a nada, excepto en un plano estrictamente teorico? ¿no es esa densidad ontológica un constructo de nuestra imaginación, como cualquier idea?

    “En este sentido, sólo citando estas dos características de la materia se me hace realmente imposible aceptar las ideas como materia, porque: de primeras, no son algo susceptible de modificación, no son algo sobre lo que la acción pueda realizar un cambio salvo la mera traslación, el movimiento de estas.”
    ¿como que no podemos modificar las ideas con la acción? ¿la idea no puede ser acción? ¿o te refieres solo al traspaso al “mundo real”?

    “¿Por qué? Porque son algo dado, ya construido, con una implicación muy clara.”
    ¿que implicación? ¿clara para quien? dependera de la idea supongo… ¿no puede ser una idea vaga y poco implicada?

    “El segundo problema, que tiene que ver con el segundo de los rasgos que he especificado acerca de la materia, es que las ideas no son pura contención ontológica sino que son pura referencia. Siempre hay algo en la idea que funciona como signo. Por lo tanto, siempre son algo puramente referencial.”
    entiendo mas o menos lo de signo pero de todas maneras… ¿es realmente ser referencial “malo” o negativo para el arte? y volviendo a lo mismo, ¿es que realmente hay algo que no sea referencial? ¿seguro que son puras?

    “Respecto a “lo material” (que no “el material”) que es importante separarlo de la materia: esto refiere más bien a aquello que se configura en base a la materia, y no a algo que deba ser considerado como la materia misma. Incluso, aunque cabría vislumbrar una posibilidad de aceptar las ideas como “material”, y no como materia, tampoco veo esta aceptación nada clara ya que ¿cuál es la materia que configura las ideas si supuestamente son materiales? ¿Acaso el pensar?
    Ante la imposibilidad de los dos casos, tanto de poder considerar las ideas como materia como de poder considerarlas como material, esa supuesta intención de reivindicar la materialidad de las ideas se me hace muy forzada y no sé si aceptable. ”
    en un tipo de razonamiento de caracter metodologico… mi cuestión ¿es realmente valido en terminos de arte? (sean cual sean esos) ¿en arte x + y + z = x + y + z?

    “En cambio, el tratamiento que el arte conceptual hace de la idea no es este, ni mucho menos! ¿Por qué? Porque trabaja con la idea simplemente en su mero carácter referencial, en “aquello a lo que la idea refiere”, como en una estructura de metáfora. En este sentido, el arte conceptual es metafórico, no supera su mero carácter de potencialidad.”
    No tengo muy claro esto, ¿es que acaso una metafora no puede funcionar en arte? ¿quien decide eso? ¿una ley lógica? ¿estamos hablando de arte o de matematicas? ¿son las herramientas de la filosofia occidental realmente validas para aproximarse al arte, al inscribirse dentro de una corriente de pensamiento cientifista? ¿no habria que cuestionar esas herramientas que huelen un poco a rancio ya? mejor dicho ¿no habria que mandarlas a la mierda?

    Ya se que en las ultimas cuestiones me he pasado aun más de listo. Y confieso que no me interesa tanto lo que pregunto sino la forma de su respuesta.

    “Ahora bien, ¿dónde sitúas ese aprendizaje a través del arte en un tipo de arte tan inherentemente previo como el arte conceptual? ¿Cómo enfocas el aprendizaje con un tipo de arte que, en mi opinión, ya está hecho antes de nacer? ¿Dónde está el imprevisto en una praxis artística que se me hace sumamente encorsetada? ¿Qué se aprende cuando se sabe el final del camino antes de emprenderlo?”
    En el caso, p.e., de Mattin, digamos que toma una decisión previa que va a ser “inamovible”, pero hay tantas circunstancias de contexto que la decisión previa, en su traspaso al mundo real, puede llegar a transformarse en algo totalmente diferente e imprevisto para el autor. o puede que no. Quizá ahi este la gracia. Pero no es lo mismo la decisión en nuestra cabeza (interno), que la decisión puesta en marcha en la realidad (externo).

    “Respecto a este concierto de Larraskito, por cierto, has comentado en uno de tus posts que “querías utilizar una decisión como instrumento”. Este concierto lo diste justo antes del concierto que dabas en Galicia, con Keith Rowe. Leyendo el texto acerca de dicho concierto con Keith Rowe dices “I wanted to use a decision as my instrument”. ”

    Se me ocurre que aqui hay algo que no se ha citado pero que a mi me parece muy importante, que es que en el concierto de Larraskito Mattin estuvo un buen rato concentradisimo pensando, antes de “soltarla”. A mi muchas de las cosas que hace este señor me chocan por los pensamientos enfrentados que provocan en mi, un lado de mi decia “menuda parida se ha sacado este de la manga”, pero por otro lado me parecio que no podia haber hecho nada mas apropiado, y sinceramente, percibi esa acción (porque tomaba esa forma, el arte conceptual esta en nuestras cabezas pero con la acción se hizo real) como algo tan solido como una buena escultura. Repito que parte de esa “forma” fue su gesto previo de concentración, importantisimo porque estabamos viendo que lo que estaba pasando o iba a pasar parecia tener un valor, o al menos, que el artista de turno iba a darselo. A mi me parecio que puso todo su ser en ello. Que iba a hacer algo importante, iba a hacer lo que tenia que hacer.

    Tampoco se muy bien delimitar los limites de la forma, el contexto desde luego es crucial. De hecho no se muy bien que es eso de forma, casi que me lo invento, pero si que hay una sensación de unidad, aunque sea en elementos en apariencia disgregados. Concretar mis percepciones es trabajo peliagudo porque mi manera de percibir es mas “olfativa” que otra cosa, quiero decir, yo me lo huelo, pero explicar porque ya es algo muy muy muy diferente, siempre reductivo, y a menudo equivocado. Un esfuerzo categorizador tan titanico como inefectivo al estar hablando, paradojicamente, de aquello que no pertenece al reino de las palabras. Podemos hablar y centrarnos en una serie de aspectos delimitados de algo que nos pueda interesar a simple vista, y dejar un monton de huecos que son donde, en verdad, esta todo. Es lo que hay.

    Yo ya digo que para mi todo esto es un territorio de percepción muy subjetivo, y muy dudoso, pero hare el esfuerzo de soltarla, salgan las contradicciones que salgan. Yo no se muy bien que es arte conceptual, al menos mas alla de la concepción historica del termino, que en su radicalidad se ha vuelto invalida, y que no. Creo que casi solo podemos denominar algo como “conceptual” por semejanza a algo que ocurrio en ese momento historico, y que tomo una forma determinada, pero no por su realidad en si, sea cual sea esa. Cada obra es diferente, cada artista es diferente, o al menos deberia serlo, un poco. Para mi es necesaria una critica hacia el empleo injustificado de herramientas propias del arte historicamente conceptual, como tan bien ha hecho Hector, pero mas que nada por aburrimiento. Creo que son simplemente escalas de valores, supongo que de alguna manera tenemos que centrar nuestros intereses, pero tengo la sensación de que a muchos les interesa demasiado para lo que para mi es mas anecdotico. Por eso, cada uno es como es, y hace lo que puede con las herramientas que tiene. A Mattin p.e. le funciona de puta madre todo ese rollo de arte conceptual y que si marxismo etecetc… que a mi me da bastante igual de por si, no esta dentro de digamos mis gustos, pero yo realmente luego me enfrento a su obra, con todos los prejuicios imaginables, y me la mete doblada, a veces me hace estremecer, y casi que me creo lo que me dice. Quizás por eso sea tan peligroso el arte con tan evidente contenido ideologico, porque es un herramienta poderosa de manipulación. Pero parece que precisamente, al tener una fuerza ideologica que lo guia, parece que es mas poderoso. Quizás sea eso lo de trascender. Pero ¿que ocurre con los que no tenemos una ideologia tan definida? ¿somos unos mierdas? ¿es que en realidad los que tienen esas ideologias no son unos auto-engañados, y quizás es que el resto simplemente se autoengañan un poco menos? ¿o quizas es que ven un poco mas? ¿no consigue el arte que veamos mas? ¿quizas debamos tener una ideologia para poder trascenderla? ¿los de las ideologias definidas me veran a mi igual de engañado que como yo los veo a ellos?

    Antes de seguir divagando, también queria decir lo de que las herramientas del arte conceptual pueden funcionar en música, pero también puede que no. Como con absolutamente todo lo demás. Deberiamos ser capaces de reconocer que es importante. ¿Que es importante para nosotros? ¿Que sea super conceptual? ¿que se mueva en sonido multicanal? ¿super marxista y polipolitico? ¿que ensalce las cualidades de la pureza de la forma? ¿que sea improvisación libertaria? En mi opinión, pues a cada uno le interesara una cosa de esas, le dara una importancia diferente. Para mi, nada de eso es realmente importante, solo son aspectos anecdoticos con los que mantenernos ocupados y parecer que hacemos algo, porque lo importante, es inaprensible, y sobre todo, da mucho menos que hablar y discutir, es muy poco practico, complicado, dificil, y en ultima instancia y a efectos del capital, bastante inutil. En realidad, lo importante apesta! No me hagais ni caso y centraros en otras cosas.

    http://cgi.ebay.es/KARL-MARX-EL-CAPITAL-2-VOLUMENES-DE-1975-BUEN-ESTADO_W0QQitemZ280489866065QQcmdZViewItemQQptZLH_DefaultDomain_186?hash=item414e7fb351

  39. mattin Says:

    Héctor:
    Porque siempre hablas de lo que es extra-artistico, como si supieses que es lo artistico y lo que no es, como si fuese algo universalmente probado cuando es una simplemente una opinion personal?
    Esta es solo tu postura y de la gente que puede pensar como tu, pero no es una verdad inegable, es algo totalmente subjetivo. Que tu quieras poner todo el enfasis en las formas vale, pero espero que ni por un momento pensaras que esta es la realidad absoluta, porque entonces si que vas de craneo. Y aunque creo que nos estamos proyectando mutamente en lo que escribimos (cuando hablo de ti, hablo de mi – cuando hablas de mi, hablas de ti mismo), porque los dos somos bastante talibanes en las posturas que tenemos, en ultima instancia tu defensa a las formas y a la ontologia del arte es pura proyeccion. Es por esto que estas tan en contra de lo empirico y lo cientifico, por lo que te cuesta tanto hablar de ejemplos concretos y cuando lo haces las contradicciones de tu argumento se hacen visibles.
    Cuando leo lo que escribes, me recuerdas a amigos que en la adolescencia eran straight-edge y se agrarraban pureza y dureza de sus argumentos a capa y espada, se agarraban a lo que para ellos era su verdad. mas tarde estos amigos han sido los que mas cana se han metido y los que mas han desfasado, algunos acabando en centros de rehabilitacion. Como busques en el arte esa pureza que estas defendiendome, te deseo todo lo mejor en tu produccion. pero te aviso desde mi experiencia: una vez que tengas que tratar con el mundo del arte – que es lo mas perverso, lo mas despiadado, lo mas jerarquico, en definitiva el burdel ideologico mas apestoso que conozco, si te sigues defendiendo en estos argumentos tan pulcros e integros
    te vas a pegar un ostion que verdaderamente va a ser ontologico. Eso es pura estrategia. Y aunque cada vez se mezclan mas, en este sentido me parece mucho mas sano el mundo de la musica experimental.
    Y sinceramente, no creo que podamos hacer una distinccion entre el arte y el mundo del arte .

  40. Héctor Says:

    Hola!

    Qué brutal es el texto que has colgado, Mattin, me gusta mucho. Obviamente no coincido con todo, pero eso es algo natural. Especialmente me gusta la autocrítica que haces y la reivindicación ruidista implícita en todo el texto. En cambio, no comparto contigo que intentes hacer una reconciliación entre conceptualismo y nihilismo, me parece una reconciliación muy forzada sobretodo cuando tú mismo en el texto criticas la unidad, lo que puede ser identificable, aplicable a un nombre y adjetivo. Si partimos de un nihilismo vital -del auténtico a mi parecer, no del posmoderno/pasota- ¿con qué derecho vamos a “salvar” ciertas cosas de ese nihilismo como las citadas estrategias de conceptualización? ¿acaso no sería esto una simple decisión arbitraria movida por gustos o intereses personales?

    Ahora mismo ando con prisa, sólo quería decirte lo del texto. Luego sigo escribiendo. Tan solo me anticiparé a decir una cosa: no es lo mismo hablar, teorizar, que hacer arte conceptual. El hablar de una obra de arte no transforma esa obra de arte en conceptual. La discursivización es un ejercicio exterior a la obra de arte que no la convierte en absoluto en algo necesariamente conceptual.

    Luego sigo con cosas que se me ocurran, que hay telita! Está bien que se haya animado más gente a participar.

    Saludos!

    Héctor.

  41. Mattin Says:

    Héctor una cosa es la unidad y otra es la inmanecia radical de la cual yo estoy interesado.
    En terminos de Benjamin se le podria llamar pura medialidad o violencia pura.
    En ella puede entrar todo, conceptos, ideas, afectos, relaciones de poder….
    Eres tu el que sigues haciendo la diferencia entre lo que es la obra y lo que no lo es, lo que es el arte y no lo es. A mi esa division me da igual. Lo que me interesa es la praxis en si misma.

  42. Héctor Says:

    Kaixo denoi, hola a todos/as:

    Empiezo por el final:

    Mattin, yo sí que creo que existe una diferencia entre lo que es arte y lo que no lo es. En la misma medida que puedes diferenciar una cosa de la otra, arriba de abajo, dentro de fuera. Creo que es bastante peligroso caer en el monismo posmoderno/pasota/cool de “todo es todo”. Quizá sea una pura cuestión de techné, el otro día hablaba de esto con una ex profesora de escultura cuando tocamos el tema de “impugnar” la noción de música. Pero, cuidado, una diferencia que en ningún caso le da estatus de superioridad al arte, ni aunque no lo creas el mínimo carácter esencialista, creo yo. Es bastante obvio que no sólo en el arte existe dicha diferenciación que quizá esté más en relación con el procedimiento que con otra cosa. Como he remarcado en varios de mis posts, el arte es una actividad humana más, pero es lógico que sea para mí la más importante si justamente es la mía. Desconozco exactamente la razón por la que es la mía, no puedo explicar por qué me gusta (mejor dicho, no puedo concretar por qué me gusta). Doy por hecho que cualquier persona, con sus intereses propios totalmente ajenos a los míos, focalizará de alguna forma todo esto de lo que estoy hablando, todo ese impulso primigenio que nace de una pura necesidad –y que Mikel menciona varias veces en su post-, en otro tipo de actividades que no tienen por qué ser necesariamente artísticas. E incluso quiero pensar que los y las artistas conceptuales focalizarán dicha necesidad transfigurándola a imagen, dándole otro cuerpo y ocultándolo en estrategias de lenguaje, que en mi opinión son bastante sobrantes y dañinas. Pero al final, hay algo que está ahí, que yo creo que es irreductible, y que… no es verbalizable. Creo que esto es básico para no caer en el mencionado valetodo posmoderno, en el que sólo hay un borrón de nihilismo del malo (pasotismo más bien) y en el que lo guay es mezclar, fundir, ser multidisciplinar y sobrevalorar el espacio urbano. Coolismo en gran parte, creo yo. Paradójico cuando soy el primero que critica el pensamiento cientifista taxonómico y de las categorías, donde en mi opinión está escondido el Poder ante su necesidad de conocerlo, asimilarlo y nombrarlo absolutamente todo, y que parece que las estrategias conceptuales no sólo utilizan sino ensalzan, engrandecen y dignifican.

    En tanto que dices que sólo te interesa la praxis, y no el estatus o no de arte de lo creado, ¿en qué momento decides hacer arte? ¿Es para ti lo mismo realizar una pieza que acudir a una manifestación? Es decir, si sólo te importa la praxis, ¿por qué no hacer cosas más útiles que realmente planteen cambios reales a nivel práctico (nivel de la praxis)? Me refiero, e insisto en lo de siempre, a cosas como una manifestación o una barricada. ¿Sirve igual para la búsqueda de una necesidad una manifestación que una obra de arte? Y al contrario, ¿sirve igual para propiciar el cambio social una obra de arte que una manifestación? En tanto que dices que sólo te importa la praxis y no el estatus artístico, ¿por qué haces arte?, ¿por qué tu obra tiene que ver con lo político? Si sólo te interesa la praxis, ¿por qué no convocas manifestaciones? En tanto que el arte sólo es una actividad humana más, es posible esa focalización de lo necesario y su desprendimiento en otro tipo de prácticas que no pertenecen en una primera vista a lo artístico. ¿Por qué hacer arte entonces? Insisto en que estáis todo el rato negando algo que a mí me parece evidente y que tiene que ver tanto con los dibujos de los niños como con el Discóbolo de Mirón como con las piezas de Roni Horn, o lo que sea. Justamente, lo más importante de todo.

    Hola Miguel, encantado! Voy:

    Comentáis Aitor, Mattin y tú que no creéis que sea posible desprenderse de elementos conceptuales. Yo creo que aquí se plantea un problema de forma. ¿De dónde nace esta afirmación? ¿Qué la sostiene? ¿Por qué no iba a ser posible? Es decir, yo creo que hay que ser conscientes de que pertenece estrictamente al campo de la opinión, como tú señalas cuando dices “yo creo que”. Otra cosa es que una lectura muy paranoide de absolutamente cualquier cosa podría sacarle ficciones conceptuales a todo, lecturas que hagan parecer que todo tiene un poso conceptual (sobretodo siendo lecturas desde el lenguaje, que utiliza inevitablemente el signo). Es un poco como la inquietud esquizoide de sacar elementos figurativos a absolutamente todo, hasta a la forma de las nubes o una mancha en el suelo, sin entender que no existe una relación directa entre el supuesto referente y aquello a lo que supuestamente refiere más que como elucubración mental casual. Justamente la misma relación forzada que percibo a veces en piezas de arte conceptual, pero esto ya es sólo una opinión. Con esto quiero decir que siempre es posible una lectura que pudiera distinguir y reclamar elementos conceptuales en absolutamente todo, sobre todo gracias al, en mi opinión, mal uso del lenguaje y su trasposición a concepto lingüístico de todo, más aún en un contexto como el actual en el que la hiperrealidad parece haber dado a la representación el valor de lo primigenio y parecemos habernos olvidado de todo aquello que es previo a su propia representación en imagen (ya sea ideal, visual, etc).

