Ruido diario #109
Domingo, Agosto 7th, 2011Ruido, s. Hedor en el oído. Música sin domesticar. El producto principal y el signo que autentifica nuestra civilización.
Ambrose Bierce. El diccionario del diablo.
Ruido, s. Hedor en el oído. Música sin domesticar. El producto principal y el signo que autentifica nuestra civilización.
Ambrose Bierce. El diccionario del diablo.
remember ondrogs?
Musikari bati laneko zaratagatik entzumena galdu duela onartu dio legeak
Gizarte kontuak eraman ohi dituen Donostiako Auzitegiak EAEko Orkestra Sinfonikoko biolinista bati arrazoi eman dio. Laneko zaratagatik hipocusia edo entzumenaren galera zuela salatu zuen, eta ordainetan, lantokiak 2.990 euro ordaindu beharko dizkio.
krisi garaiotan 3.000 €tan kotizatzen al du isiltasunak?
En esos comedores donde el bullicio es constante, la música que odian los talibanes resulta menos chocante. Los comensales más que saberse las letras, memorizan cada centímetro cuadrado de los cuerpos prohibidos. Hombres que babean; hombres que obligan a sus esposas a esconderse en un burka y no salir de casa sin permiso. Con tanto movimiento de caderas y tanta cara varonil desencajada, no es de extrañar que los talibán arremetieran contra la música, no ya por extranjera o estridente, sino por ser obra del mismo diablo.
A los Talibanes no les gusta la música
“La música tiene también un aspecto muy agresivo de autoafirmación de la colectividad que pide —como cierto caudillo alemán— “espacio vital” en detrimento del espacio ajeno. La música es una sustancia peligrosa, y la cuestión de la dosis es aquí oportuna. Tiene algo de infernal, ha de usarse con cuidado.“