[El Pais, 24/03/2008]
Un pitido contra los gamberros
Polémica en el Reino Unido por un aparato para ahuyentar a los posibles vándalos que emite un zumbido sólo percibido por los menores de 25 años
Para un joven español, un mosquito es un insecto muy molesto que suele atacar en las cálidas noches de verano. Para un joven británico, un mosquito es un aparato que emite un sonido de baja frecuencia que sólo pueden oír los menores de 25 años y que se ha convertido en el artilugio de moda para combatir a los gamberros. Aunque los pequeños comerciantes de los barrios más conflictivos del país es tan encantados con el invento, los jóvenes se quejan porque el zumbido no distingue entre buenos y malos, entre gamberros y educados.
El Comisionado para la Infancia de Inglaterra, el profesor sir Albert Aynsley-Green, su homóloga escocesa, Kathleen Marshall, y la directora del grupo de derechos Liberty, Shami Chakrabarti, se han sumado a una campaña para forzar la prohibición del Mosquito, pero el Gobierno ha salido en apoyo de un artilugio que ya fue respaldado por el Ministerio del Interior.
“Estos utensilios son discriminatorios y tienen en su punto de mira a todos los niños y jóvenes, incluidos los bebés, sin distinguir su comportamiento. Ese tipo de medidas demonizan a los niños y a los jóvenes, creando una poderosa línea divisoria entre los jóvenes y los mayores”, argumenta Aynsley-Green. “No tienen ningún lugar en una sociedad civilizada”, opina Chakrabarti. “Los mayores también se emborrachan y se pelean”, protestan los jóvenes. “Lo oigo cuando desde la cama pero no me atrevo a decírselo a mis padres porque no lo oyen y no me creerían”, se queja un niño que vive sobre una tienda con el zumbidor.
“Aunque lo prohíban, yo seguiré utilizándolo”, desafía Robert Gough, dueño de un supermercado de Barry, en el sur de Gales, y el primer comerciante que instaló un Mosquito. “Es absurdo comparar los abusos que han sufrido mis empleados con los efectos del Mosquito; no es más que un ruido que molesta”, argumenta Gough. Su gremio le respalda a él y a los otros 3.500 comerciantes que lo utilizan: “Apoyamos el uso del Mosquito como último recurso”, ha declarado James Lowman, director Asociación de Tiendas de Conveniencia, que agrupa a 33.000 tiendas locales por todo el país. “Sin aparatos como éste la vida sería más dura para los comerciantes con problemas”, explica.
Al Gobierno tampoco le ha temblado el pulso. Cuando la campaña contra el aparato encontró eco en los medios de comunicación, Downing Street hizo pública una nota: “Las alarmas Mosquito no están prohibidas y el Gobierno no tiene planes para prohibirlas”, arrancaba. “Obviamente, nadie querría tener que utilizar aparatos de ese tipo y debe ser el último recurso”.
La compañía que fabrica y distribuye el Mosquito, Compound Security Systems, se ha blindado con estudios que demuestran que el aparato no es dañino para la salud, aunque el zumbido es molesto, y con dictámenes que aseguran que su utilización no supone una violación de los derechos humanos de los niños. A pesar de que los mayores lo combaten en su nombre, los críos han encontrado una manera de disfrutar del zumbido. “Se lo están descargando como ringtone en sus móviles”, explica Howard Stapleton, su inventor, entrevistado por teléfono. “Si me pagaran el 5% por derechos que estipula la ley, en estos momentos estaría en las Bahamas en lugar de estar hablando con usted”. Algún día estará en las Bahamas, seguro. “Quizás sí”, dice, “pero más que por el Mosquito será por un sistema de vigilancia que estamos a punto de lanzar y que va a revolucionar el sector de seguridad”.
¿Cómo tuvo la idea?
El inventor del Mosquito, Howard Stapleton, recibió en 2006 el Ig Nobel, una parodia de los Nobel creados para premiar la ciencia popular, “aquellos inventos que primero nos hacen reír y luego nos hacen pensar”, por su invención del Mosquito.Stapleton decidió hacer algo cuando su hija de 14 años fue asaltada por unos gamberros. La idea original la tuvo a partir de su propia experiencia. De niño, acompañó a su padre a la fábrica que dirigía y al poco de entrar en una habitación junto a un grupo de adultos tuvo que salir porque no podía aguantar el ruido. Los adultos se extrañaron de su marcha: ellos no lo oían. Era el zumbido que emitían las máquinas que había allí, “pero los empleados nunca se habían quejado ni se protegían los oídos”, explica por teléfono. Ingeniero electrónico, Stapleton es el consejero delegado de Compound Security Systems, fabricante del Mosquito. Desde que ha estallado la polémica, las ventas se han disparado. “La ventaja es que antes, cuando llamabas a una empresa para pedir presupuesto sobre componentes, tardaban semanas en contestarte. Ahora se pone al teléfono de inmediato el consejero delegado”, explica entre carcajadas. “Mi padre dice que tendríamos que enviarle una botella de whisky a los defensores de los derechos de los niños porque nos han hecho una campaña de publicidad increíble. Es cierto que lo importante es que hablen de ti aunque sea mal”.