    Claro que mis palabras tienen carga ideológica! O, más bien, yo diría política que ideológica. Yo soy el primero que ha dicho desde el principio que la forma tiene una serie de implicaciones, que no están meramente “referidas” sino corporeizadas y contenidas, por decirlo de alguna manera, “hechas forma”. No están meramente “señaladas” en una estructura de representaciones sino que pertenecen a la densidad propia de la forma, están contenidas en la materia y sus modificaciones. Como he dicho desde el principio, el ejercicio de la forma es un ejercicio de “corporeización política”, una política llevada a lo carnal que en mi opinión supera el teatrillo que identifico en lo conceptual y su mera potencialidad de “señalar”. En tanto que afecta directamente al sujeto siendo producto de su acción, sería muy limitado pensar que no existe relación directa entre la producción de forma y la superación y avance personal del sujeto. Como puedes ver, mi concepción de política obviamente no es esta que señalas, no es la política partidista que pertenece al Panes et Circes, ni mucho menos.

    Una de las cosas que más pereza me producen del -en mi opinión mal llamado- “arte político” es una predisposición que identifico de situarse siempre en el discurso de la víctima. Como partiendo de un daño infringido sobre el sujeto hablante que en muchos casos sólo parece hablar de lo que le han quitado, de la libertad que le ha sido usurpada, de las potencialidades que el sistema le corta y prohibe (cuestiones, por un lado, totalmente innegables). Qué queréis que os diga, como ya comenté en su momento… en esa problemática yo me sitúo sin ninguna duda mucho más cerca de la figura del culpable que de la de la víctima. Creo que es más necesaria una consciencia de culpabilidad -porque realmente creo que somos culpables- que una posición de víctima, que no me parece constructiva. Lo digo porque cuando comentas que mi argumento es “el típico argumento que la sociedad mercantilista formula…” parece que quieres situarme en el plano de las víctimas, como si mis palabras fueran producto de una intoxicación discursiva involuntaria. Lo que digo, aunque sé que no es mío porque inevitablemente está mediado por unos mecanismos de subjetivación que me hacen ser quien soy dentro de las potencialidades “permitidas” (Foucault, Bourdieu), no se le puede achacar directamente al sistema ni echarle a él la culpa. Como dijo Aitor en el taller Noise & Capitalism, tenemos un rango de decisión en nuestros actos que, aunque obviamente no nos hace realmente libres, nos hace puramente responsables de toda una serie de decisiones con más implicaciones que las que nosotros posiblemente creamos que tienen. En este caso, si yo digo algo malo yo mismo creo ser el culpable, no directamente una víctima de una discursivización o “lavado de cerebro” por parte del sistema. Yo soy el culpable.

    Respecto a lo que comentas sobre la política: mi concepción sobre lo político la he venido definiendo con mis posts, aclarando que para mí tiene que ser un “pasar a la acción”, una corporeización política, no una mera transferencia reflexiva, que es lo que creo que ocurre en el arte conceptual político, una transferencia de sugerencias. Por eso creo que la forma tiene un potencial inherentemente político en tanto que pertenece a lo ontológico, a lo que es en sí y por lo tanto a la propia acción subjetivante. La forma es inherentemente subjetivante, y en este sentido la praxis implica necesariamente -si es que es realmente efectiva, creo yo- el cuestionamiento de los mecanismos de subjetivación, el cuestionamiento de la memoria, del gusto, la propia superación personal y demás conceptos que no sólo tienen que ver sino que son inherentemente políticos. Sobre todo la memoria y el gusto. Pero aparecen en la forma contenidos en ella, no como elucubración discursiva. En este sentido, creo que queda claro que en ningún momento me he referido al sistema ideológico ni mucho menos a la ideología de partidos. Sino a algo más humano que está en el día a día y que es muchísimo más previo a la proyección conceptual, a la transición de la experiencia a concepto y a cualquier tipo de plan previo. Pertenece a la acción.

    Aupa Mikel, voy a intentar dar mi opinión personal sobre tus preguntas y comentarios:

    1-Sobre tu pregunta de si es realmente posible no “referirse a nada”: Yo creo que sí. Y cuando digo “creo” es porque estoy diciendo algo que supongo pertenece estrictamente a la intuición. Una silla, un bolígrafo, una mesa, un ampli, una bolsa… no refieren. Simplemente son. No hay referencia. Son ontológicos. ¡Pero al mismo tiempo alguien los conforma! No aparecen por generación espontánea. En este sentido, sí que creo que es posible la creación no-referencial. Cuando digo “no-referencial”, ojo, me estoy refiriendo a que es posible la creación de elementos genuinos, que sean en sí, no la pura referencia sino simplemente “cosas”. Cosas que, aunque producto de una necesidad ya tan repetida por mí, no actúan como “contenedores” de dicha necesidad sino como corporeizaciones reales con una serie de implicaciones. Recordemos que estamos hablando sola y estrictamente de referencia. Pero eso sí, insisto en que que algo no sea referencial no quiere decir que no tenga una serie de implicaciones. Implicaciones que, como nunca me cansaré de repetir, no actúan como referencia sino que están contenidas en la materia misma y en su génesis. Toda referencialidad implica necesariamente “una flecha”, una señal, un acto de “salir fuera”. En cambio, en la densidad de la forma ontológica todo lo contenido aparece en tanto que materia, es decir, contenido en la propia naturaleza de la pieza sin ser una pura señal, una pura referencia a “otra cosa”. Yo creo que dicha propiedad ontológica no pertenece al mundo de las ideas porque es una corporeización. Una creación de cuerpo. Cuerpo, como nosotros. En nuestro mismo mundo, aquí delante. Presente, en definitiva. Y nosotros no somos una estructura ideal.

    2- Las ideas son, por decirlo así, como fotos. Es decir, funcionan inevitablemente como imagen. Son imagen. Pero imagen, obviamente, no entendida en su acepción visual sino entendida como un marco descontextualizado, con una naturaleza inherentemente representacional y con una sistemática puramente referencial. Se pueden conectar en tanto que siempre refieren a otra cosa. Cuando una imagen “se rompe” (en sentido real o figurado) deja de ser imagen -por eso cuando más me interesa la fotografía es cuando está rota o cuando puedo ver su sombra corporal proyectada sobre la pared-. En este sentido, cuando la acción actúa de forma agresiva sobre las ideas el producto es algo que no es idea sino forma, por lo que ya no podríamos hablar de la acción sobre las ideas sino sobre “otra cosa”. La imagen es algo tan conceptual que es sumamente irreductible, y una perturbación en su corporalidad virtual supone un desprendimiento de lo simbólico que la sostiene. La rotura de una ficción, la muerte de una aceptación que supone una cierta enajenación mental. Creo que con las ideas pasa lo mismo, en tanto que imágenes. No me refiero en ningún momento al traspaso al “mundo real” (¿qué es eso?), sino que he tratado en ese contexto a las ideas todo el rato “en su propio ecosistema”.

    3- Yo creo que la idea siempre tiene una implicación muy clara que no depende para nada de su cualidad de buena, mala, aguda o vaga. Me refiero a un nexo con otra cosa, a un compromiso que va inherente a su propia naturaleza. He utilizado ahí la palabra “implicación” casi por error para referirme al acto mismo de la referencia, pero me gustaría dejar muy bien claro que cuando hablo todo el rato de “las implicaciones de la forma” no me estoy refiriendo en absoluto a nada que se parezca a esto sino estrictamente a lo contrario.

    4- El tema de si lo referencial es puramente y objetivamente malo para la obra ya empieza a pertenecer más al terreno de la opinión y de cómo cada quien lo enfoque. Para mí, insisto en que lo referencial pierde potencialidades propias al ser algo que inevitablemente señala a otra cosa. ¿Por qué nadie ha hablado del cine? ¡Me resulta muy raro que nadie lo haya mencionado todavía! Insisto en que, como he dicho antes –y creo que es un buen ejemplo- que la rotura de la imagen (ya sea idea, visual o de cualquier otro tipo) y su articulación la convierten en mero material en pos de una mera estructuración de forma, tal que si fuera sonido o madera. Creo que es bastante obvio que la importancia no está, en el caso del cine, en la cualidad referencial de cada fotograma sino en una estructuración material en la que entran en juego muchos factores. No quiero decir que lo referencial (es decir, lo que realmente es referencial, o sea, cuando los elementos se estructuran como signos que señalan hacia otra parte) sea inherentemente malo en la creación, sino que en mi opinión son simples potencialidades sin desarrollar, sin encarnar, y creo que su potencia se relega a su mera condición de signos.

    5-Por supuesto que en arte x+y+z no es igual a x+y+z! Es más, en arte… 2+2 = 5. Y ese +1… es eso de lo que tú mismo hablas todo el rato cuando dices que “lo importante no es discursivizable”. Precisamente porque el arte está para donde el lenguaje no llega, para todo aquello que precisamente se escapa a toda captura imaginaria. Ese +1 es el plus que se escapa al sentido y que pone en jaque a todo el pensamiento cientifista y ampliamente reduccionista, o eso creo yo. Al pensamiento del poder que locamente intenta taxonomizarlo todo y que identifico ampliamente en la creación conceptual que es inherente al entendimiento de las categorías. ¿Por qué nos gustan las cosas? Esta pregunta es clave en este sentido. De todas formas, como tú bien comentas, me estaba refiriendo estrictamente a una cuestión puramente metodológica. Es decir, estaba estrictamente planteando el 2+2, y no ocupándome de la respuesta, que es 5 y no 4. Estaba hablando sólo de una serie de condiciones metodológicas sin citar ese +1 contenido en la forma que se escapa al sentido. Pero que no lo cite en ese momento concreto no quiere decir que me haya olvidado de ello. Es más, llevo hablando de ese +1, que está contenido en la forma de una manera menos obvia, en todo el debate.

    6- La metáfora no sólo puede ser sino que objetivamente es y ha sido parte de la creación artística. Sería absurdo pensar que todas las obras con estructura metafórica de la historia del arte no son válidas. Aún así, desde una perspectiva inherentemente contemporánea, yo diferencio y aprecio –ojo, apreciación puramente subjetiva- mucha más fuerza en aquellas propuestas que corporeizan toda una serie de implicaciones de manera real, contenidas en la pieza y no maltratando la materialidad y considerándola materia abyecta, sobrante, lo cual es una perspectiva que como ya he dicho identifico inevitablemente con el pensamiento cristiano y el supuesto carácter místico de lo incorpóreo, en este caso lo incorpóreo de la idea. La metáfora no es ningún error, creo yo, siempre y cuando funcione como vehículo para aquello que trasciende a su propia cualidad referencial. En este sentido, yo soy partidario de una creación más desnuda, más directa “al meollo” de la cuestión y no usando estrategias estilísticas cuya apreciación se queda más en el gesto, en el recorrido (en la pura estrategia metafórica) que en la actuación real sobre lo oscuro. Me interesa más un salto al vacío, por mucho que sea más peligroso, que hablar del vacío en términos metafóricos. Respecto a la segunda parte de tu pregunta, yo, desde mi limitado y pequeño conocimiento de la filosofía, siempre me he cuestionado la intención de supuesto pan-conocimiento que identifico a veces en la lectura de libros filosóficos. Siempre me he planteado si todo es susceptible de ser aprehendido por el conocimiento filosófico. De “si se puede filosofar sobre todo”. De si la filosofía tiene el supremo poder de alcanzar todos y cada uno de los rincones de la acción y el pensamiento humanos y de si dicho alcance implica necesariamente una obtención de una parte de verdad, por muy pequeña que ésta pueda ser. No sólo de “si se puede filosofar sobre todo”, sino de si dicho acto implica necesariamente y siempre un acercamiento u obtención de algo verdadero o válido. En mi humilde opinión, yo quiero pensar que no. Siempre me han olido a rancias las teorías sobre el acercamiento a una obra de arte que determinan que para ello hay que utilizar el pensamiento, que hay que utilizar la sensibilidad o que hay que utilizar la percepción. En mi opinión, el acercamiento a una obra de arte necesita de una predisposición propia, que no pertenece estrictamente al campo del pensamiento, ni de la percepción, ni de la sensibilidad. Igual que el ejercicio de hacer filosofía se denomina “filosofar”, creo que el acercamiento a una obra de arte necesita de una actitud específica que no reside específicamente o exclusivamente en los citados lugares de la consciencia (pensamiento, percepción o sensibilidad), y que en su especificidad yo llamaría “artear”. Para acercarse al arte, yo creo, hay que específicamente “artear”. Esto es sólo una opinión.

    7- Es cierto que siempre hay una porción para el imprevisto, sea cual sea la predisposición de la creación artística o, de hecho, sea cual sea la acción a realizar, no necesaria y específicamente artística. Siempre hay una mínima posibilidad de que el techo que tengo encima se derrumbe ahora mismo y nadie llegue a leer estas cosas que llevo mucho rato escribiendo. Siempre hay un factor de imprevisto en absolutamente todas las acciones humanas que, personalmente, a mí me encanta. Por supuesto que hasta en la obra más conceptual hay un margen de error, una posibilidad para aquello que subyace a los esquemas simbólicos de salir por uno de esos agujeritos, y de repente, chas, ocurre algo que es la hostia y no es explicable. Pero sí que creo que existen grados, y lo que realmente me preocupa del arte conceptual es una supuesta intención que identifico –que, por supuesto y por suerte, nunca ocurre al 100%- de controlarlo todo, de procurar un tipo de imposición previa ante la visión de la pieza como imagen. En este sentido, son piezas que muchas veces funcionan estrictamente como imagen. Por supuesto que luego todo eso se rompe, se pierde y por los huequitos surgen toda una serie de cosas muchísimo más reales, pero lo que realmente me preocupa es la intención, la supuesta intención un poco inocente de no tener en cuenta la fenomenología de lo material y estructurar la obra ni más ni menos que como, en mi opinión, una imposición. Me resulta inquietante plantearme de dónde surge ese deseo de encorsetar la obra, de ponerle la cortapisa del pensamiento previo, aunque obviamente después siempre exista el error para solucionarlo todo. Un error que, yo creo, muchas veces parece no sólo no ser tenido en cuenta sino que incluso repudiado.

    Estoy totalmente de acuerdo con las últimas palabras de tu post, Mikel. Has dicho lo que yo he estado comentando en todos mis posts. Me alegro de que exista este reconocimiento por tu parte. Cuando hablas de lo realmente importante y señalas que no es aprehensible, que no es susceptible de verbalizar, que no pertenece al entendimiento verbal de las prácticas artísticas ni a lo proyectivo de las intenciones. Estoy absolutamente de acuerdo cuando hablas de la imposibilidad de hablar de aquello que no pertenece al reino de las palabras. Como ya he señalado en posts anteriores, Ludwig Wittgenstein dijo “De lo que no se puede hablar, mejor es callarse”. Si las prácticas artísticas están precisamente para aquellos huecos donde no llega el lenguaje, donde no existe posibilidad de captura imaginaria ni transcripción a signo, ¿cómo nos vamos a enfrentar a ello desde el lenguaje? Ahí está la problemática más grande que veo en el arte conceptual. Como tú muy bien comentas, es en los huecos, en el error, en el ruido, donde está todo. En ese terreno que es tierra de nadie y que no se puede verbalizar. Lacan decía que toda obra de arte se estructura alrededor de un vacío. En este sentido, podemos rodearlo, podemos aproximarnos con consideraciones lingüísticas, con reflexiones verbalizadas, pero siempre estaremos dando vueltas alrededor de algo que nunca se puede aprehender lingüísticamente. Insisto: no podemos procurar un acercamiento lingüístico en pos de aquello que está para donde el lenguaje no puede estar. Ese terreno del que tú muy bien hablas. En ese sentido, es comprensible que desconfíe mucho y no me trague toda estrategia que no sólo magnifica el lenguaje sino que lo convierte en su fin, sin reconocer ese terreno que no es verbalizable sino que es tierra de nadie.

    Respecto a lo que comentas respecto a la ideología, vuelvo a insistir en que para mí la producción de forma y las implicaciones que esto conlleva sobre el sujeto en tanto que subjetivante son inherentemente políticas. Políticas, que no ideológicas, entendiendo que funcionan en pos de una autosuperación implícita en el trabajo de corporeizar todo aquello que parte de lo necesario. La producción de forma cuyas implicaciones están inherentemente contenidas en ella hace que estas implicaciones superen el mero plano de la referencia para ser una corporeización real, un llevar a cabo dichas implicaciones que parten de una necesidad, de algo que hace que el trabajo artístico sea inevitable. En este sentido, en tanto que además ello conlleva la superación de las trabas del pensamiento y la percepción y la ampliación de la consciencia –desde un sentido puramente material y no místico- la producción de forma lleva implícita una inevitable maleabilidad del sujeto, una inevitable puesta en crisis continua de sus propios condicionamientos. Esto, para mí, es puramente político.

    Mattin:

    Comparto absolutamente contigo y reconozco el carácter subjetivo de mis palabras, lo cual creo que no les quita certeza sino que al contrario es un rasgo que intuye cierta validez, ya que todo el rato he estado hablando que la forma es inherentemente subjetivante y que por lo tanto contribuye en la estructuración necesaria del sujeto. Hay algo ahí, muy oscuro creo yo, que necesita organizarse. Es en el arte conceptual, por medio de las citadas estrategias que parecen olvidar la fenomenología de lo material, donde yo realmente veo cierto carácter objetivista que no me gusta un pelo, basado inherentemente en la representación lingüística. Carácter objetivista que actúa no sólo en la citada imposición implícita en sus procedimientos, sino… como comenta Mikel, en el hecho de ser susceptiblemente manipuladora por su pretendido carácter ideológico, que al contrario de la forma no nace del sujeto sino que es una “transferencia ideológica”. Ahí se esconde, creo yo, un supuesto objetivismo que no me acabo de creer.

    Respecto a la pureza: intuyo haber sido mal entendido a lo largo de todo este debate. Me gustaría dejar bien claro que cuando hablo de “pureza” no me estoy refiriendo en ningún momento a unas supuestas cualidades “celestiales” del arte. No me refiero en absoluto a la bondad, a la justicia ni a la razón (tres cosas que, por cierto, a veces parece que el arte político cree de su propiedad). Cuando hablo de pureza no me refiero a los valores. De hecho, por muy paradójico que parezca, no creo en los valores –digo “creo” porque pertenecen estrictamente al terreno de la creencia-. Cuando hablo de pureza me refiero, en cambio, a una auto sinceridad que creo que debe ser inherente a la práctica artística. Sinceridad con uno mismo ante un compromiso. No creo estar haciendo algo malo cuando veo que hay en mí un compromiso con el arte que no puedo dejar atrás, que no puedo evitar porque como he comentado todo el rato nace de una necesidad. Es de esta auto sinceridad de la que hablo todo el rato cuando hablo de pureza. No de unas supuestas cualidades benévolas o justas del arte y de la producción de forma. Si tenemos en cuenta que la existencia es inherentemente traumática ante la experiencia de la falta, ¿cómo me voy a estar refiriendo a cuestiones relativas al Bien o a la Justicia? ¿Cómo va a ser bueno o justo algo que es inherentemente oscuro? Cuando hablo de pureza hablo de no mirar para otro lado ante esta necesidad, hablo de una auto sinceridad que creo que es básica para afrontar las cosas sin pretenciosidades. De un compromiso o algo así.

    Las exposiciones en las que he participado hasta ahora me han servido para darme cuenta de eso que comentas, Mattin, acerca del mundo del arte y que reconozco su parte, no precisamente pequeña, de verdad. Y más aún en el seno de la escultura vasca, que algunas veces parece que poco a poco se va convirtiendo más en una acomodación totalmente hedonista, posmoderna y chupa pollas mutua con intereses muy turbios… que en algo puramente necesario que nazca de un verdadero compromiso ante dicha necesidad. Y no creas que a pesar de que llevo muy poco tiempo en el terreno de la música experimental no me he planteado muchas veces eso de que comentas de que es un terreno a primera vista más puro. Pero luego vuelvo a ser consciente de mi necesidad y me doy cuenta de que no existe diferencia alguna entre la creación sonora y la creación escultórica, pictórica o la que sea, salvo algo tan simple y anecdótico como un cambio en la naturaleza de la materia. Es decir, esa corrupción de la que hablas y que es claramente obvio que existe en muchos ámbitos de la creación artística no puede en ningún momento evitar una necesidad y un compromiso con ella. No es por ponerme místico, menos aún yo que soy absolutamente contrario al pensamiento religioso, pero Siddhartha dijo “El odio no se soluciona con más odio, el odio se soluciona con el amor”. En este sentido, la corrupción se soluciona con la pureza. Esa parafernalia chupa pollas no puede en ningún momento hacer que una necesidad deje de existir. Qué le voy a hacer. Por eso insisto en que para mí no existe diferencia alguna entre la creación sonora y la escultórica salvo un cambio en la naturaleza de la materia. En ese sentido, sigo confiando en la creación escultórica en la misma medida que en el sonido. Lo importante está ahí, a pesar de todo. Como he repetido varias veces… para mí el arte está en otra parte.

    Ya caeré de la burra… o quizás no, pero déjame hacerlo a mí solo.

    Sigo sin estar totalmente de acuerdo con esa “excepción” que haces cuando en tu texto haces un alegato nihilista pero a la vez salvas de dicho nihilismo a una serie de estrategias conceptuales y las reconcilias con él. ¿Qué clase de reivindicación totalmente parcial de nihilismo es esa? ¿Con qué criterio salvas de ese nihilismo esas citadas estrategias conceptuales e impones una supuesta compatibilidad entre estas dos cosas, a mi juicio, puramente antagónicas? ¿No es acaso esta excepción algo puramente arbitrario movido por objetivos personales en pos de una supuesta intención de coherencia? Por otra parte, ¿por qué vas a tener que justificar esta, a primera vista, incoherencia?

    Tu mención del nihilismo no deja de recordarme una y otra vez a mi experiencia y evolución puramente subjetiva y personal en el campo de la reflexión y la acción política. Hace no muchos años, yo pertenecí al entorno de una organización política de base, una organización con un sentido de política muy limitado y cerrado que no dio en absoluto cauce a mis inquietudes y reflexiones en la relación entre la producción de forma y la corporeización política y las cualidades de la forma en pos de una encarnación real de cambio producida en el sujeto, convertida en algo real y no en pura transferencia metafórica. Fui militante, en concreto, de CNT. Poco a poco, ante el desarrollo y evolución de mis intereses y el planteamiento de nuevas preguntas, me fui dando cuenta de que aquello no daba buen cauce a mis reflexiones y a mis concepciones que se iban volviendo cada vez más nihilistas. Y aún a día de hoy no consigo encontrar una reconciliación entre mis citadas concepciones nihilistas y el por qué de mi práctica artística. No puedo encontrar la razón por la que salvo de mi nihilismo a mi propia práctica artística, salvo el pensamiento de que dicha práctica quizá sea lo único que me separa del suicidio. Yo no he sabido ni sabré llegar a esa reconciliación. En este sentido, no entiendo la inquietud un poco forzada en tus palabras de reconciliar esa supuesta actitud nihilista con estrategias conceptuales que me parecen, más que vitales, puramente estratégicas. Me parece, en última instancia, una intención muy forzada de coherencia absoluta que yo creo imposible.

    Saludos!

    Héctor.

  43. Héctor Says:

    Perdón por usar palabras malsonantes, pertenecen estrictamente a la autocrítica y a la ironía.

    Saludos,

    Héctor.

  44. Mattin Says:

    Ese ejercicio de auto sinceridad del que tú hablas y la liberdad de decisión (o libertad-menú como la lllama Jean-Luc) que comentó Aitor en taller de N&C, para mí son una clara construcción que a los artistas les viene muy bien para creerse así mismos.
    Pero yo, esta supuesta libertad o sinceridad no me la creo ni por un segundo. No porque no os crea a vosotros, sino por que no creo que seamos capaces de entender y deshacer esta construcción subjetiva.
    Hector , la política de la que hablas cuando hablas de arte, a mí me deprime mucho porque sinceramente, ¿a quién le importanta las transfromaciones políticas que las formas puedan producir en tí mas alla de tí mismo?
    A mí desde luego que me de bastante igual porque ni siquiera te puedo entender cuando hablas de las formas.
    Acabo de ver finalmente La Comune (1871) de Peter Watkins.
    Seis horas y cuarto de pura intensidad y esto también es indescriptible pero con un sentido de la política completamente diferente al tuyo.
    Esta película es una de las maneras mas sofisticadas que he visto de aunar estética y política- mendiante una socialización en la producción misma. Por favor no te pido, no vuelvas a criticar el arte político sin hablar de un caso específico, ya que tus argumentos se quedan parodia cuando pienso en La Comune (1871). Puede que sea la película más potente que jamás haya visto.
    Como casi todo lo que escribo, la noción de nihilismo que tengo, no es mía si no de Ray Brassier, que es filosóficamente muy específica (siguiendo de manera crítica a Nietzsche).
    Yo la intento aplicar a mis prácticas ruidistas, no sin problemas y por supuesto defendiendome en la excusa se der un experimento. Me interesa mucho la relación entre nihilismo y política y despues de ver La Comune, no creo que estén tan lejos si uno quiere ir mas allá del oportunismo. Como una mujer gritó en la película:
    !RESISTIR ES VIOLENCIA!

    Ya que no te vas a bajar de la burra comprale los libros que Mikel recomienda, para que por lo menos sepa por donde pisa;-)

  45. Mattin Says:

    Estoy leyendo acerca de como se filmo la La Commune y es muy interesante lo que dice sobre la forma:

    Filming ‘La Commune’ – before, during, and after

    Elsewhere in this website I have written about the need for the contemporary MAVM to work with alternative forms and processes, to search for less hierarchical ways of communicating with the public. I would like to briefly describe how we tried to achieve this in ‘La Commune’, with the hope that the ideas will help to animate other alternative uses of film and TV, in an attempt to challenge the Monoform structure and its accompanying problems. Broadly speaking, our ‘process’ manifests in the extended way in which we involved the cast in the preparation for, and then during the filming, and in the way that some of the people continued the process after the filming was completed.

    Our ‘form’ is visible in the long sequences and in the extended length of the film which emerged during the editing. What is significant, and I believe very important in ‘La Commune’, is that the boundaries between ‘form’ and ‘process’ blur together, i.e., the form enables the process to take place – but without the process the form in itself is meaningless.

    http://pwatkins.mnsi.net/commune.htm

  46. Héctor Says:

    Kaixo Mattin, ando con prisa así que voy a intentar dar mi opinión de manera breve:

    Está claro que tengo una postura mucho más individualista y menos integradora al respecto de muchas cosas de las que estamos hablando.

    Por otra parte, comentas que no te importan los cambios implícitos en la forma y en su producción. En ese sentido, yo sí que creo que las implicaciones de la forma no sólo le importan a mucha más gente que a mí sino que de hecho le influyen de manera directa, carnal. No discursiva. Si damos por hecho que el ejercicio de producción de forma implica necesariamente una continua renovación subjetiva y una concepción del sujeto como algo frágil y que debe asumir siempre una posición de riesgo de cara a la creación, una condición de cambio constante, dicha producción de forma afecta a todas aquellas personas que nos rodean, por dos razones principales: Primero, porque la comentada producción de forma y sus implicaciones no es algo inherente simplemente al proceso de creación. Es decir, no es, por decirlo así, una transferencia por parte del sujeto hacia la materia… sino que las implicaciones están contenidas en la forma, no sólo en las vías de producción de dicha forma sino en la propia forma están contenidas dichas implicaciones y en ese sentido no son patrimonio del creador sino que pertenecen a toda una colectividad de potenciales observadores que se enfrentan a la pieza. Sería absurdo pensar que la experiencia artística empieza y acaba en el/la artista, tan absurdo como que si fuera así no sería posible algo tan natural y obvio como reconocer la potencia de las creaciones ajenas. La figura del Otro, por decirlo así, tiene un papel clave en la creación artística, un papel importantísimo en la identificación con dichas implicaciones contenidas en la forma que a la vez retrotrae en la persona creadora, no sólo en lo referente a la búsqueda y obtención del afecto sino en el reconocimiento de dichas claves que son inherentes a la materia. En este sentido, es implícitamente colectiva. Insisto en que se me hace imposible vislumbrar la existencia del arte sin la figura del Otro. Por decirlo así, yo creo que las tan citadas implicaciones no están en el gesto, en la acción creativa (cuestión que podría dar cierto aspecto representacional al acto creador)… sino contenidas de manera implícita en la forma, la cual está ahí para todo sujeto que potencialmente se enfrente a ella, a su aprehensión. Son la forma, por así decirlo. Segundo: porque dicha inevitabilidad del sujeto frágil, en contínuo cambio y en una posición de riesgo constante conlleva una encarnación de avance en dicho sujeto, un cambio personal e íntimo que conlleva inevitablemente un cuestionamiento continuo de sus esquemas y de los pilares simbólicos sobre los que se sustenta su personalidad, y… como parte de un colectivo, tiene su repercusión inevitable en el plano social ya que desconfigura y reconfigura las maneras habituales de percibir, de estimularse.

    Respecto a lo que he citado acerca de mis visiones menos integradoras que las tuyas, me gustaría saber tu opinión sobre posiciones más individualistas que se engloban no precisamente lejos de esa misma corriente de pensamiento en la que tú te posicionas. ¿Son también, inevitablemente, reaccionarias? También en este sentido, me gustaría saber tu opinion, en el contexto histórico de los inicios del marxismo, por ejemplo, sobre la oposición Proundhoniana ante la hegemonía de la figura de Marx acusándole de querer manipular y adoctrinar a las masas, criticando la situación de poder que esto conllevaba. El poder implícito no sólo en aspecto discursivo, en la transferencia ideológica corporeizada en la propia persona de K. Marx, sino en el propio contenido de dicha transferencia, es decir, en la textualidad que dicha transferencia ideológica conllevaba y el riesgo de terminar desencadenando otro tipo de poder coactivo también muy potente y represivo como aquel al que de forma originaria se enfrentaba (en este sentido, yo creo que Proudhon fue un grandísimo profeta).

    Estoy totalmente de acuerdo con eso que señalas de que no hay rangos en la mercancía, de que no hay mercancías más importantes que otras. Recuerdo, en el taller de Noise & Capitalism, que Howard Slater comentó que su evolución política tuvo un punto clave de inflexión: dejó de creer en el potencial “revolucionario” de la clase trabajadora (¿qué es eso?). En mi caso personal –hablo de ello porque es de lo único de lo que puedo hablar con certeza- ocurrió algo similar ante un cuestionamiento de la compatibilidad de excesiva teorización política con una falta muy extendida de actos concretos y específicos, algunos de ellos tan sencillos como dejar de lado el puro hedonismo implícito en el consumo de ciertos productos o en el innecesario consumo animal. Esta reflexión me parece básica y fundamental para entender unos medios de acción no integradores sino que parten inherentemente del sujeto, no de una transferencia ideológica sino de su propia capacidad de cambio que parte de su propia subjetividad, e inevitablemente tienen su repercusión en el plano más amplio, en el plano de las relaciones personales y de la interactuación más directa con el mundo. En este sentido, creo que es básico señalar que, en mi opinión, la producción de forma con las citadas implicaciones contenidas en la materia abre la puerta a toda una serie de posibilidades plásticas que ponen en quiebra absolutamente la taxonomía que necesita el poder, el esquema de potencialidades de la sociología y la ciencia del Poder. Ojo, plásticas no sólo en el sentido artístico de la palabra, sino también en el meramente corporal (convirtiendo el propio cuerpo, como espacio de resistencia, por medio del autoexperimento, como señala Preciado) y en todos los sentidos posibles que puedan poner en quiebra el sistema de potencialidades y taxonomizaciones. No estoy diciendo que todo esto tenga escondida una intención política, sino que el propio trabajo de la forma y sus implicaciones contenidas en ella tiene inevitablemente que ver con algo que, sin siquiera habérselo planteado –no proyectivo- está ahí y es totalmente salvaje y resistente.

    Cuando he hablado de la supuesta libertad que citó Aitor en el taller lo he hecho estrictamente para decir que quería asumir voluntariamente la responsabilidad de mis palabras, aún a sabiendas de que mi supuesta subjetividad no es mía sino que pertenece a unos mecanismos y filtros de subjetivación que inevitablemente configuran y dan cauce a la potencialidad de mis palabras. Son la aduana más externa, la válvula más periférica de filtración de lo permitido… ya que otros filtros que en mi opinión actúan de manera mucho más real y férrea se sitúan en las propias estructuras de configuración del sujeto, en su aprehensión de lo simbólico y en la imposibilidad del lenguaje mismo (“De lo que no se puede hablar, mejor es callarse” L. Wittgenstein). Es decir, no estaba en ningún momento postulando por, ni defendiendo o apoyando, esa ficción de libertad ni dándole en absoluto un supuesto carácter de veracidad, porque sé que no lo tiene. Simplemente estaba reivindicando mi derecho a que toda la responsabilidad de mis palabras recaiga estrictamente sobre mí. Aún a sabiendas que cuando hablo, no hablo yo solo, asumo ese riesgo en ese caso concreto y reniengo a situarme como una víctima a un proceso de discursivización, aunque realmente lo sea. Espero que haya algo en mis palabras, quiero decir, en lo que mis palabras representan (sin entrar a otros terrenos más oscuros y profundos y por supuesto con mayor contenido, de los que ya hemos hablado) -y en las tuyas, o en las de quien sea- que sea mío, tuyo o de quien sea. En este sentido, creo que es vital plantearse que, cuando alguien dice algo, algo que no nos gusta, no nos conviene, no es cómodo para nosotros porque no estamos de acuerdo con ello, no creo que sea sana la actitud, en mi opinión, tremendamente paternalista de considerar que en realidad es víctima de unas técnicas de subjetivación y que sus argumentos son los mismos que los del sistema, que en realidad por su boca está hablando el Poder mismo. Sería imposible admitir que esto ocurre, pero no en mayor medida, creo yo, al final, que a la hora de proferir cualquier otro tipo de discurso, diga lo que diga (o, mejor dicho “quiera decir lo que quiera decir, y no diga lo que realmente está diciendo”). Creo que hay ciertos argumentos que corren el potencial riesgo de ser la disculpa de una que puede entenderse como altamente totalitaria e intolerante. Parecido a lo que comentaba Mikel cuando preguntaba si acaso las personas que no tienen una ideología concreta son unos mierdas.

    En este sentido, es interesante que menciones a Guionnet y su concepto de libertad-menú, que mencionó muchas veces en ese gran taller de impro que hubo en Arteleku el verano pasado. Contra esa libertad-menú, según recuerdo, venía a decir que la verdadera “libertad” reside en la acción cuando no dependes de dicho menú, cuando no estás encerrado en un esquema de potencialidades permitidas -me viene a la cabeza El orden del discurso, de Foucault- y la acción no está focalizada en función de dichos puntos del menú. Todas estas reflexiones, al final, eran el motor de una práctica que en dicho taller las contenía de forma implícita en la forma, porque era una práctica inherentemente formal. Todo en relación a la forma y a la práctica de la improvisación. Dichas reflexiones, como la citada sobre la “libertad sin menú” además de muchas otras –e incluso la construcción política que puede nacer no sólo de la teorización sino de una simple conversación con alguien- quedaban corporeizadas (o, al menos, eso se intentaba) en improvisaciones, es decir, quedaban implícitas en la forma, que tenía en ese caso unas implicaciones muy claras. De esa visión de “libertad sin menú” que comentaba Guionnet es una de las cosas de las que yo hablo indirectamente cuando trato el tema de las implicaciones de la forma y su cualidad de “corporeización política” que supera la potencialidad “señaladora” del discurso y convierte todo en una encarnación real que no es proyectiva ni pertenece al pensamiento previo.

    El trabajar desde la intuición, en el proceso, conformando en presente lo creado, además de atarte al “ahora” -y en ese sentido puede ser entendido como un acto de resistencia al Poder en tanto que puede llegar a burlarse por un momento (por pequeño que sea) del Futuro, tan necesario en la estructuración y sostenimiento de dicho Poder- implica necesariamente no empezar las cosas por el final, lanzarse a lo indeterminado, además de una necesidad extrema de atención y ampliación de consciencia ante cualquier cosa que pueda pasar de forma genuina, real. Algo muy en relación con esa posición de inevitable riesgo y fragilidad, de estar en la cuerda floja, que debe ir implícita a la creación, que creo recordar que tú mismo comentas en “Going Fragile”. No guiarse por el pensamiento previo que, además de ser una cortapisa para el aprendizaje (se aprende lo que no se sabe, no lo que ya se sabe) implica necesariamente, creo yo, aceptar con todas sus consecuencias dicho menú del que habla Guionnet, en tanto que el índice está estructurado en forma de signos, y el signo va en relación inevitable con una serie de potencialidades puramente lingüísticas. Una predisposición, una puesta en marcha ya de antemano con una serie de condicionamientos que, aunque como ya hemos comentado, siempre son susceptibles de rotura, quiebra y derrumbamiento por esos agujeritos que lo salvan todo y que hacen que aparezca todo aquello que subyace a lo simbólico… establecen, en mi opinión, una fuerte cortapisa. Esta falsa libertad lingüística del menú es precisamente la que yo creo que ocurre en un tipo de praxis tan finalista como la conceptual.

    Saludos!

    Héctor.

  47. Héctor Says:

    Donde pone “sería imposible admitir que esto ocurre” es en realidad “sería imposible no admitir que esto ocurre”, y donde pone “la disculpa de una que” es en realidad “la disculpa de una actitud que”.

    Saludos!

    Héctor.

  48. mattin Says:

    Aupa Hector
    Estos temas son interesantisimos y muy profundos. Pero tengo que reconocer que me cuesta seguirte. Se que hemos hablando muchisimo de las formas, pero creo que yo todavia no entiendo que son las formas, o a que te refieres con las formas exactamente. Sinceramente creo que nunca he entendido “las formas”. Es por esto que he trabajado casi siempre con performances, o practicas time-based. Te agradeceria que tratases de explicar los mas claramente posible a lo que te refieres por formas.
    Bajo mi punto de vista, cuando hablas de las formas me da la sensacion que haces una clara division entre sujeto y objeto. Algo que me parece problematico y tratare de esplicar el porque aunque estoy hablando de cosas muy por encima de mis capacidades y conocimientos. Si estoy interesado en la inmanencia, no puedo reflejar un objecto, no puedo totalizar un objecto desde fuera. Tengo que estar dentro. Es por esto que me interesa tanto el concepto de determinacion-en-ultima-instancia, que aunque no lo comprendo totalmente me da la sensacion de que es una forma/resultado/proceso/praxis de improvisacion radical, por supuesto es un concepto, pero me pregunto como se puede encarnar mas en otros aspectos de nuestra subjetividad.
    Respecto a la intuicion, desde la intuicion misma esto es algo que me tira para atras, precisamente porque es un afirmamiento de la capacidad autonoma de nuestra subjetividad. Es como si en el nucleo de nuestra subjetividad hubiese algo que es realmente nuestro, cuando realmente no creo que haya nucleo, y menos que sea nuestro. En la improvisacion y en el ruido he visto muy mucho, como los musicos hacen una demostracion de mira aqui estoy yo, y estoy ejercitando mi libertad, mis conocimientos, mis experimentos, como una manera aqui estoy y existo, como de auto-justificacion. Estoy de acuerdo que es muy facil y problematico el decir, yo como carne y bebo coca-cola porque soy el sistema y porque no puedo salir de el. Pero no creo que las expresiones intuitivas nos ayuden a crear procesos politicos potentes (no se como se pueden producir sinceramente), ni un tipo de arte potente (estoy exagerando un poco, pero es para tratar de darle a un argumento que no lo tengo muy trabajado). Esto me lleva al asunto del marxismo, estoy totalmente de acuerdo que el marxismo ha sido manipulado y malentendido produciendo efectos desastrosos. Es interesante ver que al principio, Marx si daba posibles salidas (Manifesto Comunista) al sistema capitalista, pero despues de ver los resultados de la revolucion de 1848, se dedico casi de manera completa al analisis del funcionamiento del capital. De una manera lo mas clara posible, siguiendo su materialismo historico y dandole la vuelta a la dialectica hegeliana que primordiza la idea.
    Pero casi nunca dando soluciones de como podemos salir de el.
    Os dejo con esta cita de Marx:

    …en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.
    Karl Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859)

  49. Héctor Says:

    Kaixo Mattin,

    parece que vamos encontrando puntos en común, lo cual me parece muy positivo.

    Cuando hablo de forma me refiero simplemente a una estructuración material (material no en el sentido físico sino en un sentido más amplio del que hablo un poco más abajo). En última instancia, una estructuración material en pos de algo que se escapa al sentido. No me estoy refiriendo a la concepción clásica de forma como una visión “de imagen”, de esto/otro que distingue lo ontológicamente reconocible como imagen, como un todo no constituido por sus partes, sino todo lo contrario: de una estructuración ontológica que implica la contención material de todas sus implicaciones. Y es precisamente en la estructuración donde veo ese hueco tan presente en el arte conceptual, sólo salvable con el ingrediente textual externo a la estructura, sin el que la obra parece venirse abajo. Además, por supuesto, de su uso de la idea, que es imagen, y que por lo tanto hace imposible en mi opinión una verdadera estructuración material.

    Ojo, con materia no quiero referirme en ningún momento, ni por asomo, a la solidez ni a la supuesta evidencia cognitiva de aquello que es perceptible por los sentidos: el tiempo, el sonido, son puramente materiales. Y en este sentido, una acción, performance o happening, en tanto que constituidas en una relación estructural de partes –ya sea en base al tiempo, al espacio, al cemento o al trazo-, también pueden ser explícitamente formales (formal en el sentido de Forma). Es importante señalar que cuando digo formales no quiero decir formalistas, no me estoy refiriendo a que no trasciendan su mera apariencia sensorial y su supuesta evidencia cognitiva, sino a que como constructos, como “cosas”, la naturaleza de su estructuración hace que sean puramente materiales. Respecto a mi concepción sobre la materia y el material y por qué no puedo aceptar las ideas como materia ya he hablado demasiado en otros posts y creo que volver a esto sería redundante e inútil.

    Ahora entiendo más o menos tu concepción de la inmanencia. Y comprendo que pienses así ya que creo que es una visión de la inmanencia muy marxista, concretamente me recuerda a las teorías de la praxis de Gramsci -al menos hasta donde sé de ello, que no es mucho- y al rechazo de separar teoría y práctica. En este sentido, según como yo lo veo, coincidimos totalmente en el núcleo de la cuestión. Yo también rechazo esa separación entre la teorización y la práctica, y de eso mismo creo en cierto modo haber estado hablando todo el rato en estos posts, cuando he enfocado del trabajo artístico como un esfuerzo de corporeización política. Una corporeización política donde el propio trabajo, donde la propia forma, es inseparable de la praxis en tanto que sus implicaciones están contenidas en ella misma, e incluso aquello que no es susceptible de captura imaginaria está contenido, por eso es pura inmanencia. No sólo la producción de forma sino la forma misma son para mí la propia praxis, y sus implicaciones están contenidas tanto en la mencionada producción de forma como en ésta misma. Eso sí, un sentido de la política, como se ha podido ver, no integrador (algo así como un enfoque y acción hacia lo externo desde lo interno, desde la capacidad renovadora implícita en el trabajo de la forma, de la que ya he hablado al respecto de mi evolución política), dejando claro que la forma tiene contenidas unas implicaciones que contribuyen a atravesar los mecanismos de subjetivación y que conllevan necesariamente una fragmentación y puesta en cuestión del sujeto ante una posición de fragilidad (Going Fragile), y que dichas desconfiguraciones y puestas en crisis inevitablemente influyen en nuestra conexión con la colectividad/la Ley tanto porque ponen el crisis la propia identidad en tanto que “seres sociales” –tanto nuestra especificidad como nuestro papel en este circo- como por la influencia e inevitabilidad de la figura del Otro en el trabajo artístico (y, creo yo, la búsqueda de afecto), y en este caso dicha relación se tambalea y actúa según otras tensiones. Esas implicaciones (no referenciales, no etiquetas legibles) son la forma, no están puestas “encima” de la materia sino que están contenidas en ella misma. Por eso, cuando hablo de inmanencia, me refiero a una inmanencia material inherente al trabajo de la forma. Como no me cansaré de repetir, porque en la materia están condensadas inherentemente una serie de implicaciones -como condensaciones que son inherentes a la propia estructuración material misma (las impros del taller de Guionnet son un buen ejemplo de esto, creo yo: la propia forma tenía unas implicaciones muy potentes personal y políticamente) y de hecho “son” la forma; y también, porque la materia se sitúa en un grado de “importancia” y condensación que implica que todo aquello que ocurre, todas las implicaciones ahí contenidas e incluso todo aquello que se escape a captura imaginaria, sea principio y fin.

    En este sentido, no estoy de acuerdo en ese posicionamiento dentro/fuera que haces respecto a la ontología de la materia o a la corporalidad física del arte, ya que, centrándonos estrictamente en la construcción de lo inmanente yo creo que no podríamos hablar de dentro y fuera, de principio o fin, sino de que su propia existencia condensa su principio y fin. Es. Es decir, no es una diferenciación establecida por contraste, por diferencia figura-fondo (cuadrado negro, fondo blanco), como ocurre con la imagen -o con las piezas que funcionan como imagen- sino que su propia presencia condensa principio y final (ojo, principio y final de sí misma, no quiero en ningún momento parecer que estoy hablando de universales) Según escribo esto me vienen a la cabeza conceptos relacionados con la matemática como el infinito limitado: entre el 0 y el 1 hay infinitos números, un rango de posibilidades infinito, pero contenido entre el 0 y el 1. Creo que la inmanencia material de la obra artística tiene que ver con esto. Es.

    Respecto a la inmanencia en el arte conceptual, ¿dónde está el carácter inmanente de un tipo de arte que, a mi juicio, se sostiene con una serie de dependencias externas a la pura materialidad a modo de señales exteriores, flechitas, asteriscos, en lugar de estar implícitas en la materia? Podría parecer, en este caso, creo yo, que estás hablando de una inmanencia situacional o, según yo lo estoy viendo, de una inmanencia “inmersiva”, algo similar a la creación de una situación (sé que te interesa el Situacionsimo). Ahora bien, ¿no puede entenderse este tipo de supuesta inmanencia situacional como un modo de salvar las dependencias o “descuelgues” que sufre la materia respecto a sus implicaciones (sólo ensamblables gracias al documento textual paralelo) configurando un “todo” inmersivo que aglutina las partes en una situación que actúa más como imagen que como real? ¿No es esta visión de la inmanencia inmersiva una estrategia en pos de “cosificar el momento”, casi sin tener en cuenta las partes que estructuran dicho momento como “cosa”?

    Respecto a esta “inmanencia inmersiva” que implica, según yo lo estoy viendo, una cosificación del momento (pero creo que en el arte conceptual sin tener muy en cuenta la estructuración material de dicho momento y sin ser muy consciente de las dependencias estructurales sólo salvables con la aportación lingüística que lo amalgama), se me ocurren una serie de preguntas obvias: ¿puede una acción, si es conceptual, ser realmente inmersiva, cosificar realmente el momento, crear una verdadera situación cuando no sólo depende de, sino que aquello que la estructura, la amalgama y une sus partes es una decisión previa a dicho momento, no perteneciente a su fenomenología sino a aquello que ya viene dado? ¿No corre el riesgo de convertirse en una imposición hacia el momento y sus especificidades? ¿Cómo se puede cosificar o estructurar materialmente una situación cuando en dicha situación la materia está “suelta”, descolgada y dependiente de aspectos inmateriales? ¿Es su principio y final, fade-in/fade-out, aquello que supuestamente da el carácter de cosificación al momento, independientemente a la posible falta de estructuración de sus partes?

    Por eso he dicho todo el rato, respecto al arte político, que… si tienes esa visión estrictamente marxista de la inmanencia, que yo no comparto, ya que enfoco la inmanencia desde un punto de vista absolutamente corporal y relativo a la materia… mucho más “marxísticamente inmanente” me parece para según qué cosas una manifestación o una barricada, ya que los cambios hacia los que camina la creación artística yo creo que tienen que ver con otro sentido de política muy diferente. Dicho de otra forma: quemar una barricada o destrozar a patadas un cajetín de una cámara de vigilancia en las protestas de Naval Gijón sí es pura inmanencia cuando nace de la pura necesidad ante el hecho, por ejemplo, de que una empresa vaya a despedirte a ti y a miles de trabajadores y trabajadoras más. Eso sí que es pura inmanencia, pura condensación de pensamiento y acción, que verdadera y carnalmente está unida a lo inexorable de la vida y nace de una extrema necesidad. Es, en última instancia, necesario. Por eso digo que, según la orientación y el enfoque, no sé si el sentido de la práctica artística camina en esa dirección ni es siquiera un buen hacer de cara a la consecución de ciertos fines, importantes, pero yo creo que más superficiales y no sé si relacionados con lo indecible implícito en la materialidad de la forma. Para mí, el arte está “para otra cosa”, apunta hacia otro tipo de necesidad, algo que está ahí y lleva ahí desde las cavernas y que como he dicho creo que es reconocible desde el arte rupestre hasta el Art Brut, la Grecia clásica o las operaciones de Orlan, que tiene un potencial inherentemente político y salvaje, pero eso sí, un sentido muy diferente de política, y en mi opinión más sofisticado.

    He encontrado este enlace, espero que te guste. Encuentro una relación enorme entre sus palabras y el cientifismo del arte conceptual y su relación con el Poder:

    http://iohannesmaurus.blogspot.com/2010/04/eyjafjallajokull-las-catastrofes-o-la.html

    Me despido con unas citas del texto Noise Theory de Csaba Toth, de tu libro Ruido & Capitalismo:

    [...]

    “In defense of digital Noise I argue that their approach provides a possibility for new experiences of desire and new experiments in musical forms. Taking a cue from Lacan via Robert Fink I claim that digital Noise is not ‘the negation of desire, but a powerful and totalizing metastasis [of desire]‘. With Lacan though, it must be stressed that it is a desire for an unsatisfied desire. Digital Noise, like Lacanian desire, does not seek satisfaction -it pursues its own continuation and furtherance, resulting the aforementioned productive complication of the teleological/non-teleological binary. It is only in a reconfigured listener (subject) that desire will no longer hinder the subject’s pursuit of gratification. To achieve this, Noise must tae the listener not only acknowledge that something is ‘wrong’ with his or her desire but expose, that even in refusal, he or she desires in accordance to the Law (authority figures, guilt, ambition) and that even ‘our’ desires are not our own but belong to the Other.

    [...]

    “This Noise makes us want to know something, figure out what our unconcious is saying, and discover what the performer can capture from our dreams and fantasies. It is only then that the true task of ‘working through’ between Noise performer and audience can start in order to get us listeners to say the ‘unspeakable’ without guilt and without fear. The social and political outcome of saying the ‘unspeakable’, just as that of a Noise performance, is unpredictable.”

    Saludos!

    Héctor.

  50. jon Says:

    lo que comentas aquí, hector:

    “Y es precisamente en la estructuración donde veo ese hueco tan presente en el arte conceptual, sólo salvable con el ingrediente textual externo a la estructura, sin el que la obra parece venirse abajo.”

    creo que ya lo habéis comentado, pero yo sigo sin entender porqué el ingrediente textual es externo a la estructura. Dónde termina la estructura?

    no me refiero sólo al título debajo de un cuadro o al libro de un teórico..

    un ejemplo de esto, la acción que hizo mattín cuando toco con keith rowe en galicia (para mí, muy conceptual), una acción en un sitio concreto que duraba, no sé, unas dos horas.
    Luego este concierto generó un debate en I Hate Music que duro días y donde participo muchísima gente. todo este debate sólo lo entiendo como parte de la estructura. Aunque puede que el autor no lo hubiera previsto. pero surgió.

  51. DiegoChamy Says:

    Hola Héctor,

    Me parece que con Mattin muchas veces parten de posiciones de problemas diferentes, lo cual hace un poco imposible cualquier entendimiento ya desde el principio.

    Además veo un problema también básico que se repite una y otra vez en la charla – y lo menciono de nuevo para ver si se puede abrir un poco el asunto, aunque creo que Mattin lo dijo ya pero parece que en vano -, que es el hecho de hablar del arte conceptual en general. Creo que las oraciones que empiezan con “El arte conceptual es…” o que contienen afirmaciones tales como “las propuestas conceptuales no son…”, “el arte conceptual parece olvidar…”, “el tratamiento que arte conceptual hace de…”, etc., directamente impiden el pensamiento. Nos engañamos si creemos que hablando de forma general podemos enfrentar un problema. Al contrario, es una forma de imaginarnos sólo lo que nos conviene. No me parece que hablar de cosas concretas implique “ser maleducado”, como dices, sino todo lo contrario: cada vez que se hace una generalización se insulta a todas las personas que se ponen dentro de esa categoría y que quizá no participan del predicado que se les quiere asignar. Concuerdo contigo en que muchos trabajos considerados de arte conceptual son susceptibles a las críticas que haces, pero a la vez muchos otros no lo son.

    Le sigues endilgando a Mattin una “defensa a ultranza […] del arte conceptual” cuando Mattin ya se ocupó de aclarar que los tipos de obra conceptuales a los que tú mayormente te refieres son para él obras “ultra estúpidas”, o sea que estoy seguro que al final ambos están probablemente de acuerdo en restarle importancia a las prácticas conceptuales que se basan en el chistesillo, la idea ocurrente, etc. Sabiendo entonces que no son ese tipo de procederes lo que Mattin está defendiendo, sería muy bueno si intentas ver mejor qué está queriendo decir. Él citó temprano en el diálogo una lista de trabajos conceptuales muy puntuales los cuales no proceden por el chistesillo ni la idea ocurrente, y en los cuales incluso lo que tú llamas materialidad tiene también un lugar importante. Una vez que Mattin hace esto está ya intentando hacer un desplazamiento, pero tú vuelves a endilgarle lo mismo una y otra vez, más ocupado en despotricar contra el arte conceptual en general que en escuchar lo que está diciendo.

    Veo que a lo largo de tus respuestas se repite todo el tiempo la separación materia/pensamiento. Todos los esfuerzos que haces en explicar por qué no puedes aceptar las ideas como materia dan ya como supuesto la existencia de dos órdenes, el de las ideas y el de lo material (o “el mundo de las ideas” y “la materialidad”, que también llamas “nuestro mundo”). Creo que Mattin está ya parado en otro lugar y eso hace que te tenga que pedir explicaciones sobre cosas que para ti son obvias, pero que para él son completamente extrañas y probablemente, aunque las pueda llegar a entender, le seguirán siendo extrañas, porque no tienen que ver con su acercamiento al mundo (perdón Mattin si te malinterpreto). En realidad me parece que tú también estás ya dejando de pensar bajo el signo de esta distinción binaria, pero siento que todavía te agarras de ella.

    Luego de hacer esta división entre el mundo de las ideas y el de la materia, te ocupas de asignarle a la materia cierta “densidad ontológica” que las ideas según tú no tienen, y que por lo tanto no las aconsejas usar en una obra. Pero, por un lado, las ideas también son entes, y por otro, la densidad es una característica de la substancia o de la materia, pero no se me ocurriría juzgar a una obra por ser más o menos densa, de lo contrario debería estar haciendo todas obras a base de plomo. Quizá por densidad ontológica entiendas grados de existencia: que algo exista más que otra cosa. Esto sería muy interesante si fuésemos teólogos en la edad media intentando hacer una jerarquía de los entes, pero no es el caso. Todos los entes son iguales en su ser, en su existencia (nada puede existir un poquito, creo yo). En cualquier caso, haces esta diferencia entre ideas y materia, y dices que no puedes aceptar las ideas como materia porque “no son algo susceptible de modificación”. Pues depende de qué ideas. Quizá enunciados del tipo “si p, entonces q. q. Por lo tanto, p.” no parezcan muy susceptibles de modificación, pero un concepto menos lógico/matemático/a priori/dado o como quieras llamarlo, está en constante cambio, incluso me parece que puede cambiar más que la témpera de color azul en un cuadro tal. Los conceptos también se construyen y se inventan, y no están encerrados desde antes en una caja de cristal a la cual apelamos cuando los necesitamos. Al contrario, crear un concepto es algo totalmente posible, y trabajar en él modificándolo es algo corriente para muchos filósofos y también para algunos artistas. En cualquier caso, un concepto es un ente tanto como lo es un sonido o un objeto, y puede articularse como una parte más de una obra. Incluso un concepto también podría ser una parte dominante de una obra sin la cual esta obra no funcione, sin que el mismo esté separado de ella sino que sea parte misma de la “forma”, como dices tú. En este sentido, aunque estoy de acuerdo en que en muchos casos el concepto viene a cubrir un hueco o una falta, en muchos otros casos no es así: el concepto no viene a suplir una falta ni un hueco ya que en determinadas obras, si bien el concepto puede ser dominante, no lo es debido a una falta en los otros materiales sino simplemente debido a una cuestión formal, como el azul puede dominar en algún cuadro o los gritos en alguna obra de teatro.

    Cuando hablas de la forma ontológica dices que “no pertenece al mundo de las ideas porque es una corporeización. Una creación de cuerpo. Cuerpo, como nosotros. En nuestro mismo mundo, aquí delante. Presente, en definitiva. Y nosotros no somos una estructura ideal.” Es una pena que esta dualidad ideas/cuerpo siga siendo tan fuerte en lo que dices. Spinoza, por ejemplo, habla de las ideas y los cuerpos como modos de una misma sustancia; son una misma cosa que podemos ver bajo la perspectiva de la extensión o del pensamiento. Y estamos hablando del siglo XVII, para que no digas que esto también es parte del “monismo postmoderno”. Lo traigo a cuento sólo para tratar de desplazar enunciados que afirmas de una forma casi indubitable, como cuando dices “Cuerpo, como nosotros”, o cuando dices que no somos una estructura ideal. Spinoza diría: cuerpo, como nosotros, e ideas, como nosotros. Y no sólo eso, sino también que “el orden y conexión de las ideas es el mismo que el orden y conexión de las cosas”. Como ves, ya en el siglo XVII (por no poner ejemplos anteriores) había personas que pensaban la idea como algo con una naturaleza muy diferente a la “naturaleza inherentemente representacional” que le asignas tan indubitablemente.

    Y esto me da pie para entrar más de lleno al tema: dices que una de las características de la materia es “el hecho de ser algo que, de primeras, no refiere a nada“. Pero está en ti entender el concepto meramente como algo que refiere a otra cosa, o intentar verlo de una manera distinta. El signo puede entenderse de esa forma, bajo el régimen del significante, pero también de muchas otras, por ejemplo teniendo en cuenta su forma de contenido y su forma de expresión. El concepto no refiere necesariamente a algo, sino que es el que lo percibe el que lo acartona dentro de una semiología o es capaz de hacerlo jugar de miles de otros modos. Es cuestión de que lo intentes, pero antes hay que aceptar que esa posibilidad existe, no clausurarla de antemano. Insistes en que “siempre hay algo en la idea que funciona como signo. Por lo tanto, siempre son algo puramente referencial.” El problema es pensar que existe un único régimen de signos – el que los entiende como referenciales. Según otras concepciones (Hjelmslev, Labov, Deleuze-Guattari, etc.), el signo se entiende de otras maneras, por ejemplo, en vez de referir, interviene, etc. Un par de citas al respecto que encontré en “Mil Mesetas” (Deleuze-Guattari), que tengo acá a mano:

    “Mientras que la lingüística siga hablando de constantes, fonológicas, morfológicas o sintácticas, está relacionando el enunciado con un significante y la enunciación con un sujeto, deja escapar así el agenciamiento, remite las circunstancias al exterior, encierra la lengua en sí misma y convierte a la pragmática en un residuo.”

    “Nunca se puede asignar a la forma de expresión la simple función de representar, de describir o de constatar un contenido correspondiente: no hay correspondencia ni conformidad”

    “No basta con tener en cuenta el significado, o incluso el referente, puesto que las mismas nociones de significación y de referencia todavía tienen que ver con una estructura de expresión que se supone autónoma y constante. De nada sirve construir una semántica, o incluso reconocer ciertos derechos de la pragmática, si se las sigue haciendo pasar por una máquina sintáctica o fonológica que previamente debe tratarlas. […] Ni el contenido es un significado, ni la expresión un significante, sino que los dos son las variables del agenciamiento.”

    En resumen, lo que quiero decir es que si puedes pensar los signos de otro modo, seguramente puedas tener otro tipo de acercamiento a los artistas que trabajan con conceptos. Por ejemplo, dices que incluso en el trabajo de los artistas conceptuales “hay algo que está ahí, que yo creo que es irreductible, y que… no es verbalizable.” Si tomamos el signo de otro modo, se podría ir más allá y decir que nada es verbalizable, ya que si entendemos los signos como no referenciales no tiene sentido decir que algo se puede verbalizar, ya que el verbo no será algo que “hable de”, sino que tiene su propia entidad irreductible a una referencia.

    Por ejemplo, volviendo un momento a la acción de Mattin con el reggaetón nigeriano. Mattin dice: “El concierto fue el disco que escuchamos entre concierto y concierto”. Si tomamos este enunciado como referencial, estaríamos como obedeciendo una orden: hay alguien que nos dice “el concierto fue esto”, nosotros tenemos que obedecer y creer (o hacer como que creemos, como pasa en la sociedad del control). Tu molestia con este tipo de obra es entonces entendible, porque para que un enunciado se convierta en referencial tuvo que contar primero con ciertos dispositivos de poder que puedan conducir las conductas y que se ocupen de provocar esa creencia en el contenido del enunciado. Pero el enunciado también puede entenderse y ejercerse de otro modo. Si podemos por un momento pensar al enunciado como algo no referencial, tenemos una cosa totalmente diferente. Quizá podemos empezar a ver que el enunciado mismo es también parte de la “forma” y de la obra, más allá de lo que el mismo enunciado nos está mandando a creer si lo tomamos de forma referencial (que la obra no es él, sino el reggaetón). Si logramos pensarlo de forma no referencial, entonces la cosa es muy interesante, porque el enunciado funciona en niveles muy diferentes: por un lado, en su materialidad, como el texto que dice un actor (digo, en el buen sentido, ya que Mattin lo dice de una determinada manera y esa manera también cuenta, ya que afecta los cuerpos presentes, más allá de que se lo diga a una persona o a toda la audiencia), pero por otro, a nivel de cómo afecta directamente a nuestro pensamiento: pensamos en el contenido del enunciado, estamos incómodos con obedecer o creer en él, pensamos que quizá él mismo es la obra, pero entonces habría como una contradicción y pensamos que Mattin es esquizofrénico, después pensamos que quizá los esquizofrénicos somos nosotros, o que la obra no es ni el reggaetón ni el enunciado sino la decisión de Mattin, y ya no sabemos qué entidad darle a una decisión y empezamos de nuevo a pensar, no lo sé, cada uno lo que sea, y aunque sea alguno o varios de nosotros es afectado gravemente. Entonces el concepto más que ejercer un poder coactivo dispara toda una serie de lecturas y sensaciones que no están predefinidas, constituyendo algo que está lejos del “arte como una papilla que ya se ofrece machacada y digerida”. Se convierte en todo un acontecimiento que cada uno está en libertad de juzgarlo como quiera, como si Mattin estuviese haciendo un “papel artificial, como si fuera un actor”, como dices tú, o darle otro valor. No estuve ahí, pero las veces que vi acciones de Mattin que eran digamos conceptuales, siempre me gustaron y afectaron mucho y no me pareció que se queden en el chiste o la gracia de la proposición más original. Dices que si pudieses aceptar la idea como materia o material, esta podría articularse como forma, pero que “el tratamiento que el arte conceptual hace de la idea no es este, ni mucho menos! […] Porque trabaja con la idea simplemente en su mero carácter referencial”. Lamento que hables nuevamente del arte conceptual en general, ya que lo que dices no se ajusta a todos los artistas. Pero de todos modos con el ejemplo del reggaetón intenté mostrar las diferencias que puede traer a la experiencia de cada uno entender la idea como referencial o entenderla de otro modo. Te preguntas si pensando de este modo no estamos meramente “cosificando el momento” como forma de salvar la supuesta referencia del enunciado a la materia. Yo diría lo contrario: más que “cosificar el momento” yo tiendo a “acontecimentar” el objeto. Para mí un cuadro, una escultura, es algo que pasa tanto como es algo que pasa una acción o una performance. O sea que no necesito cosificar el momento ya que no necesito pensarlo como una “cosa” para que el asunto me funcione. Al contrario: cuando pienso un cuadro (o lo que quieras) como una cosa, es cuando ya me deja de funcionar. Por eso no hay chance para mí de que “la formulación matérica [sea] ontológicamente la misma ante la mirada o escucha de varios sujetos”. La “materia” de una pieza está en constante cambio, por lo tanto no es nunca la misma ante la percepción de sujetos diferentes (ni siquiera en el caso de que varios sujetos puedan tener una configuración perceptiva similar). En suma, ello no es ello.

    En cualquier caso, siento que tu preocupación por la densidad ontológica parte finalmente de un miedo, y creo que esto se ve cuando hablas de los títulos y dices que no te gusta titular “por el riesgo que supone de que lo creado pierda densidad ontológica”. Pero como dije antes, el título (en tanto idea y no sólo en tanto tinta sobre papel), es también un ente, como lo es todo lo existente, como lo es un objeto o una música, así que creo que más que temer que por el hecho de titular una obra esta pueda perder densidad ontológica, lo que creo que temes es influir, con un título, la experiencia de la obra en el público. Esto ya es otra cosa, incluso más entendible. Pero es una decisión de cada artista querer poner en juego un título, adrede, sabiendo que influenciará a la persona que lo lee, o evitarlo si así lo prefiere. Pero la cuestión va más allá, ya lo sé: para ti influenciar a la posible audiencia con una idea puede hacer que lo que tú llamas la forma pierda su carácter autojustificativo y necesite entonces de esa idea para no caer en lo puramente aleatorio. Acá entramos en el problema de definir qué es extra-artístico y qué no lo es. Ya que si el “texto-paralelo-sin-el-que-la-obra-no-es-nada” es parte de la obra, el problema ya no sería tal, ya que dicho texto sería parte de la “forma” y por lo tanto esta no necesitaría de algo fuera de ella para justificarla. Habría nuevamente inmanencia. Como sea, no estás de acuerdo con esto. Por un lado, porque dices que sería como cosificar el momento, cosa que ya intenté explicar que desde otro punto de vista no tiene sentido debido a que no se ven en absoluto “cosas” sino sólo acontecimientos. Por otro, tú crees que “que existe una diferencia entre lo que es arte y lo que no lo es. En la misma medida que puedes diferenciar una cosa de la otra, arriba de abajo, dentro de fuera.” Esta creencia te permitirá seguramente saber cuál es el límite entre lo que es arte y lo que es extra-artístico, lo cual te permitirá decir cuando una “forma” está recibiendo su justificación desde fuera de ella a través de elementos extra-artísticos. Bueno, hay algo en lo que concuerdo totalmente contigo: en que el problema de diferenciar entre lo que es arte y lo que no lo es tiene relación con el problema o la capacidad de diferenciar una cosa de otra. Concuerdo totalmente, y digo por qué: el problema de diferenciar una cosa de otra se ha dado en llamar en filosofía el problema de la individuación. Los problemas alrededor de cómo pensar la individuación o algún principio de individuación con las diferentes concepciones que este puede acarrear se han pensado en filosofía desde Platón, o incluso antes, y siguen siendo actuales al día de hoy. Creo que menosprecias mucho este problema cuando lo atribuyes al “monismo postmoderno de ´todo es todo´”. Es una pena porque de nuevo creo que no estás pudiendo escuchar en toda su amplitud lo que está pensando Mattin, que creo se trata de algo bastante más complejo y además se relaciona con un problema sobre el cual todavía hay mucho para pensar, no sólo necesariamente por el lado de intentar establecer un posible principio, sino en el sentido de pensar las condiciones en las que una determinada idea de individuación puede funcionar, pensar qué pasa entre la individuación y lo indiscernible, y ver si ambas nociones pueden ser concomitantes, etc. (creo que por acá va Mattin, según entendí). Quizá tú tengas mucha facilidad para diferenciar una cosa de la otra, pero no me parece acertado descalificar un problema como el de la individuación que para muchas otras personas es no menos importante que vigente y actual. Si Mattin – como me pasa también a mí – no ve tan claramente como tú el límite entre lo que tú llamas “el arte mismo” y lo que es externo a él, si quizá piensa que son cosas que pueden estar mutuamente implicadas, interconectadas, plegadas una sobre la otra, o bien que quizá sean directamente indiscernibles, no va a tener sentido para él (como se ocupó de aclararlo, creo) hablar de “el arte mismo”. Y mucho menos si rechaza de raíz – como creo que lo hace – pensar que tiene sentido hablar de “arte” en general para englobar cosas que no comparten nada en común. Endilgarle a Mattin que “hace arte” como si esto fuese una acción que se puede especificar es para mí algo poco feliz. Más que nada cuando es claro que él lo piensa de otro modo, ya que es desconfiar de lo que está diciendo pensando que uno sabe mejor que él lo que él hace o deja de hacer. Me parece mejor creerle cuando dice que si utiliza ese término es por simple conveniencia (o como lo haya dicho, no recuerdo ahora), porque así podríamos ver que quizá hay cosas más interesantes detrás de eso.

    Tomar a algo como “una obra de arte” es también una forma de limitar o reducir sus efectos en el mundo, haciendo que su funcionamiento quede reducido y encorsetado a la categoría que se le asignó. Cuando tú dices que la única consideración ontológica realmente posible de una obra es la que refiere “a lo que lo construido es inequívocamente: una obra de arte”, utilizas una jerarquización en el pensamiento que necesita primero decir lo que la cosa es, hacerse la pregunta “¿Qué es?”, para poder luego articular cualquier pensamiento posterior (una herencia aristotélica). Si sabemos que “esto es” inequívocamente una obra de arte, entonces sabemos lo que es una obra de arte y la categoría “obra de arte” designará entonces a todo lo que entre bajo su definición (por supuesto Aristóteles también entiende el lenguaje como referencial). Según Aristóteles el conocimiento sólo se produce cuando se encuentra la especificidad de cada categoría, cosa que también está en conexión con lo que tú planteas cuando hablas de lo específico del arte como diferente a la especificidad de una barricada, etc. Para que esto funcione se requiere principalmente aplicar al mundo el principio de identidad de la lógica clásica aristotélica (A = A), ya que si las cosas no son lo que son sería imposible englobarlas en una categoría. Tú dirás que si las cosas no son lo que son caemos en el “monismo postmoderno del ´todo es todo´”. Pues no necesariamente. Por ejemplo, la idea de pensar en acontecimientos en vez de en “cosas” ya desplaza el problema. Todo no es todo, pero porque todo deviene otra cosa todo el tiempo más que ser “lo que es”. Llámalo postmoderno si quieres. Lo pensaba Nietzsche en el siglo XIX, pero también Heráclito en el siglo V antes de Cristo y muchos otros en el medio entre los dos. No es algo que se nos ocurre ahora porque en el siglo XX nos hemos vuelto todos medio locos, sino que es una ontología alternativa a la dominante que insistió desde siempre, encarnada en pensadores que cuando tuvieron suerte fueron ignorados y excomulgados, y cuando no tuvieron tanta fueron quemados en la hoguera. Las diferentes concepciones ontológicas no son una mera cuestión teórica, sino que tienen necesariamente consecuencias políticas, tanto antes como ahora. Y todo cierra: el “yo soy yo” que planteas como una identificación corporal no es otra cosa que la auto consciencia, base del sujeto identitario que supuestamente puede ejercer conocimiento de lo que no es sí mismo (el “ello es ello”). Esta dualidad sujeto consciente / objeto de conocimiento es la base de la subjetividad pre kantiana, porque el bueno de Kant habrá podido pecar de muchas cosas pero esta trampa la superaba con bastante gracia.

    Te ocupas de criticar el poder taxonómico del lenguaje, pero no está en el lenguaje mismo la causa de estos intentos de taxonomizar. La lógica de la taxonomía es un modo de ejercer el pensamiento que se sigue justamente del método aristotélico que mencioné arriba, tan preocupado por hacer clasificaciones en todo los niveles, algo que lamentablemente siento que se cuela bastante en tu forma de articular las cosas, incluso de forma abierta como cuando te preocupas por el hecho de que no haya “el mínimo rigor clasificador”. Pero la taxonomía no es algo inherente al lenguaje sino a una lógica presente en cierto uso del lenguaje (de otro modo también se podría afirmar que la creciente fetichización de objetos de arte se debe exclusivamente a su carácter de objetos, pero esto claramente no es así, sino que hay una lógica operando por detrás que es la que causa este fenómeno). Este “mínimo rigor clasificador” que pides no es sino un resabio de la misma “universalidad del pensamiento” que criticas. Quizá deberías explicar cuándo está permitido proceder con rigor clasificador y cuándo no. O crear algunas reglas que permitan saber en qué grado sería conveniente esta mínima clasificación y en qué grado ya no.

    Una vez vi en un movimiento de trabajadores desocupados de los suburbios de Buenos Aires un grupo de personas pertenecientes a ese movimiento que, haciendo una barricada, llamaban a su actividad “el arte de la transformación social” (pensándola abiertamente como una obra de arte). Quizá desde tu posición ontológica podrías explicarles que no lo es, que lo que hacen no comparte la especificidad del arte. Pero si por el contrario podemos aceptar y afirmar con ellos esta indiferencia que hacen entre su barricada y una obra de arte, podemos entender con menos problemas que un artista, pensando las cosas desde esta perspectiva, pueda también tomar su obra como algo que no se diferencia de una barricada si es que él o ella así lo quiere (aunque la obra, en su “materialidad”, no sea una barricada). Por lo tanto, este artista no tiene ningún motivo para dejar de hacer lo que hace e ir a hacer una barricada “real”, como tú le sugieres que haga. Esto no es una defensa a todo el llamado arte político en general, ya que desde ya comparto muchas de tus críticas, aunque como con el arte conceptual, no creo que se puedan aplicar tan rápidamente a todos los artistas que trabajen en lo que se llama arte político. Por ejemplo dices que el arte político “necesita de la opresión para seguir viviendo”, pero hay artistas que hacen arte político que buscan afectar las condiciones de existencia colectiva más que dedicarse a denunciar opresiones. Las condiciones de existencia colectiva son algo que siempre vamos a tener de necesidad de pensar y repensar, haya opresión o no, por lo tanto siempre va a haber artistas que hagan arte político en tanto una forma de afectar los modos de existencia. Y esto no es exclusivo de “las capacidades implícitas de la Forma”. No creo que nos convenga pensar que hay un único medio para romper los esquemas del sujeto. Incluso una manifestación, que tú desmereces un poco diciendo que “la mayoría de la gente al terminar nos volvemos a nuestra casa y seguimos como antes”, no se trata sólo de un dispositivo de protesta o un intento de modificar una decisión política, sino que muchas veces es también una actualización muy valiosa de los lazos sociales.

    En resumen, y volviendo al tema de la individuación: si se acepta que para algunos la individuación no es cosa resuelta y que tienen sus motivos para problematizar el asunto de los límites, es más entendible que decidan entender ciertos conceptos como parte de una obra, sin que sean un material extra-artístico que la vendría a justificar desde fuera. Incluso me parece que este es uno de los problemas en los que muchas obras conceptuales hacen foco, y no me parece que esto sea menos efectivo para un cambio en la subjetividad que las obras que no usan conceptos de esta forma. Es simplemente otro modo.

    Pero imaginemos que esto no sea así. Imaginemos que los conceptos son algo extra-artístico, y que algunos artistas conceptuales los usan como trasfondo para fundamentar la “forma”, que sin ellos sería algo azaroso y sin sentido. Las consecuencias según tú serían “que dicho trasfondo no esté contenido implícitamente en la materia y aparezca total y absolutamente disgregado […]…un tipo de estructuración disgregada muy propia del arte conceptual en la que el elemento textual es aquello que ejerce la ficción de unión, de amalgamar aquello que no se sostiene por sí mismo”. Aquí veo una preocupación por la unión de la obra, preocupación por que sus fundamentos no estén disgregados por fuera. Pero incluso aceptando la posibilidad de que los fundamentos de una obra tal estén fuera de ella (y que no sean parte de la “forma”, o de “lo que es una obra de arte”), la cuestión para mí es que esta preocupación está basada en una idea previa de cómo una obra debe ser (quizá relacionada con lo que tú llamas “la propia naturaleza del arte”). Yo abogo por algo más pragmático: no me interesa si los fundamentos están disgregados o no, no es un problema para mí; para mí la preocupación es si eso que el artista propone funciona o no. Si funciona, si se logra que algo pase y que tenga cierta intensidad, pues buenísimo, no me importa si los fundamentos están disgregados o no lo están. Si esto es difícil de aceptar no creo que tenga que ver con la materialidad o no del concepto, ni con encontrar el fundamento dentro o fuera de la obra, sino con seguir llamando “arte” a cosas que quizá no tienen nada en común unas con otras (y por lo tanto tampoco me convence tu idea de “artear” para definir el acercamiento a una obra de arte, ya que me parece que engloba arbitrariamente experiencias que pueden no tener nada en común en absoluto).

    Sigamos suponiendo que los conceptos son extra-artísticos. Una obra con trasfondo disgregado o con un elemento textual funcionando como fundamento desde el exterior (ya no debido a una supuesta referencialidad del enunciado sino por un predominio del concepto como material sobre los otros materiales) puede también afectar nuestra subjetividad de forma positiva y creativa. Y estoy seguro de que aceptas esto cuando te refieres a algunos trabajos conceptuales de los años 60s, pero lo dejas de aceptar cuando artistas conceptuales copian las mismas formas hoy en día. Esto es entendible, pero creo que estás haciendo una reducción: no todo artista que hoy en día trabaje con conceptos está haciendo una copia de lo que se hizo de forma creativa y necesaria en los 60s. Puede haber aun “invención de forma” usando procedimientos conceptuales, como todavía lo puede haber realizando obras con materiales como pintura, música, etc. El uso del concepto no implica en sí mismo una forma específica y única de uso del mismo. Quizá sea el considerar el concepto como referencial lo que hace difícil imaginar posibles formas de uso novedosas o creativas del mismo. Coincido en que muchos, quizá incluso la mayor parte de los trabajos conceptuales que se hacen hoy en día son una copia vana de trabajos que se hicieron hace 40 años. Pero también hay muchos otros artistas que utilizan conceptos dentro de sus trabajos que lo hacen encontrando formas nuevas, siendo Mattin a mi entender uno de ellos.

    Y no estoy de acuerdo contigo cuando relacionas tan estrechamente el uso de conceptos con el cientificismo. Al contrario, si relaciono los conceptos con algo, sería más con la filosofía. La ciencia utiliza más las funciones que los conceptos. Tampoco estaría mal ver qué pasa con una práctica artística que utilice también la función como lo hace la ciencia. Seguro sería enriquecedor (más que “peligroso”, como dices). Curiosamente, me parece mucho más cercano al cientificismo el uso constante que haces de generalizaciones y tu preocupación por encontrar la especificidad del arte, sin contar los intentos de ponerle a este fecha de nacimiento (hace 37.000 años), que no dan cuenta ni de la infinidad de prácticas que pudieron no haber sido documentadas ni de la otra infinidad que ha sido siempre silenciada (hace 37 mil años y más también), y además dando por supuesto que las manifestaciones artísticas son exclusividad del hombre (no lo son desde mi punto de vista; ni siquiera comparto tu creencia y preocupación por “lo humano”). Tampoco suenas menos cientificista cuando hablas de generar “avances en la creación”, dando por sentado que algo así como el avance realmente existe. Entre la idea de avance y la de novedad, prefiero pensar en términos de novedad, ya que más que un escalón en una supuesta línea histórica evolutiva, la novedad es como la aparición de una nueva estrella en el firmamento, diferente a las otras, que hace que nuestra visión tenga que renovarse para dar cuenta de un nuevo plano que ya no es el mismo que antes, ya que no es una simple adición, un elemento más de un conjunto, sino un cambio total en el paisaje por todas las nuevas relaciones que implica. No creo que exista una línea en la cual se produzcan sucesivamente avances con respecto a posiciones anteriores, que entonces quedarían atrasadas en relación a la posición presente, que a su vez por su parte conservaría caracteres heredados de las anteriores, sino que más bien veo cúmulos intensivos que se diferencian unos de otros de formas no necesariamente lineales.

    Por otra parte, el finalismo que le achacas al arte conceptual puede encontrarse también en muchas otras formas de arte. Por ejemplo, un compositor que escribe una pieza con el fin de generar alegría, tristeza, sorpresa, sueño, o lo que sea. Lo mismo con una película o con un cuadro. No me parece que el finalismo sea exclusivo de los trabajos conceptuales, así como tampoco me parece que sea algo negativo en sí mismo, ya que no importa qué es lo que espere generar el artista, su producción es independiente de su voluntad y puede tener una vida más allá de los fines que este imaginó en un principio. Las “herramientas proyectivas” son justamente herramientas que uno puede usar sin que eso implique ineludiblemente algo que pueda constreñir la obra. Ni tampoco creo que haya una incompatibilidad entre un acercamiento proyectivo y la necesidad que puede tener el artista, como lo planteas tú. Un artista puede tener una necesidad y a su vez proyectar lo que va a hacer (e incluso quizá “necesitar” proyectar).

    Aunque produzcamos confiando totalmente en que “la forma es inherentemente subjetivante”, cosa que efectivamente sucede en algunos casos, en otros esto se queda sólo en nuestra imaginación: veo que se repite mucho en artistas contemporáneos una especie de excesivo optimismo con respecto al posible efecto de sus obras que suele ser muy indulgente con su propio trabajo. Ejemplo: voy a un concierto de música improvisada y llevo a un amigo que nunca escuchó este tipo de música. El músico en cuestión, que tuvo una gran noche, luego del concierto se imagina que la forma de su pieza fue muy potente, que logró cuestionar las nociones del tiempo lineal, memoria, gusto subjetivo, bla bla bla. El comentario de mi amigo – ni estúpido ni insensible, aclaro – luego del concierto: es una persona haciendo un sonido atrás de otro. Punto. Evidentemente, aunque el músico haya tenido una gran noche, hubo algo que no alcanzó para lograr ese efecto subjetivante, pero de todos modos el músico se fue a dormir más tranquilo que nunca. La praxis evidentemente no fue “realmente efectiva”, como dices. No es que siempre pase esto, pero siento que pasa mucho más de lo que estamos dispuestos a aceptar. Y creo que tener en cuenta el plano de los conceptos es un buen modo, entre muchos otros, de poder ocuparnos un poco del asunto.

    Volviendo al reggaetón nigeriano: le pides a Mattin que se plantee “qué habría pasado si eso lo hubiera hecho cualquier otra persona”. No tiene sentido pensar qué “habría” pasado si la “hubiera” hecho otra persona que no fuera Mattin. Esto es una pregunta muy tramposa. Nadie de los que estaban ahí “hubiera” hecho esa acción porque probablemente no era algo tan necesario para ustedes. Para Mattin por el contrario era algo que tenía total sentido hacer. Sería como preguntar que “hubiera” pasado si Miró hubiese pintado el Guernica en vez de Picasso. Es absurdo imaginarse esas situaciones, es como hacer historia-ficción (¿qué hubiese pasado si a Hitler lo hubiese arrollado un auto cuando era niño? Es especulación vana). En la acción del reggaetón todos los aspectos extra-musicales que entran en juego (“la confianza en sí mismo del artista, la actitud que tiene en el momento de creación e incluso su aspecto físico.”) pueden ser parte de la obra o no, pero no importa, ya que esa pregunta nuevamente es la pregunta por “lo que las cosas son”. Lo importante es ver que Mattin definitivamente hace uso de todos esos aspectos para constituir un acontecimiento. Incluso las expectativas en él (“qué se espera”) creo que Mattin también las contempla de algún modo. Aunque sea eso me pasa a mí cuando presento algo. Creo que es muy válido usar esas expectativas (como material artístico o extra-artístico, como más te guste), e incluso me parece que muchas veces se las usa cuando se las pretende estar ignorando. Por ejemplo muchas músicas basan su funcionamiento en la repetición, que funciona sólo porque el compositor o músico sabe que el oyente tiene una memoria de la cual puede dar cuenta, y una expectativa de lo que va a venir, entonces sabiendo esto el músico puede causar un efecto tal o cual si la dirección de la música cumple o no esta expectativa, en qué grado, etc. Tanto se puede apelar a las expectativas que se vayan a tener “dentro” de una obra como a las que se tienen sobre el artista mismo. Quizá la vida misma de Mattin sea una obra de arte, y ahí resulte más fácil, desde tu punto de vista, aceptar que él pueda tener en cuenta las expectativas del público (aunque realmente no sé si lo hace; aquí estoy proyectando sobre él lo que me pasa a mí, aunque mi vida está lejos de ser una obra de arte :).

    Le preguntas a Mattin por qué hace arte y supones que en algún lado le “quedará algún tipo de goce primigenio de la experiencia artística”. Pues no sé Mattin, pero yo hago “arte” (si quieres llámalo así) simplemente porque eso es lo que puedo. Creo que por ahora es lo mejor que puedo hacer. No tiene que ver con una necesidad vital como comer, siguiendo tu ejemplo. No me voy a morir si dejo de hacer “arte”, por muy poco romántico que esto pueda parecer. Quizá para ti esto signifique que mi trabajo sea menos valioso que el de alguien que dice hacerlo por necesidad vital; yo no lo veo así. No creo haber jamás sentido ningún “goce primigenio” al producir, más bien todo lo contrario: hacer a pesar de lo difícil que me resulta, del cero placer que encuentro en hacerlo. No es que me lo tome necesariamente como un “deber”, sino que lo hago porque siento que en eso se juega mi potencia. Si fuese por seguir un goce primigenio te aseguro que estaría haciendo miles de otras cosas y no esto. Y si me preguntas por qué no las hago – que a veces sí – digo que porque no guío mi vida ni mi producción (que a veces se confunden) según goces primigenios ni placeres (tampoco rechazo el placer; al contrario, me alegra cuando viene, ya que tampoco me interesa ser un asceta). Pero más que a goces o placeres intento seguir a mi deseo en tanto instancia de creación y producción. Y hablo de deseo como instancia productiva y no como “inherente a una falta que a su vez es inherente a la experiencia de la subjetividad“. Por el contrario, entender el deseo como falta es una forma de denigrar al deseo, que termina implicando una búsqueda de reparar esa falta (placer, goce) a la que luego le sobreviene una nueva falta que nuevamente hay que complacer, etc. Es la idea freudiana de que lo que nos mueve es una carencia traumática fundamental. O sino la Lacaniana, más relacionada con el deseo como falta definido en relación a la intencionalidad de lo que le falta – y que evidentemente en ninguno de los dos casos puede ser inmanente (perdón si no soy más claro pero ya no hay lugar acá; para ver la diferencia entre deseo como producción y deseo como carencia se puede ver también “El Antiedipo”, Cap. 1).

    Lo que me mueve a hacer “arte” tampoco tiene que ver con mis “intereses” políticos, sino que mi producción es una forma de política. De la misma manera, no creo que Mattin haga arte político en el sentido de arte “sobre” política (creo que ese es mayormente el sentido que tú le das al arte político, sin poder o querer ver que quizá hay también otro modo), sino que concretamente está haciendo política con su arte – o aunque sea esa fue mi impresión al ver sus acciones. No utiliza el “arte” como medio para hablar sobre política ni para “concientizar” a nadie, ni se pone en el lugar de víctima, ni hace una transferencia de sugerencias (cosas que concuerdo contigo son un gran problema), sino que sus acciones son política en el sentido de que traen al mundo una forma singular de relacionalidad (creo que Miguel ya mencionó algo similar). En este sentido, me parece también triste que digas que “cada cual vive en su propia historia con sus intereses personales [...] y yo no puedo hacer nada contra ello”… al parecer ya no hace falta que nos repitan que no hay nada que podemos hacer, sino que hemos llegado al punto en que lo pensamos por voluntad propia, cosa que no me parece más terrible que el hecho de decirlo a viva voz, contagiando la resignación y propiciando la desesperanza en cualquier tipo de cambio. Pensar que no podemos hacer nada sobre el hecho de estar viviendo en el reino de los intereses personales es algo que se nos repite incesantemente como si fuese lo más natural del mundo y contra lo cual se nos dice que no vale la pena ni intentar resistirse. Asumir esta posición individualista es para mí el peligro, mucho más que cualquier concepción sobre el arte. Queda aun más claro cuando dices: “el arte es una actividad humana más, pero es lógico que sea para mí la más importante si justamente es la mía.” Pues sí, es lógico pero sólo bajo la lógica del propio interés, ¡sino no tiene por qué ser lógico en absoluto! Tu afirmación me recuerda a la lógica de Miguelito en un chiste de Mafalda en el que Miguelito mira su dedo pulgar y por el asunto de la perspectiva lo ve más grande que un edificio que se encuentra detrás; luego le explica a Mafalda que, naturalmente, él ve a su dedo pulgar más grande que el edificio porque el dedo es suyo… Dices que lo único que haces “es asumir mi propia subjetividad y hablar de una de las pocas cosas de las que sé, que es arte. ¡Porque es mi trabajo!” Yo no veo algo más peligroso que condenarnos de antemano a hablar sólo de lo que sabemos y a hacer nuestro trabajo. Y estoy seguro de que puedes ver el problema que implica aceptar la noción de trabajo en tanto unidad fundamental de un modo de vida que alienta el actuar según el propio interés, tanto como la idea de remitirse sólo a lo que sabemos. En cuanto a esto último, Foucault escribía, de forma muy lúcida: “¿Qué debo ser, yo que pienso y que soy mi pensamiento, para que sea aquello que no pienso, para que mi pensamiento sea aquello que no soy?”. Y ahora también me acuerdo del caso de Joseph Jacotot (que citan Mattin, Guionnet, Murayama y Brassier en “Idioms and Idiots”), este profesor Francés de fines de siglo XVIII que enseñaba lo que él mismo no sabía (aunque quizá uno de sus tres principios te pueda sonar algo postmoderno: “todo es en todo”; no estaría mal ver todos los ejemplos de supuesta “postmodernidad” que hubo a lo largo de la historia). Y respondiendo a la pregunta retórica que le haces a Mattin (“¿Tenía tu obra un marcado carácter político cuando tenías 5 años?”), diría que no sé cómo habrá sido en el caso de Mattin, pero la mayoría de las creaciones de niños de 5 años tienen un fuerte carácter político, en el sentido de que muchas veces expresan una forma de ser en el mundo radicalmente opuesta a la establecida. Pocas cosas más peligrosas que un niño.

    Retomando… Continuamente haces una separación entre, por un lado, lo que es material, que “está en nuestro mundo”, es afectivo, puede afectar a una persona, y por el otro las ideas, que para ti serían necesariamente algo referencial, fijo, que se comunica de una persona a otra como una información, una orden o un “juego mental”, y que estarían en “el mundo de las ideas” al mejor estilo platónico (aunque vaya a saber uno dónde está ese mundo que no es el nuestro y cómo es que nos conectamos con él como por arte de magia). ¡Pero el pensamiento es completamente afectivo! ¡Los conceptos son afectos! Cito de nuevo a Deleuze (no como autoridad sino porque lo dice con una claridad de la que yo carezco): “…a cualquier concepto hay que preguntarle: ¿cuáles nuevos afectos me aporta? […] ¿a qué afectos está ligado ese concepto? y ¿qué es lo que ese concepto me hace percibir? Sub-entendiendo que yo no percibía antes de esa manera. En otras palabras, cualquier concepto es inseparable de un afecto y de un percepto… o de muchos.” (clase del 13/12/83). Esta división entre lo material y lo ideal o entre lo empírico y lo abstracto habrá podido estar muy vigente hasta el siglo XVIII, antes de Kant, pero después incluso las líneas de pensamiento más hegemónicas no tuvieron modo de seguir manteniéndola. En última instancia no importa que hables todo el tiempo del “mundo de las ideas” por un lado y “nuestro mundo” por otro, porque tú mismo cuestionas la separación, por ejemplo cuando le preguntas a Mattin: “¿Por qué esa separación mística entre las ideas que pululan por ahí arriba y la materialidad corporal? ¿No te das cuenta de que sólo se salva con una serie de dispositivos que focalizan la mirada y la percepción?” Pero es como que das un paso para salir y luego te vuelves a enroscar, ya que la separación no se “salva con una serie de dispositivos”, sino que la separación directamente no existe, no está ahí, no hace falta salvarla con nada. ¡Lo empírico es justamente lo más abstracto! Estoy seguro de que lo puedes ver. Si dejas de plantear esta separación, muchísimos problemas directamente se desplazarían. Principalmente el de la disgregación de las obras conceptuales (ya que la utilización de conceptos no sería entonces algo separado de la percepción), pero también ayudaría a poder pensar la posibilidad del lenguaje y el pensamiento como no referenciales. Caso contrario te quedas atorado en preguntas como la de “si se puede filosofar sobre todo”. No, no se puede filosofar sobre nada, porque no se filosofa “sobre”, del mismo modo que tú no haces música “sobre” algo. Le estarías cortando los brazos a la filosofía si la condenas a ser una mera reflexión sobre las cosas. Y lo mismo cuando planteas que “el arte existe para aquellos huecos oscuros para los que el lenguaje no es suficiente”, como si la función del pensamiento fuese echar luz sobre “las cosas” (parece la concepción iluminista de la razón; de nuevo volvemos al siglo XVIII). Al contrario, los conceptos e ideas con los que trabaja la filosofía no son de ningún modo referenciales. Tienen una entidad propia que afecta nuestro cuerpo directamente. Lo mismo pasa cuando te preguntas si el acto de filosofar “implica necesariamente y siempre un acercamiento u obtención de algo verdadero o válido”. No está nada mal que te lo preguntes si es que te lo necesitas preguntar, pero tampoco está mal recordar que desde hace más de cien años la idea de la filosofía como práctica que busca la obtención de algo verdadero se ha dejado de lado casi de forma unánime en provecho de otras formas de entender la filosofía, como lo puede ser la tarea de crear y articular conceptos, buscar lo impensado en el pensamiento, o miles de otras cosas (para nada abstractas, además, aunque no “remitan” a nada).

    Una última cosa: dices que más allá del tratamiento que una institución haga de una producción, “el carácter necesario de las piezas sigue ahí contenido”. Yo creo que el tratamiento que la institución en tanto aparato burocrático de saber y poder hace de la producción, justamente se ocupa de borrar el carácter de las piezas, hacerlas inofensivas, convertirlas en objeto. Una obra es un acontecimiento, es algo que pasa. Y eso que una obra puede hacer pasar es constreñido al máximo cuando la obra es “tratada” por la burocracia de los mecanismos institucionales (museos, academias, etc.). Este tratamiento no se basa solamente en crear discursos referenciales, sino que apela a una multiplicidad de herramientas puestas a trabajar en el mismo sentido, como por ejemplo los lugares en los cuales se confina la obra: la Mona Lisa no es lo mismo en el living room de mi casa que en el Louvre. No es la misma obra, a pesar de que imaginemos que ello es ello, evidentemente ello nunca es ello. Ello es en primera medida un acontecimiento, no un objeto.

    Bueno, no es mi intención entrar en discusiones. Si algo de esto te sirve, buenísimo, y sino pues nada.

    Muchos saludos

  52. Durán Vázquez Says:

    {{saludos}}

  53. Durán Vázquez Says:

    Saludos.

    Muy interesante esta polémica. Pero tengo una petición:

    Me gustaría que, por una vez en la vida, alguno de los que califican a tal o cual teoría económica como caduca se dignase a explicar porqué la considera caduca, pero alegando algo más sustancial que el simple paso del tiempo. ¿Acaso la teoría de Darwin está caduca por ser del siglo XIX? Lo mismo vale preguntarse sobre la teoría económica de Marx, que es tan científica como la de Darwin o como la teoría heliocéntrica, por ejemplo. Cada vez que escucho (o leo) a alguien decir que la obra de Marx es caduca, sé que con probabilidad estoy escuchando a alguien que, no sólo no tiene conocimiento de lo que habla, sino que además dice lo que dice para apuntalar sus convicciones interesadamente conservadoras (y que conste, digo esto desde el máximo respeto personal). Quizá me aparto demasiado de la temática de esta línea de comentarios, pero dejen que me explique.

    Sobre fenomenología y sobre materialismo dialéctico conozco bien poco: lo que estudié en mis años de adolescencia en el instituto. Sin embargo, siempre entendí que la fenomenología es una escuela de pensamiento con unos planteamientos que (aunque interesantes por toda la crítica que suponen contra el despreciable positivismo burgués) son tramposos. Reconozco que mis lecturas de autores fenomenológicos son mínimas, pero otro tanto podría decir acerca de los autores materialistas y/o marxistas. Y, en cualquier caso, siempre entendí la fenomenología como una huida hacia adelante, por eso digo que sus planteamientos son tramposos. Es decir que, hasta donde yo sé, la dialéctica materialista, y en particular el análisis científico que Marx hizo del capital, nos llevó a un punto de no retorno en el que la realidad de la historia (esa noción de la que todavía algunos reniegan) se nos presenta contundente, marcando el camino ineludible para resolver la situación de opresión en que nos encontramos desde la antigüedad. Pero el poder tiende a su perpetuación, por más razones que se le opongan y aún a costa de la dignidad humana.

    No hay crítica posible que desmonte la dialéctica materialista (o al menos nadie ha elaborado hasta ahora dicha crítica, por algo será). Lo más parecido a una crítica de la teoría de Marx que podemos encontrar durante el último siglo y medio son detractores (con más que evidentes intereses) que la impugnan en público mientras en privado la tienen como referencia de cabecera para mejor regir sus negocios. El síntoma más evidente de esta falta de crítica a la investigación de Marx y, por ende, de la podredumbre intelectual contemporánea, es la vuelta a las tesis económicas del primer capitalismo en la forma del así llamado Neoliberalismo (la mayor fuente de miseria que la humanidad haya conocido jamás, aunque desde nuestra perspectiva de ciudadanos de occidente esta afirmación pueda parecer exagerada).

    La fenomenología apareció, en mi opinión, como una huida hacia adelante, como un modo de pasar por alto la crítica a la obra de Marx y seguir camino como si nunca hubiese existido. Dicho de otro modo: la fenomenología quiere criticar el mundo pero sin adherirse al compromiso que supone la revolución. Y entonces dicen cosas como que una determinada teoría económica está anticuada porque pertenece a otro siglo (lo que no es más que un modo de evitar discutir dicha teoría), o dan a entender que es incoherente defender ciertas ideas mientras al mismo tiempo se bebe cocacola, argumento que no sólo es una tontería por lo que tiene de frívolo, sino que además busca apelar a cierto sentimiento de culpa que no tiene ningún sentido, salvo que uno sea adicto a la moralina más recalcitrante, muy al estilo de esa technofobia pseudoprogresista que afirma que la humanidad está condenada por hacer uso del saber (mitos de Pandora, Árbol de la Ciencia, Prometeo,…).

    Y puesto que soy crítico con la fenomenología, permítanme evitar suspicacias: también soy muy crítico con los supuestos “movimientos de izquierda”, como el clásico comunismo recalcitrante venido de la U.R.S.S. y que no era más que una forma de autocracia. Pero claro, ya sabemos por documentos que el bolchevismo en Rusia lo financiaron los mismos que financiaron a los nazis y al imperio Capitalista (ahí están los 20 millones de dólares que aportó Jacob Schiff a principios del siglo XX para la causa roja). Pero que quede claro que la manipulación que históricamente se haya hecho de la obra de Marx no implica que esa obra deje de tener validez. Hay que ser un poco más serios que limitarse a decir que una obra sea caduca porque ha pasado mucho tiempo.

    Ya digo que no soy estudioso de la fenomenología, ni de la economía política, ni de muchas otras cosas. Pero hasta donde he leído, de la obra de Marx me queda ese sabor de “revelación de los Reyes Magos”. La primera vez que, siendo aún niño, una compañera del colegio afirma como lo más normal del mundo que los reyes magos son en realidad los padres, causa una impresión desagradable: la impresión de descubrir aquello que secretamente, de algún modo extraño, ya se sabía. Se podría poner en cuestión lo que esa compañera dice, por supuesto, pero hace falta ser muy estúpido para ignorar el vértigo que recorre las entrañas y que no deja lugar a dudas: “es cierto… los reyes son los padres… tiene sentido”. Lo mismo vale decir para la teoría heliocéntrica. Yo no soy experto en astronomía y sin embargo entiendo bastante bien las explicaciones que dicen que es La Tierra la que gira alrededor del Sol, a pesar de que todos los días veo lo contrario. Y sin embargo, ¿quién podría llamarme crédulo? No es la credulidad, sino mi propia capacidad de raciocinio junto a mi experiencia vital las que me dicen cuál es la explicación más plausible acerca del heliocentrismo, los reyes magos o sobre la evolución de las formas ideológicas como trasunto de la evolución de las relaciones de producción: “[...] no es la conciencia de los seres humanos la que determina su realidad, sino, por el contrario, su ser social el que determina su conciencia[...]” (Karl Marx). Insisto, ¿qué hay en ésto de caduco?

    No debe ser casualidad que las mismas personas que sostienen la caducidad de una teoría económica en función de su antigüedad, sean también quienes más enérgicamente promueven debates estériles sobre el concepto ARTE. En un artículo que publiqué el pasado enero en la web del colectivo alg-a, escribí lo siguiente:

    “[...] Primero. Castellano “Arte”, del latín ars, artis, cuyo equivalente griego es la palabra techne (de donde se deriva la familia de palabras castellana técnica, tecnología, tecnificación, …). Ambos términos se refieren a la aplicación de determinadas reglas y procedimientos por medio de los cuales se realiza una actividad intencional (no una actividad cualquiera, sino aquella destinada a la consecución de un fin) consistente en la transformación de una realidad natural en una realidad artificial (“artificial”, literalmente arte facto, es decir, hecho por medio de arte/técnica).”

    “Así, tenemos el arte de los aviones, el arte de las cucharas, el arte de la pintura, el arte de registrar datos/ideas en un medio físico (escritura), el arte de observar, el arte de hacer que la gente se sienta cómoda, el arte de embaucar al prójimo, el arte de hacer figuras, el arte de diseñar llaves inglesas, el arte de construir llaves inglesas, el arte de elegir el palo más adecuado de entre todos los ciscados por el suelo para tomar la fruta del árbol,… Lo vemos: todo es arte si hay un ser humano actuando cerca. Es algo consustancial a la esencia humana. Nada hay en el ser humano que no esté imbuido de técnica/arte (y por tanto, también de cultura).”

    “Esta definición no forzada (e históricamente consecuente), disuelve y convierte en estéril cualquier cuestión acerca de la problemática sobre qué es y qué no es arte, o sobre qué es y qué no es “el” arte. El problema de la identidad del arte es una pura invención de la ideología burguesa enfocada a confundir por medio de las palabras. Es, por tanto, un arte burgués, una técnica burguesa. Como Orwell analizó certeramente, controlar una sociedad implica controlar su lenguaje, su idioma, su habla, para así controlar el pensamiento y la conciencia social de los individuos que forman dicha sociedad.”

    “Entonces queda claro que el arte no es la belleza, ni la expresión de la belleza, ni tampoco un sector del mercado industrial, ni una entidad social para que un parásito tenga un ministerio qué dirigir […] sino que puede ser todas esas cosas… y muchas más. Está claro que la definición que señalé al principio es mucho más exacta y al mismo tiempo más amplia y versátil como para que tengamos que estar perdiendo el tiempo con redefiniciones constantes y debates estériles que nada más buscan confundir para así manipular.[...]”

    “Lo que yo llamo la Creación Estética, es lo que la ideología burguesa contemporáneamente llama “Arte”. Cada una de esas designaciones corresponde a una forma de conciencia social distinta. Huelga decir que la designación burguesa es ilegítima por cuanto alberga en sus entrañas la conciencia alienante de la opresión por medio del engaño.[...]”

    “Vemos, por tanto, que [...] la relación entre arte y tecnología es de identidad absoluta, [...]”

    “[...] a la burguesía le interesa muy mucho delimitar los modos de producción para poder ponerles un precio exacto que sea traducible en una cantidad de oro (o cualquier otro bien dinero). Por eso la burguesía no quiere ni oír hablar de que todo ser humano es un artista, o que cualquier creación humana es arte, porque, entonces, ¿como justificaría su pomposo mercado del “arte” (en el sentido burgués del término), con cuyas cifras elevadas puede traficar más fácilmente el producto del trabajo de la clase obrera? Evidentemente, es mucho más fácil blanquear un millón de euros en la forma de “una pintura de un autor importantísimo”, o como un trozo de piedra antigua “de valor arqueológico e histórico” (siempre esas grandes, brillantes palabras de cara al público), que en la forma de una flota de camiones difíciles de esconder o como una finca imposible de trasladar.”

    Hasta aquí la cita. Entonces, tampoco debe ser casualidad que las mismas personas que defienden la caducidad de una teoría económica en función de su antigüedad y que promueven debates estériles, sean al mismo tiempo personas que defienden una idea del “arte” elitista, restrictiva y sí, esencialista. Pero claro, el lobo es mucho más eficaz cuando se disfraza de cordero, y por eso niega ser lo que está claro que es: esencialista en el sentido más contraproducente. Cuando Mattin afirma que cualquier tipo de esencialismo merece ser cuestionado hasta la saciedad, yo respondo: AAAAAMÉN!! Hasta donde mi vista alcanza, nadie ha afirmado en esta polémica que todo lo que tenga una cierta especificidad es esencialista. Lo que sí entiendo es que lo que aquí se está designando como “arte” no es en realidad nada ESPECÍFICO, con consistencia real.

    ¿¡Que Mattin se refiere a aspectos del arte que están en común con otras facetas de la vida humana y elude su especificidad!? Pues a lo mejor eso se debe a que el “arte” (en el sentido burgués del término) no es nada esencialmente distinto a cualquier otro aspecto de la existencia humana (por eso se dice que quien afirma lo contrario tiende al esencialismo). A lo mejor, esa “negligencia” de Mattin es un fiel indicativo de que no existe tal especificidad. Pero en fin, alguien que afirma que el arte es su trabajo, evidentemente tenderá a reforzar cualquier noción al nivel de la superestructura que sirva para diferenciar claramente lo que es arte de lo que no lo es. Comprensiblemente se entiende (pero no se comparte) que una persona reniegue de aquellas nociones que implican la disolución de conceptos en base a los cuales se procura sus medios de subsistencia. Pero pretender alumbrar un concepto tal como “artear” (buscando afinidades donde no las hay) es ya el colmo de la manipulación interesada, un ejemplo perfecto de aquello a lo que me refería en mi artículo cuando mencioné que el problema de la identidad del arte es una pura invención de la ideología burguesa que se sirve del lenguaje para manipular las conciencias conforme a sus intereses económicos.

    Tampoco debe ser casualidad que esas mismas personas que defienden la caducidad de una teoría económica en función de su antigüedad, que promueven debates estériles y que hacen distinciones elitistas, también consideren rancio el término “burguesa” como calificativo, cuando lo cierto es que vivimos en una sociedad burguesa en la que la conciencia de esa clase en particular es fuente de opresión. Quien afirma que ese término debiera estar ya superado como calificativo, ¿no será en verdad un burgués pretendiendo eludir la crítica para pasar desapercibido? Y por favor, entiéndanme, no se trata de atacar en lo personal a uno u otro individuo por su origen de clase, sino que más bien se trata de tomar conciencia de cómo las ideas de clase se nos inducen en el proceso de socialización. Mattin reconoce en esta polémica su origen burgués de clase media-alta y da a entender que la conciencia de clase es algo que no desconoce. ¿Por qué, entonces, otras personas se niegan a reconocer el carácter convencional y clasista de nuestras categorías sociales?

    Es claro que el “arte”, tal y como se concibe contemporáneamente, no existe más que en la conciencia burguesa. En todo caso, se trata de Creación Estética, y aún ésta no tiene una especificidad tan rotunda como para que a mí se me ocurra preguntarme el porqué de su praxis, cuando ni siquiera me pregunto porqué me levanto todas las mañanas. Debe ser que yo voy por la vida a tontas y a locas (tono irónico).

    Por las palabras de Héctor Rey me parece entender que en el arte conceptual hay mucha impostura pseudoprogresista que se presenta a sí misma como praxis revolucionaria. No sé si es correcto sintetizarlo así. Pero en eso yo estaría, hasta donde mi saber alcanza, bastante de acuerdo. Lo que no comparto son las afirmaciones tendenciosas y generalizadoras por las cuales el así llamado “arte conceptual” se ejemplifica como un disco que no hace falta escuchar. Ya el propio Mattin atacó este argumento simplista y tendencioso. Y líbreme dios de ejercer aquí de defensor ni de Mattin ni de nadie, que yo paso bastante de lo que se considera arte conceptual. ¡Pero vaya!, sí que en más de una ocasión me he topado con obras conceptuales, y algunas hasta me han aportado experiencias enriquecedoras (a mi modo de ver). Por eso pienso que no se debe confundir el hecho de que a uno le produzcan urticaria los trabajos que requieren de un texto añadido para su total comprensión, con el otro hecho de pensar que dichos trabajos sean en sí mismos dañinos por relegar el arte a una mera condición representacional. Esto es querer generalizar para justificar las propias opciones personales.

    ¿¡Que el arte conceptual es anodino!? Esto también es generalizar. En todo caso habrá que decir que es mayoritariamente anodino (y aún esto podría ser discutible), lo mismo que la mayoría de creaciones “fenomenológicas”, que son también bastante anodinas.

    “[...] la obra en muchos casos se constituye como una mera imposición por parte de quien la crea [...]”

    0_õ
    En fin… ¿acaso ésto sólo ocurre con el arte conceptual?

    […] Con saber de qué va la cosa, cuál es su intencionalidad, ya casi lo tenemos todo, sin necesitar expresamente escucharlo,[...] Muy bien, y ¿cuál es el problema? Yo contesto: el problema es que con esta forma de concebir el arte propia de los “conceptualistas”, a los burgueses se les pone muy difícil el comerciar los objetos. Por eso ahora, a los grandes propietarios les ha dado por el Neoliberalismo y esta fiebre actual de “PATENTITIS”. Porque es claro que en plena era digital y sin el invento de las patentes (hablando mal y rápido: poner precio a las ideas) el capitalismo ya habría sido superado como sistema de producción. Pero claro, a los pequeños y medianos burgueses les toca perder en este nuevo orden mundial de las patentes y por eso siguen aferrándose a las categorías burguesas precedentes, categorías que alimentan mitos entorno al significado del “arte” como ese tan manido de que “el arte existe para aquellos huecos oscuros para los que el lenguaje no es suficiente”. ¡Si esto no es un pedestal hecho de mierda…!

    Pero Héctor Rey dice que el problema es que […] la fenomenología de escucha que pueda tener dicho disco depende de forma inevitable de un texto sin el cual la experiencia no dista de ser aleatoria. Está en una posición jerárquica tan grande que sin él el enfrentamiento directo con el material es puramente banal. Asimismo, el enfrentamiento con el material, en una posición desfavorable en la citada jerarquía, no necesita ser experienciado de forma necesaria. […] Ésto me resulta confuso pero al menos alumbra en mí una sospecha: cuando Héctor Rey habla de fenomenología de la escucha no se está refiriendo a lo mismo que Francisco López. Parece que olvidamos el hecho de que los discos son obras de arte perfectamente válidas si suenan (en la medida en que estén en condiciones de funcionamiento y no estropeados) ya que para eso fueron concebidos. Si no suenan, no sirven. Lo mismo vale decir para el reproductor de discos: es una obra de arte válida si hace sonar los discos. Eso en cuanto al Arte y su fenomenología. En lo que se refiere a la Creación Estética (lo que la conciencia burguesa llama Arte), poco debiera molestar si el disco lo acompaña o no un texto. Más allá de ésto, lo cierto es que los únicos discos que he topado sin texto acompañante en los últimos 30 años son esos CD-r caseros que a veces uno se encuentra tirados por la calle y que tienen grabado el Éxitos del Verano de dos temporadas atrás.

    Pero vaya… que sí, cuando Héctor Rey habla de que “no necesitamos expresamente escucharlo”, sí se está refiriendo a la finalidad y a la completud de la pieza… aún cuando él lo niegue de modo enrevesado.

    […] este tipo de propuestas conceptuales y “de idea” contribuyen en cierto modo a la institucionalización del arte y al Poder, son el mayor favor para los y las críticas de arte que necesitan el verbo, lo discursivo, para poder llenar libros y catálogos [...]” ¡Vaya!, y ¿cuál es el problema? Lo que se suele entender por Arte (Creación Estética en lenguaje no burgués) hace el juego al poder desde mucho antes de la llegada del arte conceptual (desde siempre, en realidad). La creación fenomenológica ha servido a los mismos intereses, ¿o no? Luego, también en este punto se intenta generalizar.

    Me parece especialmente luminosa (e instructiva) la intervención de DiegoChamy en todos sus puntos. Estoy muy de acuerdo cuando, refiriéndose al reggaeton nigeriano, dice que:
    “Si logramos pensarlo de forma no referencial, entonces [...] el concepto más que ejercer un poder coactivo dispara toda una serie de lecturas y sensaciones que no están predefinidas, constituyendo algo que está lejos del “arte como una papilla que ya se ofrece machacada y digerida”.

    Y desde luego hago mías sus palabras cuando señala que Héctor pretende achacar a Mattin una defensa a ultranza del arte conceptual cuando eso no es, efectivamente, lo que podemos leer en esta polémica.

    saludos____________

  54. Hector_Rey Says:

    Hola, proletarios/as y pobres del mundo:

    Antes de empezar, me gustaría apuntar una cosa al comentario de Diego Chamy: has hecho una mala interpretación (supongo que no consciente) de lo que he dicho respecto a los dibujos infantiles. Cuando he hablado de la falta de consciencia que identifico en ciertos/as artistas ante algo que está ahí y que mueve todo el aparato de creación, de esa necesidad que hace el acto creador insalvable, he dicho que dicha necesidad está tanto en los dibujos de los niños como en cualquier pieza de arte contemporáneo. Si has leido todos los posts que he puesto, te recuerdo que toooooodo el tiempo he dicho que el arte es un esfuerzo de corporeización política, un esfuerzo que nace de las implicaciones implícitas de la forma. Así que, por favor, no me digas que los dibujos de los niños son pura política porque eso es precisamente lo que yo he dicho TODO EL RATO. Una corporeización política que no está en la representación sino que nace de la propia necesidad.

    ———————————————————

    Ya he dicho todo lo que tenía que decir, e insistir en ello me parece redundar más en lo redundante que yo ya soy por mí mismo. Por eso este texto va a ser corto y más conciso que los anteriores.

    He intentado ser educado -cosa que ya veo que no está muy a la orden del día por ciertos lares-, porque no me interesa en ningún momento una confrontación personal. Podría haber citado no uno, sino varios casos personales para ilustrar a lo que me refiero, pero ni me interesa ni me parece sano que varias personas se sientan aludidas. No creo que sea constructivo. Será que no me gusta demasiado señalar con el dedo, o será que soy un cobarde lanzando la piedra y escondiendo la mano. Pero ahora ya no me da la gana de ser tan educado.

    Qué casualidad que aquellos/as que parecen levantarse contra el supuesto/cómodo trasfondo burgués que desde una cierta lectura muy específica -y paranoica- de todas las prácticas artísticas podría entreverse a lo lejos… sean aquellos que no dudan poner voz en grito ante cualquier cosa que les pone en entredicho su credo, haciendo un pomposo y recalcitrante ejercicio de Ego que implica un blindaje perceptivo ante lo que cualquier otra propuesta pueda aportar.

    La religiosidad del arte conceptual y la religiosidad política unidas al ejercicio de la “lucha-por-el-ego” me parecen lo más esencialista, estratega y falto de pureza que he visto en mucho tiempo. Además de, en última instancia, un total y absoluto acto de fé, un ejercicio de autoconvicción que proviene más del esfuerzo externo por jugar un papel (“ser el más revolucionario de la Tierra”) que de aceptar algo que está ahí y hay quienes parecen tenerle miedo. La comodidad, autoconfianza y filiación a este u otro credo no sólo me produce náusea sino también bostezo. La intuición que tengo de que absolutamente NADA de lo que se haya dicho aquí os haya hecho pensar lo más mínimo fuera de vuestros fijísimos esquemas de pensamiento me resulta muy, muy peligrosa y sospechosa.

    Toda esta carga de artillería contra la consciencia de una necesidad, de algo que está ahí y de lo que YO NO TENGO LA CULPA, del impulso creador que también os lleva a vosotros/as a hacer vuestras cosas aunque lo repudiéis (no os creáis que estáis libres de ello) de la que he hablado todo el tiempo… me parece poco más que rabietas infantiloides de posibles artistas frustrados.

    Parece que no os habéis dado cuenta de que vuestra arma, tanto en el arte como en el debate, no es más que la dialéctica y su infinidad de posibilidades, su perpetuación hasta el infinito en pos del borrón de posiciones y direcciones interminables en el que cómodamente todos y todas parecemos tener razón. La dialéctica posmoderna que, personalmente, me parece peligrosa y pretenciosa. En tanto que todo parece ser justificable, racionalizable, todo puede tener miles de argumentos que lo fundamenten amén de millones de citas y argumentos de autoridad en pos de la ilusión de que TODOS TENEMOS RAZÓN, la dialéctica que tanto amáis se me hace fútil e insignificante. Una dialéctica, por cierto, muy propia del arte proyectivo. Pero no olvidéis que esta dialéctica sólo tiene carácter de imagen. Carácter de imagen y por tanto funciona como imagen, y como tal se queda insignificante ante eso que está ahí y parece que no queréis reconocer, no sé si por miedo o por qué.

    Podríamos encontrar una infinitud de argumentos y citas para supuestamente justificarlo todo, por lo cual me parece que entrar en esa dialéctica es algo no sólo absolutamente falto de rigor, sino extremadamente cómodo y en última instancia banal.

    No tengo ningún interés en reactivar una cruzada contra el post-estalinismo más reaccionario, pero simplemente me gustaría recordar que hay que ser MUY cerrado/a e inconsciente para dar políticamente tantas cosas por sentado. Sé de sobra que no podéis ser tan ilusos como para aceptar de manera tan finalista y, sí, ESENCIALISTA una determinada visión filosófico-económica (la marxista) a la que vosotros le estáis dando un carácter de PERPETUIDAD Y OMNIPOTENCIA. Esto me parece de locura. No sólo me parece un ejercicio de de soberbia, sino también y en mayor medida un ejercicio de comodidad que os evade sencillamente de la duda, del autocuestionamiento. Y, mayoritariamente, me parece que no trasciende de ser un mero y muy simple EJERCICIO DE DEFENSA DEL EGO: “Yo soy revolucionario y todo el mundo que no piense como yo es BURGUÉS, CAPITALISTA O SIMPLEMENTE UN ENGAÑADO”. Una vez más, el germen del Pensamiento Único, el fantasma de papá Stalin por ahí rondando. La falta de planteamiento por vuestra parte de que PUDIERA existir otro tipo de revolución, otro tipo de avance, otro tipo de propuesta que no sea la que ya está bien escrita, estática y llena de telearañas en las bibliotecas desde el siglo XIX, sino que planteara una verdadera discontinuidad… me hace pensar que es simplemente una cuestión de miedo. Miedo, y así funciona la psique ante la amenaza que pone en duda la integridad: “TODO LO QUE NO ES COMO YO ES PELIGROSO”. La misma sistemática ya citada, con palabras más técnicas, del arte conceptual: AFIRMACIÓN TAJANTE QUE, A MODO DE IMPOSICIÓN, APLASTA LA SUBJETIVIDAD.

    Muy bien, seguid tan seguros de vosotros mismos con esa dialéctica de “2+2=4, ergo tengo razón”. Sólo os doy un consejo personal:

    NO CREÉIS NUEVOS AMOS.

    Saludos,

    Héctor.

  55. Hector_Rey Says:

    También me gustaría recordar que existe la homonimia, la relación entre palabras con la misma grafía y estructura fonética y significados totalmente diferentes. Es más, aún por encima de la homonimia existe algo más obvio: las diferentes acepciones de una misma palabra (ojo, palabra).

    El no ser consciente de las diferentes acepciones de una palabra y del hecho de que dichas acepciones pueden tener, y de hecho tienen, significados muy diferentes y NO EQUIVALENTES entre sí me parece un problema gordísimo no sólo desde la argumentación discursiva sino, ante todo, desde la lingüística. Y, en última instancia, tejer dichos conceptos desde una confusión enorme que parece no tener en cuenta la citada diferencia, me parece enormemente oportunista.

    Saludos,

    Héctor.

  56. Durán Vázquez Says:

    Buen día.

    Insisto:

    Me gustaría que quien califica determinada teoría económica como caduca, explique porqué la considera caduca, pero alegando algo más sustancial que el simple paso del tiempo.

    Tenemos, a lo largo de la historia, diversas teorías económicas que han sido críticamente desmontadas de forma sucesiva. Esto no ha ocurrido todavía con la teoría del capital.

    Pero me temo que aquí no voy a obtener las respuestas que busco. Debe ser que esta polémica no trata sobre economía (sin embargo se mencionó a Marx, y por un momento pensé que quienes lo mencionaban podrían aportar algo sobre su obra que yo desconocía).

    Por cierto, muy al contrario de lo que Mattin sugiere, y hasta donde yo sé, el capital no se ha tambaleado jamás. Y desde luego no se ha tambaleado recientemente. Todo el lamentable espectáculo al que estamos asistiendo es una cadena de sucesos científica, intencionada y maliciosamente orquestados para llevar un paso más allá el proceso de concentración de capitales supranacionales (se pueden señalar indicios más que suficientes para sostener estas afirmaciones). Concentración de capitales que, por cierto, la propia teoría del capital ya advirtió en una época en que el capital estaba aún muy lejos de alcanzar tal desarrollo. Entonces, ¿cómo fue que Marx y otros predijeron, con precisión milimétrica, que ocurriría lo que exactamente ocurrió con posterioridad y que sigue ocurriendo? Pues del mismo modo que se puede llegar a conocer la existencia de un planeta sin tener experiencia empírica del mismo: con la aplicación del método científico, el saber racional aplicado. Si ésto no es una prueba del buen sentido de Marx y otros investigadores, entonces debe tratarse de un caso de excepcional “casualidad”. Pero yo tiendo a considerar que se trata más bien de lo primero.

    Invito, a quienes estén dispuestos/as a “poner en entredicho su credo”, a que lean la serie de artículos sobre la crisis de 1929 que estoy publicando en la web de alg-a:
    http://www.alg-a.org/La-crisis-de-1929-y-la-esclavitud

    Señor Héctor Rey, reitero mi máxima convicción de escribir desde el más absoluto respeto y sin ninguna intención de ataque personal o individualizado. Pero en base a esa misma convicción, debo comunicarle también que lo que usted escribe en esta polémica ofende a la inteligencia humana, empezando por la posición prepotente que usted adopta mientras que, paradójicamente, habla del blindaje perceptivo que afecta a los demás. Huelga decir que lo que aquí escribo son mis opiniones muy personales e intransferibles… pero opiniones fundadas. No tengo por costumbre hablar por hablar… salvo quizá cuando tengo una birra capitalista entre pecho y espalda, pero no es el caso ahora.

    También aprovecho para recomendar la lectura de un libro que me parece importantísimo (desde luego a mí me ha aportado más que ningún otro trabajo literario que pueda recordar) y que trata muchos de los temas que han aparecido en esta polémica:
    http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/general/FreirePedagogiadelOprimido.pdf

    Se trata de “Pedagogía del oprimido”, ensayo escrito por Paulo Freire. Precisamente en el capítulo tercero, Freire explica lo siguiente, a propósito de los conceptos de “situación límite” y los “temas generadores”:
    “[...] De un modo general, la conciencia dominada, no sólo popular, que no captó todavía la “situación límite” en su globalidad, queda en la aprehensión de sus manifestaciones periféricas a las cuales presta la fuerza inhibidora que cabe, sin embargo, a la “situación límite.”[...]”

    (Aconsejo la lectura del ensayo a quienes quieran profundizar en estos conceptos y así conocer a qué se refiere exactamente el investigador brasileño.)

    Y, reveladoramente, a pie de página incluye una nota sobre este punto, donde dice:
    “[...] Esta forma de proceder se observa, frecuentemente, entre [personas] de clase media, aunque en forma diferente de aquella que se manifiesta en los campesinos. Su miedo a la libertad los lleva a asumir mecanismos de defensa y, a través de racionalizaciones, esconden lo fundamental, recalcan lo accidental y niegan la realidad concreta. Enfrente de un problema cuyo análisis remite a la visualización de la “situación límite” cuya crítica les incomoda, su tendencia es quedar en la periferia de los problemas, rechazando toda tentativa de adentramiento en el núcleo mismo de la cuestión. Llegan inclusive a irritarse cuando se les llama la atención hacia algo fundamental que explica lo accidental o lo secundario, a lo cual le están dando un significado primordial.[...]”

    En cuanto al arte conceptual… les pido disculpas si quizá desvío el tema de discusión.

    un abrazo__________

  57. iker Says:

    Vaya tochazo. El concepto no lo quitaremos nunca pero me parece tan válido el 4,33 de Cage como la libertad creativa improvisadora de Art Ensemble of Chicago y considero que en las dos opciones o una en realidad reside la comunicación e interacción creativa.

  58. iker Says:

    y por supuesto revolucionaria

  59. iker Says:

    aunque manejamos elementos conceptuales representables por palabras o notación musical una partitura o el concepto de una obra tipo 4,33 no llegan a expresar lo mismo que la obra cuando es interpretada, por lo tanto no olvidemos que ahora manejamos palabras.

  60. iker Says:

    no quiero que se malinterprete y no es por menospreciar todo el trabajo que habéis hecho, y sobre todo sin haberlo leído entero. Pero creo que es más fácil acercarse con palabras a tendencias más conceptuales, porque algunos conceptos son representables con palabras pero siempre queda una parte de la música que se representa con notación musical y donde el lenguaje no puede acercarse tanto. Y me parece una diferencia casi insuperable, por lo menos para un mortal como yo que no maneja tan bien los idiomas.

  61. Dario Moratilla Says:

    Mattin es mitin

  62. Dario Moratilla Says:

    Mattin es mitin
    Anti-copyright para todo no solo para la musica

  63. Eneka Says:

    ¿para qué por ejemplo?

Leave a Reply